Para el escritor de origen guatemalteco David Unger, la migración se puede experimentar desde diferentes perspectivas: desde el privilegio y desde el peligro que implica cruzar todo un país saliendo de la pobreza y de la violencia que los acosa en sus respectivos países.
“Guatemala como todos los países de Centroamérica son países totalmente surrealistas, es decir, las fronteras estuvieron cerradas por la pandemia; sin embargo, miles y miles de hondureños, guatemaltecos -si pudieran los nicaragüenses también—han salido de su país en búsqueda de una mejor vida”.
Al participar en la mesa “Los caminos de la libertad. Literatura y migración”, como parte del programa de actividades de la IV Bienal Mario Vargas Llosa, el galardonado en 2014 con el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias de Guatemala por su trayectoria literaria recordó que, pese a los peligros, hay mucha gente que aún se sube a ese tren de carga conocido como la bestia y que cruza todo el territorio mexicano.
“Desgraciadamente, AMLO se convirtió en policía casi trabajando para Trump, cerrando la frontera en Guatemala que anteriormente estaba abierta para estos miles de guatemaltecos que no pueden vivir en Guatemala, como tampoco lo pueden hacer los hondureños en Honduras, donde hay pandillas que, día tras día, los están amenazando”, ello sin hablar de la pobreza y la falta de recursos dentro de Guatemala.
Durante su participación, el escritor reconoció el papel que jugó México en la segunda mitad del siglo XX, cuando acogió a miles de exiliados de diferentes nacionalidades, la “mayoría de mis amigos se escaparon por los pelos, tres de ellos encontraron auxilio y exilio en México”, en donde vivieron por más de una década, antes de regresar a Guatemala en los años 90.
“Debo de subrayar que muchos de los intelectuales, políticos y artistas tienen una deuda muy grande con México, más que con cualquier otro país del mundo por haberles dado estancia, mientras en su países -sea España, Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, Paraguay o Guatemala-- hubieran resultado muertos”.
Por su parte, el escritor peruano Jorge Eduardo Benavides recordó que su salida del país se dio por su intención de convertirse en escritor, lo resultaba un contrasentido en el tiempo que le tocó vivir, “en el Perú de Alan García, en el de las bombas a diario, de las huelgas interminables, de la pobreza absoluta en la que vivía la gente, parecía una locura dedicarse a escribir.
“Lo único que realmente me alentaba era la idea de ser escritor, de escribir mi novela, de escribir esa novela que ya traía pergeñada de Lima, una novela política, que ocurrí bajo estas circunstancias. Tenía mucho tiempo para escribir, pero también me encontraba en España, en Tenerife, una ciudad inverosímilmente segura para los estándares de los que venía, pero también con la nostalgia de haber dejado a todos mis amigos”, evocó el autor de libros como La paz de los vencidos, El año que rompí contigo o Un asunto sentimental.
En la mesa, moderada por la periodista y escritora peruana Patricia del Río, el escritor Juan Tallón -autor de Rewind, publicada en Anagrama- se refirió a las dificultades de un creador que tiene una lengua materna que no es el español y, al mismo tiempo, que enfrenta las dificultades para poder mantener esa parte de su identidad, a través de otra forma de la migración.
“Creo que el fenómeno de la emigración no deja de ser una forma de huida. Creo que es el movimiento, cambiar de lugar, cambiar de país, cambiar de cultura, es un estado natural del ser humano. Y esa experiencia, la de la huida, es muy radical: la huida, la emigración, es una cuestión que la literatura ha tratado desde que existe la escritura”.
En el fondo, dijo convencido en el Centro Cultural Universitario de la Universidad de Guadalajara, la huida no deja de ser una tentación y es muy apetecible, aun cuando esa huida tiene un precio, no pasa en balde, “a veces implica el desarraigo, a veces simplemente la añoranza o la nostalgia, pero creo que es siempre un acontecimiento radical y no sólo para ti que lo emprendes, sino también para los que se quedan y te dicen adiós”.
“Los caminos de la libertad. Literatura de la migración” fue la séptima mesa organizada alrededor de la IV Bienal Mario Vargas Llosa, que culmina este domingo con la entrega del Premio que lleva el nombre del Nobel peruano, en una ceremonia a celebrarse en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara.
bgpa