Griselda Álvarez Ponce de León es considerada una de las poetas más importantes del siglo XX, además de un ícono del feminismo y la primera mujer en gobernar un estado de México. Hoy gran parte de su legado material está en riesgo de perderse, según alerta el Colectivo Griselda Álvarez Ponce de León.
Cajas y cajas con objetos personales, prendas de vestir, libros dedicados por cientos de escritores, cartas familiares y profesionales, su biblioteca, sus muebles, sus joyas, sus fotografías, además de periódicos y revistas en las que apareció, han sido desdeñados desde 2021 por instituciones y particulares.
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Justo ese año, el gobierno del estado de Colima desapareció el museo dedicado a su memoria y aunque parte de una colección bajo resguardo de la Secretaría de Educación y Cultura se exhibe esporádicamente en el Palacio de Gobierno, no se tiene información de las condiciones que guardan las prendas y objetos, ni cómo van a preservarse.
Además, tras la muerte del hijo y heredero de la política y escritora —Miguel Delgado Álvarez, fallecido el 9 de diciembre de 2020—, una batalla legal impulsada por su última pareja sentimental ha dejado en el desamparo parte de sus posesiones, para cuya protección surge recientemente el Colectivo Griselda Álvarez Ponce de León, conformado por 20 personas.
“Tenemos gran zozobra ante la situación de deterioro en que se encuentra parte de los objetos como son obras pictóricas, biblioteca personal, fotografías, retratos, cartas, manuscritos y documentos oficiales que resguardan personas autorizadas y que obran en su poder”, explica la poeta Verónica Zamora, integrante del colectivo.
Por su parte, Olga Gafford, quien por 20 años ha catalogado la obra de Griselda por instrucciones de Miguel Delgado —antes y después de su muerte— explica la necesidad de “impulsar en un plan para registrar objetos y documentos con valor histórico, asesorados por personas expertas en este campo, ya que el tiempo y el clima están amenazando cada día el estado de estos materiales”.
MILENIO visitó la exhacienda La Esperanza, en el municipio de Tonila, Jalisco, en los límites con el estado de Colima, propiedad adquirida por Miguel Delgado Álvarez y donde se conservan sus pertenencias y gran parte de las de la política y escritora, para corroborar el estado de las cosas y la falta de algunas de ellas.
Durante la visita, en una de las bodegas, en las cajas organizadas por Gafford, salta a la vista la ausencia de una de ellas en la enumeración consecutiva: “ahí estaban todas las cartas de la maestra —refiere—, incluso teníamos una enviada por Margaret Thatcher y ya no están”.
Pero faltan también obras artísticas y artículos de joyería; estos y varios objetos más desaparecieron en los tres meses que la hacienda no estuvo a cargo de la propia Olga. La pérdida de este patrimonio cultural ya es incalculable y no hay responsables aparentes.
Desde Ciudad de México, María Elena Rodríguez, quien fuera secretaria particular de la exgobernadora por varias décadas, recuerda una anécdota que la ha hecho sumarse a este colectivo y exigir se recupere, proteja y difunda el legado de la poeta.
“Mi respetada y queridísima jefa me dijo en su momento que lo que le daba pena era pensar que se iba a morir en su escritorio trabajando y que yo iba a ser la única testigo de ello, pero lo que la hacía descansar era que yo no iba a permitir que su obra muriera; ahora, gracias al cariño, esfuerzo y trabajo del Colectivo Griselda Álvarez, integrado por gente de gran valía, en ausencia de su hijo, se podrá cumplir con ese deseo y seguramente la gran maestra y la comunidad a quien siempre sirvió les estarán muy agradecidos”.
Pastora Férraez, también integrante del grupo ciudadano, expresa con claridad el sentir del resto de las personas que lo integran: “Nos deslindamos de todo lo que tenga que ver con asuntos derivados de la pugna legal sobre los bienes de la familia Delgado Álvarez, ya que nuestro único interés es que se pueda resguardar, preservar y difundir el acervo de nuestra exprimera gobernadora y gran y reconocido personaje”.
Entre las cajas que esperan ser catalogadas y protegidas de los daños naturales del tiempo y el ambiente, salen algunas hojas sueltas escritas con puño y letra de Griselda Álvarez, una de ellas es un texto inédito, llamado “Vietnam”:
Todos los días un hombre
está esperando a otro hombre.
Esa herencia maldita que le impulsa
siempre a matar a otro hombre.
Ese volver a hacer la tierra
siempre al derribar a otro hombre.
Arde como la yesca y fue el comienzo
por un momento me vestí de llanto.
Morir es solo regresar al punto de partida
a la primera oscuridad.
Este hallazgo repentino y casual es solo un guiño a todo lo que se encuentra en el gran tesoro cultural de la vida y obra de Griselda Álvarez, y que está en riesgo de desaparecer ante el desinterés de gobiernos e instituciones, y las limitaciones propias de los esfuerzos individuales de quienes resguardan el espíritu griseldiano.
Griselda Álvarez Ponce de León rindió protesta como primera gobernadora del estado de Colima —en un hecho inédito a nivel nacional— el 1 de noviembre de 1979; su padre fue gobernador de este estado sesenta años antes; y 122 años antes, su bisabuelo Manuel Álvarez Zamora también se convirtió en el primer gobernador de Colima.
Pero su obra artística supera su estela de política. Destacó como prosista y poeta, siendo una de las más grandes sonetistas que ha tenido México. Publicó 18 libros de las más diversas temáticas. Entre ellos Cementerio de pájaros, Desierta compañía, Letanía erótica para la paz, con traducciones al ruso, checo, hindú, inglés, portugués y francés; La sombra niña, Anatomía superficial, Algunas mujeres en la historia de México y Glosa de la Constitución en sonetos, obra calificada como única, ya que en ningún otro país del mundo existe algo similar, haciendo compatible la imaginación poética y la rigurosidad parlamentaria.
Entre polvo, una mesa llama la atención, fue firmada por grandes escritores del siglo XX y cada uno tuvo una en su poder; aparece la rúbrica de Griselda, junto a la de Pita Amor, Alfonso Reyes, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, y varios más. Su nombre está escrito junto al de otros y otras grandes, pero su recuerdo todavía espera pendiente la gloria de la memoria eterna.
PCL