El miércoles pasado, en la plaza de Bolívar de Bogotá, Colombia, se llevó a cabo el performance Lideresas, que organizó y coordinó la Corporación Colombiana de Teatro (CCT) para honrar a todas las luchadoras sociales de este país asesinadas por la maquinaria de guerra que se niega a abrazar definitivamente la paz. En convocatoria pública, la CCT atrajo no solo a artistas, actrices-músicas-bailarinas, sino a mujeres de diversos ámbitos. Así, en el performance hay habitantes de la calle, ex guerrilleras, estudiantes, intelectuales, amas de casa, víctimas del conflicto, etcétera, y todas ellas han prestado el cuerpo para hacer visible su repudio no solo a los homicidios arteros contra las mujeres lideresas, sino también a las conductas patriarcales que hacen del cuerpo de la mujer una mercancía o una basura desechable, suprimible.
También, en la coyuntura de la escalada estadunidense contra Venezuela y la complicidad y alianza del gobierno colombiano en la puesta en marcha de los tambores de guerra que suenan con fuerza en la región, Lideresas incorpora el rechazo contundente de la sociedad por la guerra y los grandes presupuestos que el gobierno del presidente Duque ha destinado a la maquinaria militar. Patricia Ariza, directora del performance, apunta: “Es un contenido polifónico porque cada una de esas mujeres han construido un grito personal, pero, lo que unifica a todas es la frase “Para la guerra nada”. Hay una bailarina impresionante de la escuela de Lecoq que se integró para ayudarnos a la construcción de la coreografía. Esto es resultado, además, de una Escuela de Mujeres que se ha construido con base en la pasión de ser mujer y construir una polifonía de visiones sobre lo que es ser mujer hoy en Colombia. Articula, también, las urgencias de expresión. El primer performance se llamó Mujeres rompiendo el silencio que, por supuesto, recogía todo aquello que la sociedad patriarcal obliga a la mujer a callar”.
TRASPUNTE
LETREROS QUE REZAN
Pétalos rojos se esparcen sobre mujeres enlutadas, tendidas sobre sábanas blancas, mientras se yerguen letreros que rezan: “Soy lideresa, no disparen”, “Exigimos seguir vivas”, “Que luchar por la paz no nos cueste la vida”, etcétera. Corona el discurso: “Para la guerra nada”.