La voz en coro hiere. Se trata sólo de tres hombres y una mujer que sentados en la sala de la casa de Higinio Chavarría, comienzan a explicar los cantos agrícolas que les oyeron a sus abuelos, padres y hermanos.
No faltó entonces la muchacha que, atrevida, lo aprendiera y hoy lo enseña a través de los talleres virtuales llamados Semilleros Cardenches donde se comparte la clase para aprender las distintas voces.
Con más de 4 mil seguidores en sus redes sociales, bastó un pequeño tripié para colocar el celular y prender la cámara. Así transmiten sus clases en vivo a través del Facebook Live desde el ejido Sapioriz, ubicado en el municipio de Lerdo, Durango, a sólo 40 minutos de la ciudad de Torreón.
Renovarse o morir en el intento
Así reaccionan los integrantes de Los Cardencheros de Sapioriz, agrupación que ahora es vista en cualquier rincón del planeta. Basta tener a un músico interesado o un fan que no se evada a través de historias de amor y desamor orquestadas, pues se trata de un canto limpio, a capela. Las voces con un gran poder, logran conmover. Algunas veces hasta el llanto.
“Esto es algo nuevo para nosotros y yo creo que todo mundo se está acomplando por la pandemia, no nada más los Cardencheros. En todos los sentidos y en todos los ámbitos, las clases en línea y las redes sociales tienen un auge muy importante y ya nosotros estamos ahí y ya nos acostumbramos".
“Nosotros nos sentimos muy a gusto dando nuestra clase; pongo mi celular, me pongo atransmitir a las seis de la tarde los viernes y empezamos. Damos la bienvenida y comenzamos a platicar y trabajamos una cardencha por sesión; desmenuzamos la letra y la forma de cantarla”, cuenta Higinio, el más joven de la agrupación.
Sentado junto a Ofelia Elizalde, Guadalupe Salazar y Fidel Elizalde, Higinio explica que durante noviembre y diciembre pasado, las clases fueron sobre canciones de pastorela, bimestre en el que compartieron los cantos a cardenchados porque el interés es real, existe, y son los jóvenes en varios estados del país los que pretenden aprender.
Incluso al cierre del año anterior presentaron un disco de pastorela en la Casa de la Cultura en Gómez Palacio, Durango, con el apoyo de la Unidad Regional de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas. Allí invitaron a cuatro alumnos que cantaron con ellos en el escenario.
Al concierto llegó gente de Morelia, Michoacán, de Culiacán, Sinaloa, de la Ciudad de México y del Estado de México. Aseguran que no hubo mucha concurrencia pero ahora comparten sus presentaciones por internet.
“Estamos usando la estrategia porque es lo de hoy y hay que aprovecharlo y hacerlo. Si no te quedas atrasado”, sentenció don Guadalupe quien acotó, “vamos a continuar dando las clases por internet pero ahora canción cardenche, ya no la pastorela. Vamos a trabajar así todo este año”.
La pandemia alejó a todos los músicos de sus foros y escenarios. Ellos no han sido la excepción. Pero al arrancar el año han visualizado la posibilidad de hacer una gira y aprovechar las estancias en otras tierras para realizar talleres y compartir su arte.
Es don Fidel quien reconoce que a pesar de tener audiencia y público en el extranjero, los gobiernos locales no los consideran en sus programas culturales.
“Nosotros pertenecemos al municipio de Lerdo, pero aquí no nos han ayudado, hemos tenido muy poca colaboración. Hay muchas cosas en las que pudieran ayudarnos, simplemente si a nosotros no se nos apoya monetariamente pues de perdis al Recinto del Canto Cardenche porque esto lo hizo la Universidad La Salle. Antes recibimos el apoyo de Gómez Palacio con la alcaldesa Rocío Rebollo, que no fue mucho pero fue de buena voluntad”.
A reinventarse
Renovarse. Innovar. Colaborar. Conceptos que mantienen como una puerta abierta a la posibilidad de trabajar con otros artistas. Después de participar en los filmes de Marta Ferrer (A morir a los desiertos) y Ana Bárcenas (Canciones de amor y desprecio), ellos se adaptan a los nuevos tiempos.
Fue así como fusionaron su canto con el hip hop de Efekto Alakrán. Y el resultado le dio la vuelta al mundo al ser parte del soundtrack del primer documental referido. Pero se requiere que el género, es decir, el cardenche, sea reconocido como un género nacional, de la misma forma que lo es el son jarocho, el mariachi, los corridos o los huapangos.
A CDMX y al extranjero
El trabajo para lograr el reconocimiento no termina y Los Cardencheros de Sapioriz continúan en movimiento. La popularidad de pronto los alcanza aunque no tengan presentaciones y es don Fidel quien comentó, así como los raperos gomezpalatinos, hay muchos artistas que tienen inquietudes y mezclan el cardenche con sus géneros, buscando la fusión en el arte.
“Hay artistas populares y profesionales que hacen otras cosas, que conocen el cardenche y les inspira para su arte y lo que están haciendo. Tenemos visitas todo el año y a veces hasta nos queremos esconder… Vinieron de Vicente Suárez, aunque esta gente ya está en Tamaulipas. Nos siguen por internet. Nos dicen que nos ven seguido, que nos han seguido. Mucha gente tiene la inquietud de venir a conocernos, como que se les hace medio curioso”.
Con los Semilleros del Cardenche, obtuvieron recursos a través del FONCA. De esta forma se mantienen en línea ofreciendo clases. Incluso ya han tenido invitaciones de Guadalajara, Hermosillo, la Ciudad de México y una al extranjero. No ofrecieron detalles porque el comportamiento de la pandemia puede frenarlo todo.
“Queremos que la gente cante porque es justo y nuestro sueño es que un día el canto cardenche sea reconocido como un género musical mexicano, como lo es el son jarocho, el mariachi, la chilena, los huapangos. ¿El canto cardenche, por qué no? Tenemos derecho y entonces debemos trabajar por el reconocimiento. En México está el coro acardenchado. Hay gente que canta en Guadalajara, en Chihuahua, Monterrey, Guanajuato y Michoacán”, refirió Higinio.
En Sapioriz la tradición no ha muerto, pero son pocos los intérpretes. Los jóvenes deben sostener hogares y para ello trabajan en maquiladoras, como maestros o en grupos de música norteña. La idea entonces es que el canto eche raíces en otras regiones del país.
“Ahora con el taller se debe tomar a esa gente y exhortarla a que hagan sus grupos, que canten y lo divulguen igual que nosotros. Aquí los muchachos o andan en conjuntos, otros emigran a los Estados Unidos. Nosotros estamos prestos a la hora que se nos indique aunque el Cardenche no sale de diario. A veces nos invitan y otras no y pos ellos tienen sus familias, los chamacos, los músicos de Sapioriz que se dedican a los bailes”, dijo don Fidel.
Este canto se viste además con voces femeninas porque estos hombres no tienen empacho ni se limitan. Pero las muchachas y los muchachos no quieren cantar porque los invade la pena. Se piensa que es un canto de viejitos, o que comulga con la religión. Higinio dice que eso es real porque también la cantan a los difuntos en los sepelios. Pero aún así, sin ser un canto para divertirse, sigue siendo atractivo culturalmente.
“Antes nos tocó escuchar que decían: ‘Vámonos ya, van a cantar. Cantan triste’, pero entendieron el valor que tiene cuando nos dieron el premio a nivel nacional cuando Ernesto Zedillo (Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares). Fue cuando se hicieron los grupos, venían de la Casa de la Cultura y no salíamos de las difusoras. Valió la pena hacer oídos sordos a lo que hablaban y decían, verdad, porque sabíamos que ya habíamos sido reconocidos”, acotó don Fidel.
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