Barry Gifford es ensayista, narrador, poeta, guionista de cine y dramaturgo, géneros que le han servido para observar y reflejar a “América”, desde una perspectiva que encuentra en la historia el camino para comprender el presente.
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“Estamos pasando por un momento muy oscuro, en una situación tribal, en la que hay muchos diferentes grupos en Estados Unidos que buscan cosas diferentes, como los pueblos semínolas, pero a diferencia de esos grupos, los nativos tuvieron la extraordinaria virtud de agruparse y de poder combinarse. Ahora no sucede eso”.
Y es que la trama de la más reciente novela de Barry Gifford, La corazonada (Almadía, 2019) transcurre entre territorio mexicano y estadunidense, a mediados del siglo XIX, en un tiempo en que las fronteras se cruzaban sin tantas complicaciones, y se reconocía la diversidad de la gente, sin importar tanto los orígenes, algo que se está acabando en la era Trump.
“De hecho a Donald Trump le digo Calígula, porque es un mitómano que hace lo que sea para tener el favor de la gente. Y ahora funcionamos como una república bananera, lo que pasaba en muchas otras partes del mundo, pero no había sucedido en Estados Unidos”.
La tribu de los semínolas está dividida, sobre todo, entre Florida y Oklahoma. La cifra más mencionada es que existen alrededor de 30 mil personas pertenecientes a esta cultura indígena, y algunos de ellos encontraron en Coahuila un espacio para sobrevivir, sobre todo tras las luchas que parecían buscar su exterminio en el siglo XIX.
Cuando era niño en Florida, el escritor convivió con algunos niños semínolas y así descubrió la historia, lo que se complementó con una lectura acerca de negros semínolas, al descubrir cómo los esclavos negros que escaparon se unieron a este grupo.
“Me fascinó que la comunidad estuviera compuesta por gente muy mezclada, porque había indios semínolas, negros, blancos y mexicanos… pero muy pocos conocían la historia”, o no quieren conocerla, habida cuenta la polarización que hay en Estados Unidos, y en otras partes del mundo, contra lo diferente.
UN WESTERN NOIR
La corazonada es una novela ambientada hacia 1851 en la frontera entre México y Texas, escrita como una especie de western noir, en donde se cuenta la migración de los indios semínolas de Florida, Oklahoma y Texas, a Nacimiento, en Coahuila.
Esa fue una de las razones que llevaron a Barry Gifford a tomar una decisión editorial que no suele ser común: publicar primero la novela en español, con la traducción de Laura Emilia Pacheco, porque la considera como una historia “muy mexicana”.
“El libro va a salir en Estados Unidos hasta julio y, además, será una publicación bilingüe, porque pienso que es una historia increíble y maravillosa… pero mexicana”, argumenta.
Aun cuando en el prefacio del libro señala que desde la escritura pensó en una novela que pudiera convertirse en película, bajo la dirección de John Ford o Sam Peckinpah, “por desgracia, cuando terminé de escribir, casi todos se habían retirado o estaban muertos y los estudios cinematográficos habían dejado de producir westerns”.
“En realidad pienso en el cine una vez que termino de escribir la novela. De hecho, un amigo guionista me dijo se hiciera una película, pero me gustaría que La corazonada fuera una cinta mexicana, dirigida por un director mexicano”.
Para Barry Gifford, el cine y la literatura no son “hermanos de sangre”; incluso, para la filmación de Perdita Durango, quiso que la adaptación fuera muy diferente al libro, con el propósito de demostrar que la novela y el cine funcionan de manera muy diferente: el cine sirve para mostrar, no para decir.
Y uno de los aspectos que más llamó la atención del escritor estadunidense es su vigencia temática: tiene a los indios semínolas y a la chica blanca, pero también está la historia de la mezcla de los indios con los blancos o con los negros, “integrados todos, por lo cual al final es una historia de amor”.
Y ADEMÁS
PERDITA DURANGO Y DAVID LYNCH
Barry Gifford suele sentirse muy cómodo en el cine negro y la literatura beat, como dos herramientas para explorar el caos de la sociedad estadunidense, en especial de la fronteriza, lo que se refleja en obras como La vida desenfrenada de Sailor y Lula, convertida en la película Corazón salvaje, dirigida por David Lynch, con las actuaciones de Nicolas Cage y Laura Dern. Perdita Durango la dirigió Alex de la Iglesia, con la presencia de Javier Bardem, Rosie Pérez y Demián Bichir.