Desde 1979 ejerce el periodismo cultural. Ha recorrido muchos medios a lo largo de estas cuatro décadas y, aunque ya dio el paso al artículo y a la publicación de libros, no olvida las herramientas con las que se inició en el oficio.
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Hoy, Adriana Malvido recibe el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, otorgado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
“La palabra homenaje me apabulla un poco, pero sí siento que es como un gran abrazo al gremio de los periodistas culturales, de los reporteros, al tiempo de una invitación: cuando recordé la lista de quienes han ganado el premio, sentí que se trataba de una invitación a comer con tus maestros, con tus mayores. Los veo enormes, como gigantes y con mucha humildad lo agradezco y lo recibo muy feliz, aunque los siento inalcanzables y pienso en José Emilio Pacheco, en Vicente Leñero… en nuestros maestros más fuertes”.
Una oportunidad que aprovecha la periodista para hacer una reflexión en torno al trabajo que se desarrolla desde la llamada fuente cultural, a la que considera mal valorada y merece mucho más reconocimiento, porque de ahí sale todo lo demás: “los ensayos que después se producen, las columnas de opinión, los artículos… salen de las notas de los reporteros que todos los días nos dicen lo que está pasando”.
“Creo que merece mucho más reconocimiento, no solo en palabras, sino con mayor espacio y con presencia, en especial ahora que dicen que todo mundo hace periodismo. Sí, está bien el periodismo ciudadano, pero cuando tú quieres enterarte bien te vas al periodismo profesional y a la voz de quien conoces. Entonces, desgraciadamente no está bien valorado y hay que dar la pelea”, considera Adriana Malvido.
Si bien no deja de mirar a la realidad. Estamos en un momento de transición, dice convencida, cuando más allá de las crisis en los medios impresos, hay un reacomodo, todo va hacia lo digital por las nuevas generaciones de lectores.
“Hay que aprender a manejar esos nuevos lenguajes y a defender lo que debe permanecer, como la investigación, la ética, la independencia. Valores que se quedan siempre, a pesar de los grandes cambios. Veo que tenemos muy buenos periodistas, muy buenos ensayistas, aunque falta espacios y que se le dé un espacio más importante en la conversación social”.
LA PALABRA INDÍGENA
La primera vez que salió de su estado natal, Yucatán, pensó mucho en aceptar la invitación a participar en un encuentro de creadoras indígenas, no solo por viajar tan lejos, sino porque no tenía la experiencia de hablar en público.
Lo hizo, y ayer la escritora en lengua maya Sol Ceh Moo recibió el Premio en Lenguas Indígenas de América, entregado en el marco de la FIL Guadalajara, donde hizo un llamado a hacer llegar las lenguas originarias a todos los rincones del país, sobre todo con una propuesta literaria que se salga del ámbito personal de cada creador.
“Es una tarea muy diferente para las personas que están acostumbradas a relatar situaciones vivenciales en nuestro ambiente, pero generar una literatura que pueda competir consigo misma, con el autor, con los lectores y, en especial, con la editorial que se va a comprometer a imprimir una obra, es una meta difícil, que parecería imposible dentro de las lenguas originarias”, aseguró la autora de X-Teya, u puksi’ik’al ko’olel (Teya, un corazón de mujer) o El llamado de los tunk’ules. T’ambilák men tunk’ulilo’ob, quien tenía en mente demostrar que era capaz de decir lo que piensa, de hablar de la realidad, de sostenerlo con la pluma.
CLAVES
DE REFERENCIA
Zapata sin bigote, Andanzas de Guillermo Arriaga, El Bailarín, libro que apareció hacia 2003.
PREMIO NACIONAL
En 2011 ganó el Premio Nacional de Periodismo por la entrevista a Rob Riemen, publicada en Laberinto.
EXITOSO
La Reina Roja: el secreto de los mayas en Palenque se publicó en 2006 y fue un gran éxito de ventas.
EL HOMENAJE
Recibirá el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, hoy a las 17:30 horas.