Vive en Australia desde hace algunos años, pero no deja de lado su nacionalidad sudafricana ni sus preocupaciones en el mundo moderno. John Maxwell Coetzee es considerado uno de los escritores vivos más importantes en la actualidad, pero, al mismo tiempo, una de las miradas más críticas de lo que sucede en todo el mundo.
“Siempre he creído que un libro debe hablar por sí mismo, y que su autor, una vez que lo haya lanzado al mundo, debe salir del escenario y callarse, pero obviamente los libros no tienen una base histórica, ni siquiera la religión se convirtió en algo importante en mi vida. No obstante, siempre he estado intrigado por la vida y por la muerte por la que se sacrificó Jesús”.
Autor de títulos como Esperando a los bárbaros, La edad de hierro, Desgracia o La muerte de Jesús, el Premio Nobel de Literatura en 2003 recordó que desde la niñez ha escrito en inglés como una liberación del punto de vista reducido de los afrikáners: “Después el impulso fue cada vez menor, cuando empecé a escribir prosa en inglés, pero jamás he sentido que el inglés sea mi idioma.
“Cada vez lo manejo más como si fuese un extranjero. A lo mejor, este sea el motivo por el cual mi inglés sea traducido de manera tan sencilla. No puedo imaginar escribir poesía en inglés, porque no puedo imaginar escribir en un idioma que le pertenece a alguien más. De ahí que algunos de mis libros hayan aparecido primero en español”.
Es por ello que sus palabras no solo se quedan en su país de origen, Sudáfrica, ni en la lengua en la que escribe, como el inglés, sino en todo los aspectos que lo han llevado a darse cuenta que necesitamos pensar como seres humanos, antes que como máquinas, destacó en una conversación que sostuvo con la investigadora Raquel Serur, en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario.
“No me importa que un libro que yo escriba no aparezca primero en inglés, porque no están enraizados en ese idioma. No me gusta la manera en que el inglés está manejando el mundo, ni la manera en que empuja hacia abajo los idiomas que encuentra en su camino; no me gustan sus pretensiones universalistas, ni la arrogancia que esa situación crea, por lo tanto hago lo poco que puedo para resistir esa hegemonía”.
J. M. Coetzee fue objeto de una serie de reflexiones la mañana de ayer en la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, cuyo titular, Jorge Volpi, lo definió como el escritor vivo más importante de la literatura contemporánea, quien al final dedicó alrededor de 30 minutos a la firma de libros.
Y ADEMÁS
ESCRITOR TRADUCIDO PRIMERO AL ESPAÑOL
Hay algunos libros de Coetzee que antes de traducirse al inglés aparecen en español, lo cual no deja de ser un gesto de parte del escritor, un gesto político, cuya relevancia es que ha contribuido a formar su carrera como escritor a lo largo de cinco décadas: “Soy un joven que nació en Sudáfrica, con una etnicidad difícil de definir: un joven que escribe en un idioma que adquiere, el inglés, y que publica su primera novela en Sudáfrica, pero su ambición es mucho mayor: desea ser publicado en el mundo real, que para él significa Londres y, aún más, Nueva York.