En 1958, Nina Simone grabó su primer álbum, Little Girl Blue, acompañada por el contrabajista Jimmy Bond y el baterista Albert Tootie Heath. Sesenta años después, su hija Lisa realizará un gira por México —del 24 al 26 de noviembre—, que incluirá el Conjunto de Artes Escénicas de Guadalajara, Café Iguana de Monterrey y el Ex Convento de San Hipólito en Ciudad de México.
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Curioso el destino de Lisa. A pesar de que durante su niñez viajó por el mundo al lado de su madre, viviendo de cerca el mundo de la música, empezó su vida productiva profesional trabajando como asistente de ingeniería en la guerra de Irak. Sin embargo, tiempo después derivó hacia la música como corista del cantante Raphael, para luego acercarse a un género más relacionado con la música que hacía su madre: el acid jazz con la banda Liquid Soul.
El reconocimiento empezó cuando fungió como estelar en los musicales de Broadway, pues amén de su talento vocal, destacó por sus dotes para la actuación. Rent, Aida y El rey león fueron algunos de los montajes en los que participó, ganando incluso un Premio Nacional de Teatro de Broadway como Mejor Actriz en un Musical, reconocimiento que alcanzó a recibir en compañía de su madre, que murió en el 2003.
En otra entrevista, la cantante y actriz afirmó que en su madre había "mucha tristeza e ira en lo que se refiere a la industria de la música", con la que se enfrentó en contadas ocasiones, lo mismo que con los promotores, por defender su derecho a hacer las cosas como ella quería.
"El karma es real —asegura Lisa Simone—. He aprendido que muchas veces nuestros ancestros pasan por ciertas cosas y nosotros acabamos pasando por lo mismo. Inclusive aunque hayamos escogido un camino completamente diferente. ¿Quién iba saber que cuando escogí ir a la milicia acabaría cantando para ganarme la vida?", remata con humor.
Aunque dejó Broadway por la música, Lisa no es Nina, canta con su propio estilo. Si bien comparte una forma de interpretar las canciones como si fueran historias.
"Mi madre —recuerda Nina— me dijo que ambas éramos griots, que son los contadores de historias de África Occidental. Dijo que ambas teníamos la habilidad de hacer que nuestro público sintiera lo que estamos cantando. También he descubierto que cantar para mí es una forma de sacar ciertas emociones".
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