Fue en YouTube que escuchó “Danzón nº 2”, una pieza del compositor mexicano Arturo Márquez, dirigida por Gustavo Dudamel. Entonces la pianista Leticia Gómez-Tagle buscó las partituras para su instrumento: “No encontré nada, y pensé: pues yo hago la transcripción”.
Recuerda que compró la partitura, pero de pronto se cuestionó si la transcripción estaba permitida, así que consiguió el contacto del compositor.
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“Le escribí presentándome y le comenté la situación, y Arturo Márquez me respondió diciendo que le daba mucho gusto que alguien la transcribiera porque no había tenido tiempo. Me pidió que cuando fuera a México se la llevara”. Gómez-Tagle reside en Viena desde hace más de 35 años.
Cuando se encontraron, trabajaron en la armonía, en algunos acordes que la pianista no tenía claro y el compositor le explicó. “Después me dio permiso para grabarla en mi primer CD que hice en Alemania, Dance Passion, y finalmente me dio permiso para publicarla”.
Esa obra formó parte del repertorio que presentó el domingo 3 de septiembre en el Festival Internacional de Piano en Blanco y Negro, en el Centro Nacional de las Artes, a donde asistió por tercera ocasión. “Para participar en esta edición, la línea pedía un repertorio que abarcara cuatro siglos (XVIII al XXI), entonces lo conformé”.
¿Cómo se transcribe una partitura al piano?
Exige conocer los instrumentos, porque a la hora de transcribir hay que pensar que algunos de ellos están escritos en otra clave o en otra tonalidad, entonces hay que ir traduciendo. Es mucho trabajo. Yo quería que fuera un trabajo pianístico, que no fuera simplemente una copia; probaba que estuviera bien, que estuviera al ritmo, sobre todo que fuera ambicioso pianísticamente, y así fue porque llegó a las manos de una de las mejores pianistas: la china Yuja Wang, quien ha tocado la pieza en todo el mundo.
¿Cómo se sintió con ese resultado tan importante?
Fue como ¡guau! O sea, ahora hay muchos pianistas que la tocan y me gusta. Para eso se hizo.
¿Actualmente hay repertorio contemporáneo para piano?
Hay mucho, lo que pasa es que a veces los compositores son desconocidos o están saliendo a luz, pero sí hay bastante repertorio. Es como pasa en la pintura, que hay muchos pintores contemporáneos pero hay que ver si le entiendo, si me gusta, si lo puedo expresar, porque al fin y al cabo hay que interpretar los sentimientos y todo lo que el compositor pensó, entonces requiere tiempo.
¿Existen suficientes espacios para los pianistas?
La oferta podría ser más grande para el ambiente pianístico, porque hay muchos pianistas; y también podría ser la oferta mayor para que continuamente hubiera festivales. Me encanta que en México hay uno tan importante (Festival Internacional de Piano en Blanco y Negro), pero pienso que podrían existir más. Todo depende del gobierno: donde la cultura es más importante, hay más presupuesto.
¿Y aquí en México?
Creo que es menos el presupuesto que en Austria.
DAG