Elvira Sastre forma parte de todo un movimiento literario, no planeado así, en el que la poesía y las redes sociales se aprovechan la una a la otra: una herramienta para llegar a un mayor número de personas, no necesariamente de lectores, porque al final ellos ya tienen sus propias apuestas.
“No creo que haya inventado un lenguaje poético, ni revolucionado nada, simplemente que es verdad que he tenido la suerte de vivir el tiempo de Internet y se empezaron a usar las redes sociales como herramienta de expresión artística, ya sea de escritores, de ilustradores o de cantantes”.
A los quince años de edad abrió el blog “Relocos y Recuerdos”, convertida en un verdadero fenómeno en España, donde se ha dado a la tarea de compartir sus versos, ya reunidos en títulos como Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, Baluarte, Ya nadie baila y La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida.
“Empecé a compartir mis poemas por redes y funcionó, porque sí creó que hay un fallo en la difusión de la literatura e internet ha permitido que llegue a gente que no la está buscando, pero al ver una foto con un poema se siente atraído y puede salir a buscar un libro. Es una suerte para mí haber llegado en este momento”, confiesa Elvira Sastre (Segovia, España, 1992).
Así, la poesía se ha convertido en un género literario hasta masivo, lo que no significa el reconocimiento de la crítica, con lo cual la escritora amplía su mirada creativa con el lanzamiento de su primera novela Días sin ti que, incluso, obtuvo el Premio Biblioteca Breve 2019.
“El éxito es algo secundario, algo que agradezco muchísimo, porque al final si un libro triunfa es porque tiene lectores detrás que lo apoyan, que les ayuda, les distrae o les da herramientas, como a mí me han dado”.
Para la narradora, si los libros van ligados a la palabra éxito es síntoma de que algo se está haciendo bien, pero como resultado de un esfuerzo colectivo, desde los maestros que fomentan la lectura entre los niños hasta iniciativas como el Hay Festival, “que logran que la literatura llegue a un mayor número de personas y de una forma sencilla”.
Elvira Sastre, en gran parte gracias a su lado poético y la divulgación que logra en las redes sociales, hoy día llena teatros y salas de conciertos con sus recitales poéticos, lo que no deja de ser un tanto extraño para la joven, quien no se considera representante de nada ni de nadie, segura de que si algo ha logrado es porque hay otros escritores que han ayudado en su formación.
“La escritura es un oficio muy solitario, en el que siempre hay muchas dudas y bajones, a veces no sabes si lo que estás haciendo sirve o no. Siempre me ha amparado en la idea de que primero debe servirme a mí y si sucede así, para mí es suficiente, aunque tener un premio como el Seix Barral significa que algo estás haciendo bien y que hay quienes lo valoran”.
En la cuarta edición del Hay Festival Querétaro, Elvira Sastre formó parte de un grupo de escritores que salieron de los recintos cerrados y compartieron su literatura en el Jardín Guerrero, en el centro de la capital queretana, siendo una propuesta que busca llevar la palabra, el pensamiento, fuera de los espacios tradicionales.
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