Dentro de las propuestas literarias que dominaron en España los últimos años, la mirada al pasado se convirtió casi en una tendencia, pero casi siempre desde las grandes ciudades: ¿cómo se vivieron los últimos años del franquismo en una isla y en un ambiente turístico?
El escritor español Vicente Valero está convencido de que no hubo muchas diferencias, porque la sociedad no era muy distinta en unos sitios que en otros: si había vivido 40 años con Franco, no podía ser muy diferente en Galicia, en Andalucía o en una isla, como Ibiza.
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“Lo que nos diferenciaba del resto era el turismo, eso hacía que hubiera un trato con los extranjeros, un ambiente en el que, por una parte, estaba la sociedad cerrada y endogámica de la isla, y por otro este mundo abierto, incluso transgresor, como era el turismo en aquella época”, dice el autor.
En ese contexto apareció el libro Enfermos antiguos (Editorial Periférica), en el cual el narrador y poeta español se propuso contar una historia alrededor de su infancia y, al mismo tiempo, quería que fuera un libro un poco diferente a la manera en que suelen ser esas publicaciones: “entonces se me ocurrió la idea de abordar mi infancia a través de las visitas a los enfermos que realizaba mi madre y que yo, acompañándola a ella, también realizaba”.
“Y, a pesar de que este libro se refiere a mi infancia, en realidad habla de otra generación, no de la mía: habla de la de mis padres, la que más conscientemente abordó ese cambio y esa transformación. Para mí es interesante constatar cómo mi generación de niños veíamos a estos adultos con sus miedos, con sus expectativas, pero al mismo tiempo con su desconfianza frente al gran cambio político que se les veía encima”.
Del franquismo a la democracia
Nacido en la isla de Ibiza, en 1963, Vicente Valero es autor de títulos como Los extraños, El arte de la fuga y Las transiciones, dentro de lo que se ha llamado sus novelas de “formación”, también concebidas como retratos de la sociedad en la que nació y en la que se desarrolló, como un reflejo de la manera en la que un niño se imbuye del mundo de los adultos.
“Intento apartarme un poco de la nostalgia, aunque sin rehuirla de una manera directa: es un libro que inevitablemente tenía que encontrarse con el humor, puesto que es un niño que acude a esas visitas que se convertían en tertulias, donde se habla de sus cosas”.
Así, entre el humor y la nostalgia recrea esa atmósfera de su infancia, en una isla que podría ser cualquier otra ciudad española de “provincias, en una época muy concreta, en los últimos años de la dictadura franquista y los principios de la democracia”.
“Una parte importante del libro es contar cómo veíamos nosotros a nuestros mayores, en un momento en que nuestros mayores se encontraban en una etapa de crisis de autoridad, pues en el paso de una dictadura a una democracia plena hay una crisis de autoridad, no sólo la vinculada con el poder, sino con todo aquello que tiene que ver con el poder: la estructura familiar o los colegios”.
En ese sentido, para Vicente Valero resultaba muy importante describir cómo los niños de su generación veían las reacciones de los adultos actuar en ese escenario.
La mayoría de los personajes que aparecen en la trama de Enfermos antiguos tenían algo que ver con el entorno familiar de Vicente Valero: personas sin relevancia política o social, pero que construían la historia cotidiana, el día a día. Uno de los objetivos del escritor era reflejar a la gente que afrontaba los cambios políticos, la transición a la democracia, que “no la iba a protagonizar, pero sí a padecer, para bien y para mal”, destacó el escritor español.
PCL