El reconocido escritor japonés Haruki Murakami y su amigo Seiji Ozawa, antiguo director de la Boston Symphony Orchestra, conversan largo y tendido sobre una de sus máximas pasiones.
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Esta dialéctica de “Música, sólo música” (Tusquets) se torna en un ejercicio apasionante en el que caben el asombro, el entusiasmo, la curiosidad y el placer por desnudar el alma de melómanos que encuentran respuestas elocuentes en los grandes compositores y sus ejecutantes, como Brahms y Beethoven, Bartok y Mahler, o directores de orquesta como Leonard Bernstein y solistas como Glenn Gould.
Asombran con su fluidez y detalles en tópicos como “Concierto para piano y orquesta n.º 3 en Do menor de Beethoven” o “Comienzo por el Concierto para piano y orquesta n.º 1 en Re menor de Brahms”; desmenuzan en tiempo y forma las partituras en “De Telemann a Bartók” o “La consagración de la primavera, algo parecido a una historia oculta”; disertan los saberes musicales en “La eficaz naturaleza vanguardista de la música de Mahler” o se arrebatan y teorizan en temas como “Jamás pensé que pudiera existir una música así”, “La evolución histórica de las interpretaciones de Mahler” o “Volverse loco en Viena”.
Viñetas que ya a estas alturas hacen tomar algún disco de música clásica con los compositores que sugieren y disfrutarlo a como dictan sus estándares de conocimiento.
Este libro permite conocer a dos amigos con un tema de discusión que siempre será bienvenido: la música, solo la música clásica.
- isaavedra10@yahoo.com