Hace 45 años, el 11 de septiembre de 1973, el presidente de Chile, Salvador Allende, fue derrocado en medio de un golpe de estado militar encabezado por el general Augusto Pinochet, y se suicidó disparándose en la barbilla con un fusil. En este aniversario, recordemos algunas de sus mejores frases.
Allende fue electo en 1970 y debía permanecer en la presidencia hasta 1976. Después del golpe de estado —orquestado con ayuda de Estados Unidos y de la CIA—, Pinochet instauró una dictadura represiva que asesinó, desapareció y torturó a decenas de miles de chilenos.
El día del golpe de estado, aún con explosiones y disparos en el fondo, Salvador Allende pronunció su último discurso hacia el pueblo chileno a través de Radio Magallanes, en el que habló de su amor por Chile y de su fe en el futuro.
"Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria", fue una de las conmovedoras frases que integran este discurso.
El presidente remató: "Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que por lo menos será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición".
Las gafas de Salvador Allende, encontrados tras el bombardeo en el Palacio de La Moneda, se han convertido en un símbolo de la permanencia de Allende, junto con un grupo de frases que, de alguna manera, resumen su ideario filosófico y político:
"Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo".
"Sin tener carne de mártir no daré un paso atrás… No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo".
"El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse".
"Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica".
"Nuestra victoria fue dada por la convicción, al fin alcanzada, de que sólo un gobierno auténticamente revolucionario podría enfrentar el poderío de las clases dominantes".
"Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido. Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino".
"La historia es nuestra y la hacen los pueblos".
FM