El amor en los tiempos de redes sociales

Seis escritores indagan sobre la relación entre ese sentimiento y las letras, pero también sobre las posibilidades de vincularse en momentos donde abundan herramientas de comunicación.

“Las formas de seducción han variado con las redes”, advierte Mónica Lavín. (Luis Miguel Morales)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

“Quien ha leído a Neruda tiene más oportunidades de ligar”. Esta es una frase habitual en las charlas de Paco Ignacio y Benito Taibo, quienes a la menor provocación citan versos del Nobel chileno: “Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,/ sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura…”.

Seis escritores responden sobre las relaciones entre el amor y la literatura, pero también sobre las formas de vincularse en tiempos en que las herramientas de comunicación pueden hacer más sencillas… o mucho más difíciles, las posibilidades del amor.

ROSA BELTRÁN

La fuerza de la literatura en la experiencia amorosa es extraordinaria. Las palabras amorosas que oímos desde niños, el lenguaje corporal, las frases acuñadas para enamorar y sentirnos enamorados, son imprescindibles para hacernos vivir.

No existe la experiencia amorosa, ni siquiera la experiencia de la pasión sin un texto previo, sin una narrativa que está en nuestra mente: una historia que estamos imaginando. En ese sentido todos hemos construido nuestro avatar. Y lo modificamos con el tiempo.

ALBERTO RUY SÁNCHEZ

En la literatura se vive de manera natural, porque su naturaleza es penetrar en dimensiones humanas donde otros discursos no pueden hacerlo. Vale la pena evocar la carta de Hanna Arendt recordándole a James Balwin, que se equivocaba al introducir el amor en su discurso político: “El amor es ajeno a la política y cuando se entromete lo único que produce es hipocresía (Carta del 21 nov. 1962)”.

Las redes intensifican algunas veces y siempre multiplican los encuentros y desencuentros. Es una nube a través de la cual algunos enamorados con suerte pasan del estado de conocimiento accidental al de conocimiento apasionado. Todo es posible en las redes, nada es seguro”.

MÓNICA LAVÍN

La literatura es el vehículo más poderoso para acercarse al amor porque necesitamos apresarlo en palabras, mostrar sus filos (la pasión y la ternura, el gozo y el dolor). Ciertos versos memorables, pasajes de novelas y cuentos nos relatan lo que hemos sentido: escribimos intentando dar luz sobre el resbaladizo tema del amor.

Las formas de seducción, de tiempo dedicado al encuentro personal han variado con las redes. A pesar de que la química de las miradas, la animalidad del olfato y las hormonas están ausentes de los encuentros cibernéticos, de ellos derivan matrimonios que se dicen felices.

ALBERTO CHIMAL

La literatura es una herramienta de las culturas humanas y no podría dejar de transmitir aquello que nos interesa. La literatura no tiene tanto poder como el entretenimiento audiovisual, aunque sí me parece que tiene más posibilidades de examinarla de manera profunda.

Shakespeare nunca escribió sobre nada parecido a la busca de una pareja sexual en Tinder porque —obviamente— la tecnología y el pensamiento alrededor de la tecnología no existían. Lo que sí escribió Shakespeare fue sobre la búsqueda de una pareja de acuerdo con las posibilidades imaginables en su tiempo”.

RAQUEL CASTRO

Leer las cartas de Eloísa a Abelardo, o los sonetos de Sor Juana nos permite ponerle nombre a lo que sentimos. En tiempos oscuros, la literatura recuerda que el ser humano es más que odio y miedo: podemos aspirar a sentimientos nobles y maravillosos. El amor en la literatura nos hace no perder la humanidad.

Se vive diferente, pero más en cuanto a formas que en cuanto a fondo. Las dos palomitas en WhatsApp, que nos enfrentan al hecho de que la persona amada (o deseada) vio nuestro mensaje pero no lo respondió, ¿difiere de lo que Don Juan Tenorio o Casanova hacían una vez que se desinteresaban de alguna de sus conquistas?

SANDRA FRID

El arte nos hace humanos, nos acerca a la eternidad, por lo tanto, amor y letras van tomados de la mano. Sin palabras, no hay mundo, pues únicamente existe lo que podemos nombrar. Además, la literatura es, como el amor, una aventura.

Se ha perdido la sorpresa del encuentro, de la conquista a través de una llamada inesperada, la cita a ciegas, las cartas que se convierten en palabras eternas o en material para el fuego si ese amor nos decepcionó.