“No sería absolutamente nada sin un lector del otro lado”: Benito Taibo

El autor celebra diez años de la edición de Persona normal, una obra en la que invita a los jóvenes a acercarse a la literatura.

Benito Taibo, promotor del libro y de la lectura. (Foto: Michel Amado)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Antes de la aparición de Persona normal, en 2011, Benito Taibo ya había publicado algunos libros y daba sus primeros pasos como promotor del libro y de la lectura. Pero aquella novela vino a darle un giro a su relación con la escritura: un volumen nacido casi como un divertimento, como su peculiar y particular manera de darle las gracias a la literatura por lo que había hecho por él.

“Que 10 años después estemos hablando de Persona normal es más que sorprendente, en este mundo tan revolucionado y complejo, donde los libros tienen promedios de vida bastante cortos, aparecen y desaparecen de las librerías a una velocidad vertiginosa. Que un libro se haya conservado ahí, durante 10 años y que se haya pasado de generación en generación, no deja de sorprenderme”.

Una obra personal y en la que invita, en especial, a los jóvenes, a acercarse a la literatura, a conocer los universos a los que se puede acceder gracias a la imaginación de otros: por ello, vive con el convencimiento de que la literatura se escribe para los demás, quienes lo hacen para sí mismos, “que conserven sus papeles en los cajones de sus burós”, asegura Benito Taibo: no sería absolutamente nada sin un lector del otro lado que sea mi espejo y sea mi cómplice, y se convierta en mi amigo y viva conmigo la aventura”.

“Sí estoy absolutamente agradecido que otros lectores me acompañen. No quiero llamarle triunfo, pero algo de la posibilidad que ofrece Persona normal es que estamos hablando de lectores y, entonces, hago un guiño cómplice que nos hace ser los sospechosos de siempre, los raros, los freaks, los que siempre hemos creído que en el libro se encuentra parte de la salvación de la especie humana”.

Nuevos capítulos

Una novela que sufrió una transformación en este año de la pandemia, cuando Benito Taibo se dio a la tarea de obsequiar a sus lectores otros 10 capítulos vinculados con la historia del tío Paco y Sebastián, los protagonistas de Persona normal, en especial porque se encontraban encerrados en sus casas y les costó mucho ese encierro, “a ellos más que a nuestra generación”.

“Soy muy feliz en casa y la tecnología me permite seguir trabajando, pero ellos están ávidos de tocar, mirar, paladear, besar y eso sólo se puede hacer en persona. Quise ayudarlos a encontrar una tabla de salvación, que se llama libro y cuyo efecto es amar, besar, estar, porque leer es estar, entonces te pones en donde quieras y como quieras, y no hay atadura, ni peste, ni celda que te encierre, porque el pensamiento vuela a través de cualquier reja”.

Para conmemorar el décimo aniversario de la publicación de la novela, Planeta, bajo el sello de Destino, lanzó una edición especial con tres portadas diferentes y la inclusión de los 10 capítulos que conforman el spin-off  “Fin de los tiempos”, texto digital publicado durante la pandemia.

“No podíamos ponernos en la Edad Media y sentir que era la peste negra, que estábamos condenados y que íbamos a morir todos. Hay mil maneras, a través de la literatura, de decir ‘no estamos en la edad media, está la ciencia —por cierto, el único altar ante el cual me postro— y vamos a salir adelante’ y no sólo con la ciencia, sino con la solidaridad entre seres humanos”, a decir de Benito Taibo.

Persona normal se ha visto como una puerta de entrada al mundo de los libros: en un tiempo en que las novedades desaparecen muy rápido de las librerías, la permanencia de un título durante una década ya es para Benito Taibo una especie de triunfo: a sus lectores los ha visto crecer, desarrollarse, “estar conmigo y darle la estafeta a otros nuevos lectores, lo cual agradezco mucho”.

“Veo cuates que se me acercan para decirme que leyeron el libro a los 14 y, ahora, tienen 24 y están por ser padre. Sueles tener la sensación de que 10 años parecen poco, pero son una eternidad para un adolescente, quien se vuelve un adulto en ese periodo. Sin embargo, ahí seguimos y contamos historias, seguimos creyendo en lo que creíamos, pensando en lo que pensábamos y amando como amábamos y, sobre todo, no dejando que el mundo nos cambie”.

PCL

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