Hay diferentes maneras de observar al mundo y, entre todas ellas, existen algunas que no necesariamente se entienden desde un concepto de la realidad: alteraciones de la mente que ofrecen perspectivas distintas y donde la escritura se puede convertir en una herramienta fundamental para afrontar el entorno.
“Yo he pedido ayuda siempre en los momentos difíciles que he atravesado”, cuenta la escritora Daniela Tarazona, “aunque la sensación en los momentos más difíciles es la soledad o la incomprensión; con el paso del tiempo, me he dado cuenta que muchas de esas visiones y percepciones tenían una sujeción real”.
Todo ello se concentra en su más reciente novela, Isla partida (Almadía / Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2021), una historia tan personal que le costó mucho trabajo escribirla, también mucho tiempo, sobre un periodo largo y muy difícil que atravesó: fue un reto llevar hacia el desarrollo de una historia todas esas visiones y percepciones del mundo”.
“La literatura es mi mejor lugar para vivir y reconciliarme, atar cosas que, a primer golpe de vista, no comprendo muy bien. El propio libro es una pregunta sobre la relación que existe en ese registro gráfico de lo que ocurre en la mente, en un cerebro, y lo que ese cerebro percibe del mundo: me pasaba que, cuando quería escribir o representar esas emociones, como que la palabra misma no alcanzaba, como ya estaba fuera de eso, me resultaba muy difícil traer todas esas sensaciones al texto”.
Una novela que tiene que ver con el cuerpo y con la memoria, pero en especial con el proceso creativo, en particular acerca de las diferencias que hay en cada uno de nosotros: una mujer que parece seguirse a sí misma, que va tras sus recuerdos, sueños y miedos, aunque al final sea como estar frente a un espejo.
“Tiene que ver con el desdoblamiento, incluso con el desdoblamiento que experimenta quien lee. Pensaba mucho durante la escritura del libro en la importancia de concebir a los demás como diferentes, por eso es una apuesta sobre la diferencia que nos caracteriza a cada persona, sobre cómo cada uno de nosotros es un mundo, cada uno de nuestros cerebros es distinto y nuestras emociones tienen grandes variaciones”, explica Daniela Tarazona.
Isla partida es, al mismo tiempo, una crítica a este mundo contemporáneo que, a veces, quiere anular las diferencias, las variaciones, las inquietudes, los accidentes; también es un libro que representa la ruptura interna, los accidentes, las dificultades que perdemos de vista en la vida cotidiana.
“Me interesaba mucho que los lectores pudieran encontrar una Isla partida que, de alguna manera, fuera similar a la suya: el tema es un tabú, no se trata mucho, pero lo padecemos muchas personas y estamos muy solos cuando eso ocurre. Esta fue una manera de acompañar a personas que han pasado por algo así”.
Además...
La representación literaria del cerebro
Las imágenes que acompañan a la novela sobre parte de una serie de estudios que se realizó Daniela Tarazona en mayo de 2014: para la escritora, resultaba indispensable representar por escrito una serie de visiones acerca del mundo, en la cual tiene mucho que ver la forma, la palabra, la propia estructura de la novela: es un juego en el que hay un reflejo del fondo y la propia forma del texto.
bgpa