Luego de los dos años de la pandemia, los números para la industria editorial mexicana empiezan a recuperarse, asegura el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Hugo Setzer: entre los resultados de 2019 y 2020 –el año del encierro—, hubo una diminución de 25 por ciento en el tema de la facturación de libros impresos, mientras para 2021 se estima un incremento del 35 por ciento.
Si bien, desde su perspectiva, “lo más importante es que el libro como tal sigue siendo tan relevante como siempre, tan indispensable y la industria editorial también. Nos estamos levantando”.
Las cifras oficiales del año anterior se suelen presentar hasta la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, pero de acuerdo con datos del Nielsen BookScan, en 2021 se alcanzó la venta de 25.2 millones de ejemplares y 6 mil 060 millones de pesos, lo que representaría un incremento en la venta de unidades de 31 por ciento y un crecimiento en la facturación de 39 por ciento, con respecto al año de la pandemia.
“Creo que 2019 tampoco fue tan bueno, pero pensamos que podemos recuperar el paso. Durante la pandemia, una de las actividades principales de las personas durante el encierro fue la lectura. Los libros educativos sufrieron un poco más, pero al tener a los niños en casa, se logró el crecimiento de los libros infantiles: de alguna manera estamos puestos para seguir creciendo”, resaltó el representante de los editores privados.
En entrevista con MILENIO, Hugo Setzer aceptó que uno de los desafíos más importantes es lograr un diálogo con las autoridades para tener políticas públicas “que nos ayuden a un mejor crecimiento y desarrollo de la industria editorial”, sobre todo con el reconocimiento del libro como bien esencial, lo que ha sido complicado: “durante la pandemia estuvimos intentando que se reconociera al libro como un bien necesario”.
“No se ha acabado de reconocer la importancia del libro como un motor para el desarrollo educativo y cultural de un país. hace años hicimos un congreso iberoamericano de editores y una de las cosas de las que hablábamos era sobre la ausencia de políticas públicas claras en favor del libro: sólo por poner un ejemplo, el tema del IVA, si uno ve las estadísticas en la mayoría de los países es la tasa cero o tasas reducidas, aquí las librerías tienen que absorber todo el IVA”.
Los olvidados: las librerías independientes
Claudia Bautista, directora de la Red de Librerías Independientes (RELI), las cifras que hablan de cierta recuperación del libro después del periodo crítico de la pandemia, no alcanzan a reflejarse en los números de las librerías independientes, entre las cuales la situación se mantiene complicada, “más allá de que no se cuente con datos fiables que ofrezcan un panorama real de lo que sucede en esos espacios”.
“Las cifras no toman en cuenta las ventas o no ventas de las librerías pequeñas, no estamos considerados, además que muchas se realizan de manera directa, sin intermediarios. Las editoriales a lo mejor sí representan el mundo del libro, pero no a las librerías y eso se debe de matizar, porque si bien estamos muy lejos de las cifras de principios y mediados de la pandemia, es cierto que estamos con un 30 por ciento abajo, dependiendo mucho de la localidad”.
Las librerías independientes que están más consolidadas y tienen un mayor número de sellos comerciales, hablo de Profética o de Hyperion, incluso aquellas que empezaron en la pandemia y cuentan con un capital importante, no se han visto tan afectadas por la pandemia, y ese 30 por ciento puede ser importante, pero no amenazar la existencia de la librería, ni contar para el pago de los gastos operativos esenciales.
“La cifra de alza en la venta de los libros no es para nosotros. Evidentemente sí lo son si comparamos con el principio de la pandemia; sobre todo, no lo son para sostener los gastos siempre crecientes de las librerías pequeñas”.
La librera coincidió con el presidente de la Caniem en el sentido de la urgencia de mayor presencia en las políticas públicas, “porque allí también somos invisibles, pero también en un ámbito gremial somos un ente invisible, las editoriales no saben qué cantidad de libros movemos al interior de las librerías pequeñas, ni qué puntos de venta hay: a veces, las librerías desaparecen sin avisarle a nadie, ni siquiera a las editoriales que tienen ahí sus libros”.
De ahí la necesidad de crear una especie de observatorio de las librerías, con la intención de hacerlas visibles en el ámbito editorial, para lo cual, destacó Claudia Bautista, la RELI ya empezó a sondear el interés con algunas universidades, “sin concretar la idea”, lamentó la librera.
Producción de libros:
- 2019: 26 mil 654
- 2020: 17 mil 553
- 2021: 24 mil 051
Facturación de libros impresos:
- 2019: 11 mil 234 millones de pesos.
- 2020: 8 mil 469 millones de pesos, 25 por ciento menos con respecto al año anterior
- 2021: 11 mil 999 millones de pesos, casi un 7 por ciento más en relación con 2019
Comercialización de libros digitales:
- 2019: 232 millones de pesos.
- 2020: 368 millones, un incremento de 58 por ciento
- 2021: 429 millones de pesos
Venta en puntos de venta de acceso público en unidades y pesos, de acuerdo con estimaciones de Nielsen BookScan:
- 2019: 25 millones de ejemplares y 5, 384 millones de pesos
- 2020: 19 millones de unidades y 4, 351 millones de pesos
- 2021: se alcanzaron los 25.2 millones de ejemplares y 6,060 millones de pesos, lo que representa un incremento en la venta de unidades de 31 por ciento y un crecimiento en la facturación de 39 por ciento
De acuerdo a los datos de la Cuenta Satélite de cultura en México, el consumo de bienes culturales durante 2020 se redujo en 11 por ciento. Este decremento impactó de manera importante el gasto de la población en libros, que fue de 25.8 por ciento menos que en 2019.
caov