Salvar a los libros y al pensamiento, la tarea del Hay Festival Cartagena

Los temas abordados fueron bienestar, democracia, emergencia climática, igualdades y, en especial, la importancia de las historias para tratar de entender y explicar nuestro tiempo.

La escritora Irene Vallejo, una de las protagonistas del encuentro, en una charla sobre la importancia de las bibliotecas. (Twitter: @hayfestival_esp)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

La celebración a la palabra, al pensamiento, se desarrolla a lo largo de una semana: a diferencia de otros encuentros que se desarrollan en distintas partes del mundo, en Colombia el Hay Festival tiene unas características muy especiales: comienza en Jericó, pasa por Medellín y termina en Cartagena de Indias.

“Toda esa humanidad que se mueve, que se encuentra y al final compone una cadena misteriosa a lo largo de los siglos, salvando libros, protegiendo palabras”, como diría la gran protagonista de esta reunión, la española Irene Vallejo, se volvió a ver en esta ciudad caribeña.

Durante dos años perdimos los encuentros presenciales, reconoció Juan Villoro, un convencido de que, gracias a ello, se puede valorarlos más que nunca, no es lo mismo escribir a solas que tener la constancia de que existen lectores: “un libro cerrado no es una obra de arte. Se convierte en ello cuando alguien lo interpreta. Estar en una reunión como el Hay es darse cuenta que la literatura tiene un destinatario, quien completa la obra”.

En tiempos pandémicos fueron pocas las ausencias forzadas: la más notoria, la del Premio Nobel de Literatura Wole Soyinka, aunque hubo muchas más que se pensaban presenciales y que terminaron por ser a distancia, como la de Rodrigo García Barcha o la del nicaragüense Sergio Ramírez.

Sin embargo, por estas calles históricas pasaron en cuatro días Jonathan Franzen, Djamila Ribeiro Brigitte Baptiste, Anne Boyer, Adela Cortina, Carmen Maria Machado, Pilar Reyes, Juan Gabriel Vásquez, Leonardo Padura, Camila Sosa Villada, Raúl Zurita, Juan Villoro o Irene Vallejo; la columnista de MILENIO se convirtió en una protagonista, no sólo por la agenda que debió cumplir entre conferencias y entrevistas, sino porque su libro, El infinito en un junco, era mencionado a cada tanto por muchos de los invitados a esta fiesta.

Ideas e inspiración

Los temas abordados fueron bienestar, democracia, emergencia climática, igualdades y, en especial, la importancia de las historias para tratar de entender y explicar nuestro tiempo, dentro de un relato que no se detiene, donde “el lector pueda leer como su propia historia y descubrirse como uno más: necesitamos proteger nuestras mejores ideas y nuestros mejores relatos”, decía Irene Vallejo en una de sus charlas.

“El Hay Festival crea encuentros de ideas para inspirar, para examinar el mundo en que vivimos y para entretener”, comentaba por su parte Cristina Fuentes La Roche, directora internacional del Hay Festival, para quien resulta muy importante no sólo celebrar a la buena literatura, “sino también presentar temas interesantes a los retos que tenemos como sociedad”.

“Creamos espacios de encuentro para potenciar el pensamiento, el intercambio, la conversación. Es justo a través del pensamiento, la literatura, el arte, la ciencia, que la humanidad ha comenzado a pensar nuevas posibilidades de cara al futuro”.

En medio de una pandemia que no se acaba de ir, se anunció en Cartagena de Indias una nueva edición del Hay Festival en Querétaro, a desarrollarse del 1 al 4 de septiembre, ya con la idea de hacerlo presencial, pero sin olvidar las posibilidades que lo digital ha dejado para los encuentros en el futuro: desde 2020, debido a esta coyuntura, se realizó una versión híbrida del Hay Festival Querétaro, “que llegó a miles de personas y se convirtió en una verdadera ventana al mundo”.

Un Hay distinto, incluso entre lectores que se apropiaban de los espacios, pero también una apuesta esperanzadora, en palabras de Cristina Fuentes La Roche: la esperanza de darle la vuelta a una realidad para propiciar no solo el diálogo, sino el reencuentro entre los creadores y una sociedad de lectores, anónimos por lo general.

Procesos creativos

Uno de los espacios más íntimos y personales del Hay Cartagena fueron los clubes de lectura, dentro del mismo Centro de Convenciones: allí, por ejemplo, Leonardo Padura habló del proceso de escritura de Como polvo en el viento, en especial del sentido que tienen las novelas policiacas en su propio proceso.

"Las novelas policiacas las empiezo a escribir: en un momento mato a alguien, sigo escribiendo y, al final, pienso en el asesino, porque no me interesa tanto quién mata a quien, sino el contexto. Todas mis novelas policiacas son más sociales que policiacas, de la Cuba contemporánea y de la ciudad de La Habana".

PCL​

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