—¿Qué temperamento cree usted tener?
No lo sé. Francamente: no lo sé. Desgraciadamente, no he llegado al nosce te ipsum. Son los demás, mis amigos, mis amigas, todos aquellos con quienes me trato, los que suelen ayudarme a ver muchos de mis rasgos espirituales…
—¿Cuál es su mejor cualidad?
La sinceridad.
—¿Su defecto mayor?
Sonrióse el poeta y subrayando sus palabras con un gesto tan expresivo que de por sí lo decía todo, contestó:
Tengo tantos, que no sé cuál puede ser el más grande…
—¿Qué cualidades prefiere usted en el hombre?
La sinceridad y la perseverancia.
—¿Y en la mujer?
La sinceridad y la fidelidad.
—¿Es usted supersticioso?
No, aunque he advertido que en todos los acontecimientos de mi vida —felices o desagradables— ha tenido siempre una gran influencia el número 7…
—¿En qué época de la historia desearía haber nacido?
Estoy contento de haber nacido en mi época. Cada hombre nace en la época que le conviene. El Destino no se equivoca.
—¿En qué país desearía vivir?
Donde más me quieran.
—¿Cuál es el poeta que prefiere?
Aquel que traduce, en un momento determinado, con más claridad, un estado interior análogo al mío.
—¿Qué personaje histórico admira más?
Si usted variara un poco su pregunta; si la pregunta no hablara de un “personaje”, yo le contestaría que después de Cristo admiro a San Francisco de Asís…
—¿De qué día guarda usted el más grato recuerdo?
No he encontrado en mi vida un solo día del que no guarde un recuerdo grato, porque sé extraer de cuanto ellos nos ofrecen todo lo bueno, todo el oro que nos traen.
—¿Cuál es su deporte favorito?
La esgrima, aunque en un poeta resulta un poco agresivo… En resumen: la esgrima, sin veleidades agresivas de ninguna especie.
—¿Qué es lo que usted considera principal factor de triunfo en la vida: la inteligencia o la voluntad?
La voluntad, en sus funciones de perseverancia.
—El sentimiento, ¿es factor de victoria o de derrota?
En mí, ha sido factor de victoria. ¡Yo no soy más que un viejo sentimental!
—¿Cuál es la edad del amo?
¡Todas!
—¿Cree usted en la felicidad?
¡Sí, sí! ¡Cómo no voy a creer en la felicidad!
—Para obtenerla, ¿es indispensable el oro?
¡No, no!
ÁSS