Clarice Lispector: académicas invitan a recuperar su obra

“Fue una autora fuera de serie y eso es lo que tendríamos que revisar, más allá de sus fotografías y de su enorme belleza”, dice Nuria Meléndez.

Hoy se celebra el centenario del natalicio de la autora nacida en Ucrania y criada en Brasil. (Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Apenas tenía 57 años cuando falleció, aunque su leyenda ha tardado mucho tiempo en construirse. Clarice Lispector, su nombre en Brasil, país al que llegó siendo una pequeña niña, se ha convertido en una de las figuras literarias más importantes en nuestros días, si bien hacen falta más lecturas, tanto de especialistas como de los lectores en general, sobre todo ahora que se conmemora el centenario de su nacimiento.

“Clarice Lispector, que también era muy buena lectora, tiene que ver con nosotros porque nos hace recordar algo que no es fácil de procesar: la inteligencia está vinculada a la sensibilidad, no tienen que estar separadas”, explica la ensayista mexicana Brenda Ríos, autora del libro Del amor y otras cosas que se gastan con el uso. Ironía y silencio en la narrativa de Clarice Lispector.

La catedrática de la UNAM Claudia Dias Sampaio, doctora en Letras (Teoría Literaria) por la Universidade Federal do Rio de Janeiro, ofrece una primera mirada como lectora y reconoce que lo mejor de la producción literaria de Lispector se encuentra en La pasión según G. H. y en La hora de la estrella, a nivel de investigación e inversión en el lenguaje. Sin embargo, “me parece que el gran problema de la obra de Clarice está en su recepción, no solo en el exterior, también en Brasil.

“Pienso que hacen falta lecturas más críticas de la obra de Lispector, cuya producción que vale la pena se ve afectada por lecturas emprendidas, o por la perspectiva de la autoayuda o del endiosamiento de su persona, lo que no me parece para nada productivo”.

En ese aspecto, Brenda Ríos está convencida de que su obra es pertinente, necesaria y válida, porque reúne la inteligencia y la sensibilidad, la emoción como inteligencia, y coincide: “Su obra no es unívoca y redonda, porque no toda es fácil de acceder, hay algunos textos más oscuros que otros, pero con todo hay un juego en ella”.

LA EXTRAVAGANCIA

Clarice Lispector creció con el nombre Chaya Pinjasovna Lispector, en Chechelnik, Ucrania. Rondaba los dos años cuando llegó a Brasil. Escritora que logró apropiarse del otro lenguaje, tuvo una formación periodística, pero también una faceta en la vida diplomática que le permitió recorrer varios países.

“Ella fue muy celosa de su vida privada, dio muy pocas entrevistas, solía responder muy telegráficamente; además, tenía una personalidad, un rostro, una belleza extravagante, fuera de lo común: todo eso conformó una imagen inasible”, a decir de Daniela Tarazona, autora del libro La mirada en el jardín (Lumen, 2020), una biografía literaria de Clarice Lispector, que cuenta con ilustraciones de Nuria Meléndez.

Una escritora que aparecía y se escondía: trasladó a los textos la vida, porque podían aparecer como criaturas vivas. Desde esa perspectiva, todo eso define a una escritora que debe considerarse como fuera de serie, legendaria desde el hecho de que el 9 de diciembre se cumple el aniversario de su muerte y, el 10, el de su nacimiento.

“Ella dejó una estela de preguntas. Su literatura causó reacciones como de mucha inquietud: por qué escribía así, fue muy desconcertante. Clarice fue una escritora fuera de serie y eso es lo que tendríamos que revisar, más allá de sus fotografías y de su enorme belleza”.

Para Brenda Ríos, Lispector es valorada y leída, pese a ser un personaje evocado con este halo de belleza, de lo místico, y ella misma reaccionó a la exigencia de ser una figura de autoridad: “Se negó a hacer ese papel y se inclinó a una especie de actriz, envuelta en esa foto en blanco y negro donde fuma, con una belleza que va a continuar hasta su muerte”.

Y ADEMÁS

CELEBRACIÓN CON NUEVAS EDICIONES

Además de la recuperación de la biografía literaria que hace Daniela Tarazona con La mirada en el jardín, en la que hay un cruce entre algunas anécdotas de la vida y la obra de Clarice Lispector, el Fondo de Cultura Económica se propuso la recuperación de sus Cuentos completos, cuya traducción estuvo a cargo de Paula Abramo. También se pretende publicar sus crónicas y sus novelas, estas en tres tomos.


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