El hecho ocurrió en París, una primavera de 1957 de un día lluvioso, un joven Gabriel García Márquez, mucho antes del premio Nobel, de apenas unos 28 años de edad, aun que ya dentro del oficio de periodista, y con su primer novela ´la hojaresca' ya publicada, iba caminando en dirección contraria al jardín de Luxemburgo, por el bulevar de Saint Michel, cuando de pronto, lo reconoció, era el Nobel Ernest Hemingway caminando en la cera opuesta, así lo relata el escritor colombiano, en el texto introductorio que realizó para la colección de 'Cuentos de Ernest Hemingway', publicada por editorial Lumen en 2007.
La admiración que García Márquez sentía por Hemingway era tal, que según agregó en su texto, solía visitar un café en París únicamente por que Ernest lo consideraba 'bueno para escribir', y que día con día esperaba ver entrar a la misma camarera que el autor estadounidense vio entrar una tarde, y vivir un amorío como lo plasmó Hemingway en su literatura, "cuando se convive por tanto tiempo con la obra de un escritor entrañable, uno termina sin remedio por revolver su ficción con su realidad" mencionó Gabo, en su escrito. Por tanto el texto que escribió como introducción a los cuentos de Hemingway, además de ser un análisis desde la perspectiva de Gabo hacia el método y obra, es una carta de amor hacia un autor que lo inspiró profundamente.
- Te recomendamos Amigo de Hemingway cumple promesa hecha hace 60 años Cultura
Para el momento del encuentro, el maestro de las letras estadounidense tenia 59 años de edad, y García Márquez describe que lo vio caminar a ritmo de paseo acompañado de su cuarta esposa Mary Welsh, según el Nobel colombiano en su texto, Hemingway vestía "unos pantalones de vaquero muy usados, una camisa de cuadros escoceses y una gorra de pelotero", detalla que era demasiado enorme y visible entre la gente con su 1.83 de altura. El escenario del encuentro según las descripciones del autor de '100 años de soledad', fue entre puestos de libros usados y una afluencia de jóvenes.
El boxeador y periodista intimido al novelista colombiano
Ernest, también conocido como "Papa", puso en un dilema al mismísimo Gabo, pues según declara en su introducción, no sabia si entrevistar a Hemingway a modo de prensa o simplemente ir hacia él y estrechar su mano y externar su admiración, "sin reserva", como señala en su redacción. Otra cosa que también llego a inquietar a García Márquez es que en aquel entonces su ingles era muy básico, como el declaró "era el mismo ingles rudimentario que seguí hablando siempre", y a si mismo dudaba si entablar conversación a Ernest en español, pues no estaba seguro de que tanto español haya retenido en su viaje como corresponsal de la guerra civil a España.
El encuentro entre grandes escritores se redujo a un simple saludo
Mientras García Márquez introspectivamente resolvía la disyuntiva sobre la mejor manera para entablar conversación, ya que como el mismo indica en su introducción "no quería estropear aquel instante", de pronto, simplemente colocó sus manos alrededor de su boca, a modo de 'Tarzán en la selva', como expresó en su escrito, y grito "¡maestro!". Hemingway lo miro y con la mano en alto le devolvió el saludo en castellano "¡Adiós, amigo!", Gabo utilizó la palabra "pueril" para describir el tono del saludo de Ernerst en su texto, mismo que se podría interpretar como inocente y alegre, además añadió a su relato, que esa fue la ultima vez que lo vio.
Era normal ver a la crema de la literatura y artes deambular por las calles de París en el siglo XX, durante un tiempo fue escenario de incontables artistas pertenecientes a la 'generación perdida', una expresión acuñada por el mismo Ernest Hemingway, con la cual se refería a los jóvenes desilusionados y afectados por los estragos y daños colaterales de la Primera Guerra Mundial, mismos jóvenes que encontraron en la ciudad del amor inspiración entre el vino y las fiestas, tal fue el acontecimiento que dejó huella en sus obras, entre dichos autores, se encuentran: Pablo Piccaso, Salvador Dalí, el cineasta mexicano, Luis Buñuel, F. Scott Fitzgeral, Gertrude Stein, John Doss Pasos, entre muchos artistas más.
ARG