Sean Chuang: ‘La ventana’, mirada inocente al universo de la guerra

“La historia tiene un sentido muy personal para mí, porque fue una forma de recordar mi mundo interior”, dice el escritor.

Las coincidencias con la cultura occidental tienen que ver con su proceso de desarrollo. (Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

El artista Sean Chuang nació en 1968 en una isla de Taiwán donde bailar aún estaba prohibido; la cultura occidental no alcanzaba a asomarse, más allá de ciertos resquicios vedados para la gran mayoría de la población, pero al mismo tiempo le tocó experimentar el crecimiento de su país y su asomo al mundo.

“El diálogo, las coincidencias con la cultura occidental, surgen de forma natural y tienen que ver con mi propio proceso de desarrollo y el de Taiwán: durante el siglo XX tenía un sistema mucho más tradicional, cerrado al mundo, a un diálogo con el exterior”.

Esas experiencias se retratan muy bien en uno de sus libros, aún sin aparecer en español, donde narra cómo fue crecer en esa época en Taiwán, hacia la década de los 80: una época de grandes cambios políticos y de apertura cultural, “antes no estaba permitido bailar, podías irte preso (por hacerlo), ahora a todo el mundo le empezó a gustar el baile y lo empezaron a hacer en todos lados”.

“Antes, si las películas llegaban, lo hacían muy tarde y censuradas, después salieron al mismo tiempo que en otros países; fue una época muy emocionante y lo vivimos como cuando tienes enjaulado a un perro y, de pronto, le abres la puerta y corre. Las generaciones posteriores ya no lo experimentaron, pero yo tengo muy marcada la transición que viví durante los 80”.

Su más reciente libro, éste sí traducido al español, lleva por título La ventana (Barbara Fiore Editora, 2019), en donde describe a un mundo cada vez más caótico, envuelto en una guerra, y a una pequeña niña que observa al mundo a través de una ventana. En especial habla de la inocencia perdida, de lo que de alguna forma es reflejo de los propios pensamientos de Chuang al haber vivido oculto tras un pincel en un país bastante lejano para nosotros.

LA INOCENCIA PERDIDA

“La historia tiene un sentido muy personal para mí, porque fue una forma de recordar mi infancia, mi mundo interior. Desde muy pequeño me di cuenta que el mundo era un lugar que nos iba envenenando, nos iba quitando la inocencia que tenemos todos en la infancia. Cuando era niño pensaba ‘mejor no crezco y me quedo así’, si bien con el paso del tiempo me di cuenta que eso no era posible, el mundo termina transformándote, y hay cosas que no puedes afrontar, tienes que crecer y el libro fue una gran oportunidad de regresar a esa inocencia que alguna vez todos tuvimos”, cuenta Sean Chuang con el apoyo de un traductor.

Pintor e ilustrador profesional, el artista también ha trabajado para estudios de animación, de donde viene su habilidad para expresar los sentimientos y el humor de la realidad. Sin embargo, La ventana es, entre los libros que ha publicado, el más distinto a los demás: las técnicas y los estilos de las ilustraciones que usa varían en cada trabajo, la temática suele surgir de su vida cotidiana, de experiencias personales.

“Pero en este caso tuve que poner a trabajar toda mi creatividad para desarrollar un mundo muy diferente al que he vivido en realidad, desolado por la guerra y en otro espacio y en otro tiempo. Por eso me interesaba tanto plasmar la ‘trama’ desde la mirada de la niñez, mejor dicho de la inocencia, un estado de la mente que no tiene que ir asociado a la edad, la podemos encontrar en cualquier momento”.

Y es que si en La ventana todo se traduce a la necesidad de enfrentar situaciones tan difíciles como la guerra u otras dificultades que podemos encontrar en la vida diaria, también es importante buscar la manera de entenderlas mejor, de comprender cosas inexplicables o que no deberían existir, porque “hacer una reflexión como esta, de alguna manera nos ayuda a encontrarnos o a reevaluar nuestros orígenes, después de vivir este tipo de experiencias tan traumáticas”, en palabras de Sean Chuang.

Y ADEMÁS

LA TÉCNICA EN LA ILUSTRACIÓN

Debido a su formación como artista plástico, Sean Chuang solía trabajar sus ilustraciones con técnicas más tradicionales y cuando pensó en La ventana estaba aprendiendo las técnicas con computadora, que usó para el libro, en donde le pareció importante mostrar su experiencia como director cinematográfico y crear imágenes que se parecieran a escenas de una película o de un cortometraje, vistas desde la perspectiva de un camarógrafo, pero donde las emociones terminaran por reflejarse: “que las imágenes hablaran”.


LAS MÁS VISTAS