Charles Bukowski: el narrador del desencanto

Edición Fin de Semana

El autor de 'La senda del perdedor' nació el 16 de agosto de 1920; cien años después escritoras y escritores reflexionan sobre el legado de un personaje “que vivió los bajos fondos con intensidad”.

Charles Bukowski: el narrador del desencanto (Especial).
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Considerado uno de los últimos escritores malditos de los Estados Unidos, Heinrich Karl Bukowski nació en Andernach, Alemania, el 16 de agosto de 1920, pero siempre se asumió como hijo de Los Ángeles, ciudad que volvió escenario de varios de sus libros emblemáticos.

Sus padres fueron la alemana Katharina Fett y el estadunidense Heinrich Bukowski, un alcohólico violento que de niño lo golpeaba sin piedad. Aunque comenzó a publicar algunos cuentos en 1940, su despegue como escritor ocurrió en la década de 1960 con las entregas de su columna “Notes of A Dirty Old Man” al periódico angelino Open City, que dio origen a un libro del mismo título (traducido en Anagrama como Escritos de un viejo indecente) publicado en 1967. En 1969 escribió y publicó Cartero, su primera novela, y desde entonces su bibliografía y su fama no dejaron de crecer.

Proclive al alcohol, a la vida crápula, a las mujeres, fue un lector apasionado, le gustaban la poesía de Li Po y las novelas de Céline y de John Fante. En sus textos cuenta la brutal realidad de muchos de los ciudadanos norteamericanos, la verdad de los olvidados, de los marginados, de los incómodos, su propia verdad.

A cien años de su nacimiento, un grupo de escritoras y escritores reflexiona sobre su legado.

Bibiana Camacho

Por el tipo de escritura, de temas que trató, por el desenfado, se convirtió en un gran personaje. Es de esos escritores que, independientemente de la calidad, que sí la tenía, resultó más poderoso por el personaje que se creó. Él solito resultó muy hábil para crear todo un personaje, alrededor de él hubo toda un aura como de destrucción, alcoholismo, derrota y a la gente eso le encanta; además, siempre usó un lenguaje muy directo, en apariencia una prosa muy sencilla, aunque sabemos que la sencillez tiene su propia complejidad.

Lo leí hace mucho tiempo y me encantó, pero no es un autor al que recurra. No es de esos escritores por los que yo diría “qué ganas tengo de leer 'Mujeres'”, y eso que es de mis lecturas favoritas. Sí está un poco rebasado el personaje, resultó apabullante: hay gente que ni siquiera lo ha leído en profundidad, pero el personaje es enorme.

No sé si se esté leyendo mucho. No he visto lectores jóvenes entusiasmados, haciendo lecturas más críticas. A lo mejor se trata de la generación, sobre todo si tomamos en cuenta a todos estos movimientos feministas, pero no sé qué se diría de él en la actualidad: no creo en eso de clausurar a alguien por su forma de ser, porque lo haríamos con muchos.

Lo seguiría disfrutando, pero lo leería con un ojo más crítico. No estoy de acuerdo con esta cultura de la cancelación: hay que leerlo y disfrutarlo, al tiempo de saber quién era.

Bernardo Esquinca

Creo que, en su caso, se presta para que su leyenda opaque un poco a su obra, porque no cualquier escritor tiene detrás de sí un personaje tan construido, que protagonizó muchas anécdotas, con esta figura del borracho, del personaje que vivió los bajos fondos con intensidad y que, después, las pasó a su literatura.

Se habla mucho de su leyenda y lo que creo es que se debería hablar más de su obra, del personaje que él contribuyó a construir y que se alimentó con elementos anecdóticos, porque más allá de los textos que hay, nunca sabremos completamente la verdad. La sabrá la gente cercana a él.

Su obra tiene una vigencia. Las novelas y los cuentos siguen encontrando lectores en las nuevas generaciones, lo cual habla que cada lector lo descubre con ojos renovados. Sí es alguien que escribió en circunstancias muy de su época y de su vida, pero supo contarlo y no ha envejecido.

Quizá la academia no vea a Bukowski como a otros escritores de su generación; sin embargo, eso no importa: tiene lo que cualquier escritor podría desear, que años después de haber escrito y de haber muerto, sus libros circulan con muy buena salud. Encontró Bukowski una honestidad en todo lo que contaba: él hablaba de lo que se le pegaba la gana.

Creo que él fue el gran narrador del desencanto. Siempre habrá gente que se identifique con ello: ya sea porque están instalados en el desencanto o porque de ahí salieron y conocen ese sentimiento; además, no se trata de una obra depresiva. Hay mucha picaresca, sabía reírse de sí mismo y de sus fracasos. 

Tanya Huntington

Hay escritores que inspiran cierto culto por su estilo de vida, particularmente cuando buscan la libertad a través de una ruptura con las normas sociales. En ese sentido, Bukowski era auténticamente underground y merece la leyenda que tiene de teporocho intelectual; además, me recuerda a Diógenes.

Un poeta sigue siendo vigente mientras tenga aunque sea un solo lector. Están aquí en un estante detrás de mí Open All Night y The night torn mad with footsteps. Ambas siguen siendo para mí obras abiertas, es decir, obras que me llevan a reflexionar y escribir.

Brenda Ríos

Las leyendas no se enfrentan: uno puede ver al toro desde afuera o llegar al ruedo. En su caso, que a mí me parece un escritor muy importante, la cuestión de la leyenda tiene dos filos: el mito del borracho, del pendenciero, del irreverente, del bufón del sistema y que, en esta bufonería, hay una crítica alzada. Este modo de exaltar lo erótico, tirando a lo pornográfico, buscando desarmar muchas estructuras que uno consideraba establecidas y que los grandes escritores, para bien y para mal, de repente, les gusta encontrar los palillos de madera que sostienen todo.

Se le debe mucho a Bukowski y puedes divertirte, pero también entender hacia dónde van: rescato mucho la poesía, para mí tiene una característica casi de clarividencia. Una literatura casi testimonial, donde todo parece casi autobiográfico y que abunda en la descripción desagradable de las cosas, donde está la cuestión de clase, los excesos… donde pueden encontrar refugio alguien que no lo encuentra en lo que muchos consideran el sistema, el orden o la estructura.

Sí está vigente, aunque también pienso que hizo mucho daño. Hay muchos escritores de otras generaciones que se casaron con la idea de que esa es la única literatura posible, que no pueden escribir de otra cosa más que de alcohol y de prostitutas. Me parece que muchos seguidores de Bukowski sí creen que es la única manera de escribir y que fuera de este mundo marginal y rencoroso, que podría convertirse en un panfleto, hay una literatura muy importante. 

JM Servín

Ya ni siquiera es hablar de vigencia, creo que ya es de trascendencia. Un escritor como él rebasa los prejuicios ideológicos o el tamiz político con el que estamos calificando y evaluando todo hoy en día. Uno de sus grandes valores fue su sencillez y su apego a los conflictos y a la tragedia del hombre de a pie. A través de una prosa sencilla se ocultaba una gran erudición literaria: hizo lo que podría ser el fracaso una manera de entender la literatura y el arte: transformó la derrota en una victoria personal y en una victoria de los desposeídos, de los excluidos, de esta falacia que significó en su tiempo el american dream.

La vigencia de un autor está en su obra, más allá de su leyenda como personaje o de una determinada actitud política. Si lo lees en la actualidad, los conflictos que retrata, sus inquietudes existenciales no tienen época, son plenamente vigentes y están llenas de una gran profundidad y de una gran ironía, y eso sólo lo consiguen los grandes artistas. Desde ahí su vigencia es indiscutible.

Carlos Velázquez

Solo existen dos tipos de literatura: la buena y la mala. La leyenda que rodea a Bukowski sería insostenible si no hubiera detrás una gran calidad literaria, estamos hablando de que Bukowski hizo seis libros de relatos, seis novelas, cuatro libros póstumos, y mencionar que tuvo una producción poética. Ese compromiso, esa entrega… esto te habla de que era un hombre entregado a la literatura y supo esperar el momento para poner en práctica el oficio literario.

No fue un escritor espontáneo, ni nació de la noche a la mañana. Le costó mucho trabajo forjarse un estilo propio y, en base a todo ese empeño, obtuvo una gran recompensa y después de los 50 años de edad empezó a tener una fama que le permitió vivir de manera holgada, como no lo había hecho en décadas.

Quién si no un verdadero escritor malvive durante 50 años, tratando de conseguir la perfección de su arte. La leyenda se debe enfrentar sin prejuicio y reconociendo la dedicación y la entrega, que en el fono revela un inmenso amor por la literatura, por contar historias, por la palabra: no hay nada más auténtico que esa pasión por las letras.

Lo leí por vez primera a los 17 años de edad; ahora que tengo 42 lo sigo frecuentando: no ha perdido ni un ápice de frescura. Bukowski es una rara especie de pesimista, porque retrata mucho el aspecto sórdido de la vida, sin embargo, revela en sus historias una necesidad por seguir adelante. Me parece que es un precursor muy importante de la no ficción. Su biografía se mezcla en su literatura, lo que lo convirtió en un adelantado a su época.

En el cine...

Bukowski tiene una estrecha relación con el cine. Su primera experiencia en el séptimo arte fue la escritura del guión de 'Barfly', la película de 'Barbet Schroeder' protagonizada por Mickey Rourke.


Después vendrían adaptaciones para largo y cortometrajes entre los que destacan: 'Storie di ordinaria follia' (1981), de Marco Ferreri; 'El amor es un perro infernal' (1987), de Dominique Deruddere; 'Lune froide' (1991), de Patrick Bouchitey; 'Factótum' (2005), de Bent Hamer, y 'The Suicide' (2008), de Jeff Markey.

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