Hay una anécdota que acompaña a Marisol Schulz Manaut como editora, de la que no se arrepiente, sino que le causa gracia recordarla. Se dio durante una visita a la desaparecida Expo Book América, donde se encontró con un libro que se titulaba Caldo de pollo para el alma y lo dejó pasar, no lo contrató:
“Me parecía una verdadera tomada de pelo, pero luego hubo todo un movimiento comercial, explotaron el caldo de pollo a todo lo que daba. Siempre hay un libro que dejas ir, que no viste o que juzgaste que no tendría el número de lectores. Siempre estás en una coyuntura, es un albur permanente”, reconoce la editora, quien este jueves recibirá el Premio Juan Pablos al Mérito Editorial 2021, otorgado por el Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).
Como editora ejecutiva del área de Ediciones Generales y posteriormente como directora editorial de los sellos Taurus y Alfaguara –en 2013 asumió la dirección general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara–, asegura que una “amplia y exitosa labor al frente de empresas editoriales e instituciones ligadas al ámbito del libro ha contribuido al prestigio del sector editorial”.
“La vida es un tema de equilibrio: lo que he hecho como editora se puede medir como un equilibrio entre acierto y error. Pienso que sí se ha revalorado el trabajo del editor. A partir de la llegada de las herramientas digitales, se pensaba que cualquiera podía ser editor. Y la vida nos ha demostrado que no es cierto: es como una mala traducción de Google”.
Marisol Schulz aún es de las generaciones que extraña el papel en el periódico, por ejemplo, y por una razón un tanto práctica: ver la categorización de la noticia le parece fundamental, “lo que el editor quiso enseñarme a través de cómo ubicó las columnas para mí es fundamental y eso también lo llevo a los libros”.
En ese sentido, es una convencida de que el editor sí ha tenido que adoptar una doble función y se ha revalorado su papel, incluso más por las herramientas digitales, en especial porque “tenemos acceso a una información desmedida y no necesariamente una buena información”.
“Siempre estoy editando en la cabeza. El gran reto fue cada libro que emprendí, no había un reto máximo, era un reto permanente de autores difíciles, no necesariamente literarios, sino de otras temáticas que entendían menos la labor de un editor, como un historiador o un científico social, a quienes a lo mejor no les gusta mucho que hagas alguna contribución en términos de sintaxis”, explica la actual directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La nueva Fil Guadalajara
La entrada a la Expo Guadalajara, sede principal de la Feria Internacional del Libro, se va a partir en dos horarios: de 9:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 21:00 horas, todos los días. ¿Por qué?, “porque es la manera de controlar a 12 mil 500 personas en cada turno”.
Este es apenas uno de los cambios que va a sufrir este encuentro editorial y literario, el más importante en lengua española, y que también ha tenido que afrontar nuevos desafíos por la pandemia, por lo cual Marisol Schulz asegura que esta nueva FIL no es una nueva FIL.
“Desde el año pasado era una nueva FIL: migrar al formato virtual al que nos vimos obligados. Sí la vimos venir, pero no sabíamos cuánto iba a durar; como humanidad fue algo totalmente inesperado, ya teníamos el camino virtual andado, sin saber qué sucedería con lo presencial, con qué aforo, qué iba a pasar con un espacio cerrado. Son dos años en los que hemos vivido en una eterna hipótesis”.
Ahora sabemos que la feria va a ocurrir, la pandemia está relativamente controlada, se cuenta con herramientas para poder hacerle frente bajo las circunstancias de un control de público, un control sanitario y, en especial, un aforo mucho menor al que estamos acostumbrados o no tener a FIL Niños dentro de la Expo Guadalajara.
“Las editoriales lo pedían, porque fue un año de pérdidas, de mucha ganancia en términos de contenido: en 2020 llegamos a 21 millones de personas, pero en términos económicos la derrama para Guadalajara fue de cero, para la Feria la situación económica estuvo muy comprometida y para las editoriales ya no se diga, por los meses que estuvieron cerrados los puntos de venta”.
Con Perú como invitado de honor, a desarrollarse del 27 de noviembre al 5 de diciembre, la Fil Guadalajara tendrá este formato híbrido, con un programa integrado por al menos 600 escritores, “lo que no es poca cosa para un tiempo en pandemia”, en palabras de Marisol Schulz
“Queríamos un regreso para resarcir la situación económica, pero también la anímica: una feria del libro tiene sentido en la medida en que es un encuentro”, aunque en esta edición de la FIL Guadalajara puede ser presencial o telemático, sin por ello dejar de ser importante, reconoció, porque se tendrá a Diamela Eltit, Sergio Ramírez, Margo Glantz, Camila Sosa Villada, Leonardo Padura o Claudia Piñeiro en forma física, pero también a Paul Auster, Isabel Allende o Joyce Carol Oates en forma virtual.
“Muchos autores no querían viajar. No deja de ser un año experimental, sui géneris, si tomamos en cuenta que apenas este lunes se abrieron las fronteras de Estados Unidos. Todo eso pesa y, sin embargo, tendremos a grandes personajes muy interesantes. Lo virtual vendrá a complementar el peso de lo presencial”.
y además
Adicción a la Fil
Marisol Schulz nunca ha faltado a ninguna Fil: a lo largo de 35 años de su vida, todos los fines de noviembre han estado dedicados a Guadalajara, lo que implicaba dejar muchas cosas para ir a la feria, como la familia, la casa o “a una niña pequeña”.
“A veces sufríamos mucho, porque empezábamos a trabajar desde temprano: padecía la Fil y, al mismo tiempo, la añoraba. Para mí la Fil es una adicción, hablamos de la depresión postFil y eso me pasó siempre: la feria ha cambiado mucho, pero me acuerdo de muchos personajes a los que vi siempre en Guadalajara, a quienes veía sólo una vez al año. Ha sido un lugar de encuentro maravilloso. Un espacio único”
bgpa