Estos son los libros imperdibles de Milan Kundera

La obra de Milan Kundera tuvo la particularidad de gustar a todo público, desde sus primeros libros traducidos del checo, lectores empedernidos u ocasionales encontraron al amigo literario que buscaban.

En 1967 publicó en checo la primera de sus diez novelas, La broma; en 2013, la última, La fiesta de la insignificancia, en francés, la lengua que adoptó y lo adoptó en el exilio. Sin embargo, su popularidad se centró, se gestó en el vientre del gran público con una de sus obras más complejas La insoportable levedad del ser, de 1984, título donde el amor, el sexo, los celos conviven con la filosofía y el humor.

Después de la que quizás sea su novela más ambiciosa, La inmortalidad (1988), que coincidió con la decisión del escritor de no volver a publicar en checo, pasaron siete años para que apareciera, con cierta decepción por parte de sus fanáticos en el mundo, su siguiente libro, ya en francés, La lentitud (1995).

Cultivó todos los géneros literarios, aunque con prudencia y recato: una obra de teatro en homenaje a su querido Denis Diderot, Jacques y su amo (1972), a partir de la novela del enciclopedista francés Jacques le fataliste et son maître; un extraordinario y divertido volumen de relatos El libro de los amores ridículos (1968), género que abandonó totalmente para dedicarse a su arte mayor: la novela.

En el ensayo marcó no sólo el rumbo de su literatura desde 1986, sino estableció un canon con El arte de la novela (1986), su primer libro escrito en francés. Siguieron Los testamentos traicionados (1992), además de El telón (2005) y, por último, Un encuentro (2009), que marcó su despedida del género.

Candidato eterno al premio Nobel de Literatura, antes que Haruki Murakami y la invención de memes incluso, como muchos narradores, sus primeros pasos en la literatura fueron con poesía, en los años 50.

La novela de Kundera es la vida de decepciones de Kundera, desde su decepción del comunismo, con La broma, hasta la del mundo globalizado, tecnológico, frívolo, banal, en La fiesta de la insignificancia. También es la desmitificación de cuanto se ha querido imponer con visión única: del amor y el sexo a la política y el arte. Las novelas de su última época: La lentitud (1995), La identidad (1998), La ignorancia (2000) y La fiesta de la insignificancia (2013) son parte también de ese desencanto del escritor por la actualidad, pero igual de una pasión por la literatura y sus actores.

Ermitaño en un barrio chic de la Ciudad Luz, ese desierto que llaman París, como dice Violetta Valéry en La Traviata, Kundera tuvo una vida longeva y escribió una obra precisa y sin libros innecesarios, todos traducidos al español primero por Seix Barral y después por Tusquets con sus icónicas portadas.

Su muerte en París, a los 94 años, como en el mito del eterno retorno que aborda en La insoportable levedad del ser a partir de la filosofía de Friedrich Nietzsche, es un pretexto para un retorno a su obra.

LA BROMA (1967)

El año de 1967 fue pródigo para la gran literatura de la segunda mitad del siglo XX. Cuando en América se publicaba Cien años de soledad, en Europa Central surgía el otro K de Checoslovaquia, como escribió Carlos Fuentes en el prólogo-crónica de viaje de La vida está en otra parte. La alusión a Kafka no era gratuita. Kundera retrata en esta obra el absurdo en la vida cotidiana de los habitantes de los países del bloque comunista durante la guerra fría. Ludvik Jahn, un universitario y miembro del Partido Comunista checo, envía una postal a una compañera donde se burla de un líder. Como le ocurrió a Kundera, el chiste le salió caro al personaje en un mundo donde todos podían ser delatores. Fue expulsado de la universidad y del partido y su vida cae al vacío donde no obstante brilla el amor. La risa y el humor, como acto subversivo ante el totalitarismo, se tornaron así en leit motiv de Kundera.

LA VIDA ESTÁ EN OTRA PARTE (1972)

Con tintes autobiográficos con un protagonista, Jaromil, que se siente poeta, esta novela de Kundera recurre a las situaciones más disparatadas o extravagantes para retratar, a partir de un personaje frustrado y la relación con su madre que lo culpa por haber deformado su vientre, la historia de Checoslovaquia desde la Segunda Guerra Mundial hasta la etapa comunista. Carlos Fuentes expone sobre ella: “Los personajes de Kundera no necesitan amanecer convertidos en insectos porque la historia de la Europa central se encargó de demostrarle que un hombre no necesita ser un insecto para ser tratado como insecto”. Sin duda, una obra maestra para ir adentrándose en el universo kunderiano.

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER (1984)

Aunque no hay nada prescindible en la obra de Milan Kundera, sí hay un salto brutal entre La vida está en otra parte y La insoportable levedad del ser, que convirtió al escritor checo en el referente literario de Europa central que hoy es, reforzada su fama por la adaptación que Philip Kaufman hizo cuatro años después de la primera edición, con dos jóvenes Daniel Day-Lewis y Juliette Binoche en los protagónicos, con guion de Jean-Claude Carrière, el colaborador de Luis Buñuel en sus últimas cintas. La novela, como todos los libros de Kundera, desmitifica aspectos de la cultura, la política o la vida cotidiana de los siglos que le tocaron atravesar al narrador y ensayista. El personaje central es un neurocirujano con la libido desbocada, Tomás, que en relación a tres bandas con Tereza y Sabina, atestigua el fin de la Primavera de Praga con la invasión de URSS a Checoslovaquia en agosto de 1968.

EL LIBRO DE LOS AMORES RIDÍCULOS (1968)

Única incursión de Kundera en el relato corto, se trata de quizás el libro más optimista del escritor checo, cuyas 7 historias de personajes hedonistas, como él mismo lo señaló, fueron escritas durante la década anterior a su decepción de 1968 con la invasión soviética. La risa y el humor, característico en toda la obra del narrador y ensayista, se condensa en este libro de retratos de gente común y corriente.

LA INMORTALIDAD (1988)

Clímax en la obra de Kundera, La inmortalidad es el fin de una época literaria para su autor, no sólo porque abandona el checo para escribir solo en francés, sino porque se acaban sus monumentales novelas para casi una década después optar por la brevedad, por la sutileza. En esta novela experimenta con todos los géneros, crea personajes y también dialoga con protagonistas de la historia, ese gran tema que subyace como leit motiv en toda la literatura del checo, desde Napoleón Bonaparte hasta Ludwig van Beethoven, pasando por Johann Wolfgang von Goethe y Bettina von Arnim y Ernest Hemingway. A finales de la década de los 80, cuando no se podía esperar que Kundera escribiera otra obra maestra tras La insoportable levedad del ser, publica esta joya donde la casualidad y la metafísica se arropan. La pregunta esencia del libro es a qué persona escogerías para pasar la eternidad. ¿A quién?

EL ARTE DE LA NOVELA (1986)

El libro de ensayos más célebre del puñado que escribió Kundera. Al igual que ¿Por qué leer a los clásicos, de Italo Calvino (1991), El arte de la novela se convirtió en canónico para la literatura del fin del siglo XX con proyección al siglo XXI, no obstante que su autor lo consideraba “la confesión de un practicante” y no libro teórico, que no lo es. Incluye 7 ensayos referenciales sobre autores que forjaron la novela moderna como Hermann Broch, Franz Kafka, François Rabelais, Laurence Sterne, Denis Diderot, Gustav Flaubert, Lev Tolstoi, Robert Musil, Witold Gombrowicz o Miguel de Cervantes.