El 27 de junio de 1971 se empezó a desarrollar una idea de Mauricio Achar: crear un espacio para los libros en donde los lectores pudieran tener un contacto más cercano con ellos, que pudieran tocarlos y elegir por ellos mismos y no a través de un mostrador.
Así se empezó a construir la historia de una cadena de librerías que, más allá de la polémica en la que se ha visto envuelta en medio siglo de existencia, es indispensable en la cadena del libro en nuestro tiempo, como reconoce Alberto Achar, director comercial de Gandhi.
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“Cumplir 50 años siendo una librería, seguir de pie y más ante las vicisitudes que se han venido dando a lo largo de este tiempo, sobre todo en 2020, es un motivo para festejar, es una celebración para todos los lectores, para todos los escritores, para todos los periodistas, para toda la gente que cree en la cultura, que cree en la lectura como mecanismo de cambio y de transformación para poder ser una sociedad mucho más consciente y más libre”.
Hacia un país de librerías
Gandhi se encuentra en 14 estados de la República Mexicana, con 43 puntos de venta y la posibilidad de vender a través de supermercados en cerca de 300 espacios, aun cuando todavía falta cumplir con el objetivo del fundador de Librerías Gandhi: convertir a México en un país de librerías. Por lo cual, se trata de un festejo y, al mismo tiempo, de una invitación para entender a la cadena como parte del patrimonio cultural de nuestro país.
“Aunque hemos pasado momentos complejos, eso nos llevó a hacer un análisis profundo a nivel de toda la estructura para poder operar las librerías, cambiar muchas cosas, entender lo que hacíamos bien y lo que hacíamos mal, y darle la vuelta, reestructurando, evaluar el cierre de ciertas librerías, aunque terminamos cerrando solo una, la inicial de Miguel de Quevedo, Gandhi Oportunidades, que mantuvimos de pie a lo largo de los años más por el cariño que porque fuera una librería rentable como tal”.
El que fue conocido en los últimos años como Gandhi Oportunidades, y que ahora ocupa oficinas del mismo grupo, ese local de Miguel Ángel de Quevedo fue el lugar de 150 metros cuadros, con cafetería y foro teatral, en el que se inauguró la primera Librería Gandhi: escenario de encuentros y desencuentros, amores y desamores, historias, intercambio de pensamiento.
2020 no fue nada sencillo, si bien afrontaron los retos con otras armas con respecto al resto de la cadena del libro, puesto que ya venían trabajando con el comercio electrónico, la entrega a domicilio y hasta la edición del libro electrónico, que tiene más de cinco millones de títulos en cinco diferentes idiomas, a decir de Alberto Achar. Pero no todo se termina ahí.
“El futuro para nosotros está en pasar del proceso de reconstrucción al de recuperación–estamos a pocos meses de recuperar todo lo que se perdió el último año y medio– y, a partir de ahí, y estando de pie mucho más sólidos que antes, poder seguir en el camino de acercar los libros a través de la apertura de librerías en plazas donde todavía no estamos”.
En ese proceso habrá de ser permanente el cambio en los hábitos de adquisición: la plataforma en línea representaba el ocho por ciento de la venta, hoy día está entre 16 y 20 por ciento; ese nivel de adopción de los lectores que no estaban acostumbrados a los medios digitales podría considerarse como una transformación muy importante hacia el futuro, enfatizó Achar.
nerc