La ópera es presentada por la Compañía Nacional de Ópera y el Festival Internacional Cervantino y llegará al Teatro Juárez el viernes 24 y sábado 23 de octubre después cuatro funciones en el Palacio de Bellas Artes.
“Lo que tenemos es una chava muy joven, Elektra, que tiene mucho odio en el corazón, viene de una historia en que su madre mata al padre, hay muchísimo resentimiento, incomprensión y una profunda orfandad sin entender por qué. Este es el punto de partida de la obra de Sófocles y de la ópera de Strauss y Von Hofmannsthal”, dijo Mauricio García Lozano, director de escena de Elektra.
En Guanajuato, el director concertador Stefan Lano, el escenógrafo Jorge Ballina y García Lozano ofrecieron ayer una charla con el público en el recinto mientras se empezaba a hacer el montaje de la escenografía.
Ballina se refirió a las dificultades técnicas de trasladar el montaje de Bellas Artes al Juárez y de las adaptaciones que han tenido que hacer incluido el número de músicos, que se redujo de 80 a 60 debido al tamaño del foso y del escenario.
Mientras charlaban, trabajadores de la compañía y del teatro movían las estructuras creadas por Ballina, quien dijo que se proyectarán imágenes en ellas para mostrar la tragedia de la joven Elektra.
Lano comentaba mientras tanto que el montaje es el armado “del espectáculo de lo invisible. En este momento son piezas del rompecabezas regadas por todos lados”. El director concertador agregó que entre las adaptaciones que él tuvo que hacer fue reducir el número de músicos de 80 a 60 y que entre los instrumentos imprescindibles se encontraban los clarinetes.
El rol del psicoanálisis
La psique de la protagonista fue el hilo conductor de esta puesta en escena: “La ópera (escrita en 1908) coincide con un momento en el cual hay un interés muy grande por explorar la psique, y qué personajes más interesantes puede haber que los de la mitología griega”, dijo García Lozano.
Lano comentó que contexto histórico en que Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal escribieron el libreto, basado en la tragedia de Sófocles, fue en el que las teorías de Freud y Jung comenzaban a estar en boga.
Esto fue la base de la escenografía de Ballina, quien dijo que lo que esta producción refleja es lo que pasaba por la cabeza de Elektra.
“Estamos conectando de alguna manera un momento de la historia con un dominio del psicoanálisis. Freud está ahí, de hecho era cercano a Strauss y a Hofmannsthal. Su libreto está muy interesado en entender psicológicamente a ese personaje central. Es muy interesante ver que además del complejo de Edipo también se está hablando del complejo de Elektra”.
Imaginar la obra
García Lozano habló con MILENIO de los procesos para hacer este montaje: “En diciembre me llamó la Compañía Nacional de Ópera y lo primero que pensé con mi equipo de trabajo fue lo conceptual, qué queríamos decir con esta puesta en escena”.
El director escénico dice que a la par se invitó al maestro Lano y cada uno comenzó a trabajar en su ámbito. En el caso de él: “Lo primero que ocurre cuando me invitan a dirigir una puesta en escena es imaginar con quién voy a trabajar. En términos de conceptualización, mucho antes de ensayar la ópera hay que tener el concepto de llegar a una solución de vestuario, escenográfica, pero sobre todo qué queremos decir.
“Con el equipo creativo trabajamos mucho en mesa en el concepto y una vez definido lo hacemos en cada departamento y presentamos a la compañía lo que tenemos, entonces empieza la segunda etapa: pasar de los diseños a la producción, ya está visualizado el espectáculo. Entonces viene la tercera etapa, la de las cuatro o cinco semanas, a veces menos, de los ensayos con los cantantes”, en este caso las sopranos Catherine Hunold y Diana Lamar, que se alternan en el rol de Elektra.
En este momento del proceso, García Lozano dice que el trabajo se enriquece más con las aportaciones de los cantantes que muchas veces ven “cosas que a mí no se me hubieran ocurrido, y cuando se presenta la obra, cuando están en escena, entonces nuestro trabajo ya deja de ser importante”, concluyó.
PCL