El escritor nicaragüense Sergio Ramírez definió al español como una "lengua de transgresión incesante" por el contacto de lenguas entre esta y las "lenguas europeas, americanas y africanas".
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Durante la cuarta sesión plenaria sobre "Lengua e interculturalidad" celebrada en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, el escritor hizo un recorrido por diferentes escritores americanos y analizó cómo han influido las lenguas amerindias en sus producciones.
"La escritura magistral del Inca Garcilaso —destacó—, no podría existir sin el quechua, lengua materna donde se arraiga, capaz de darle al español nuevas y distintas sonoridades, pues escribe desde la lejanía peninsular donde busca su otra mitad".
Continuó explicando que "Sor Juana es el barroco americano: mestiza en la lengua y criolla de nacimiento, que conoce tanto el latín como el náhuatl que insertaba en sus juegos verbales […]. No habría Miguel Ángel Asturias sin las palabras mayas en que amamantaba su prosa; ni César Vallejo ni José María Arguedas sin los hondos subterráneos del quechua; ni Augusto Roa Bastos sin la dulce sonoridad del guaraní".
"El español —concluyó— es una lengua que va de un lado a otro. Una lengua sin descanso que toma lo que puede de donde puede y no se asusta nunca de su naturaleza híbrida que vive del atrevimiento […]. Una lengua viral que rompe las fronteras de manera agresiva, que es una y diversa y nos identifica en su asombrosa multiplicidad en una lengua".
En la misma sesión, Juan Gil, académico de la Real Academia Española (RAE), destacó las dificultadas para la adquisición de una nueva lengua, pues "la fonética del castellano en el siglo XVI, era mucho más rica que la del castellano actual, pero seguía careciendo de fonemas que poseían las demás lenguas de la Península Ibérica, como la v, confundida con la b, o la s inicial de palabra, pronunciada siempre con el apoyo de una vocal protética".
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