Desde sus años de infancia, Héctor Aguilar Camín ha sido un escucha de las conversaciones ajenas. Lo era en las pláticas entre su madre y su tía, allá en Chetumal, y no lo ha dejado de hacer, porque de alguna manera ahí encuentra el sustento a su pasión literaria: “Si no pensara que me vas a robar mi novela te la contaba. —Prometo no robártela si no vale la pena”, se lee en un diálogo del relato “Pasado pendiente”.
El colaborador de MILENIO habla de la memoria, la política, la infancia, los padres… temas que están presentes en el libro de relatos Historias conversadas, ahora en una edición aparecida en el sello Literatura Random House y que puede considerarse su edición definitiva.
¿Ha sido sencillo encontrar un camino en la literatura, siendo periodista, analista político, historiador?
Ha sido al revés: me he dejado llevar por la discusión pública. He sido un mal cuidador del escritor que soy, de la figura literaria y un abusivo ejercitador de la figura pública.
¿Se arrepiente de eso?
Un poco. Me parece que hay mucha más verdad, mucha más profundidad en mi literatura que en mi periodismo, aun cuando se trata de una de mis grandes pasiones y de mis alimentos intelectuales y literarios. La verdad es que es unidimensional: los acontecimientos, la historia del día, y en el fondo no se puede hacer lo que sí se logra en la literatura: inventar y construir un mundo completo, en donde están claras, por la ficción, las cosas, las emociones, las razones, los hechos.
En el mundo que vivimos normalmente, si uno se fija bien, todo es muy opaco; uno lee un periódico y se entera de unas cosas y no sabe exactamente de qué se trata.
¿Qué es lo que cambia en la literatura?
En la literatura hay que ir más despacio y hay que construir completo un mundo; en el periodismo, como la realidad no necesita excusas para existir, nos encontramos una historia como la de unos tipos que agarraron a tiros a dos señoras que veían con sus hijos y luego quemaron las camionetas. Eso sería imposible de ponerlo en la literatura, no te lo cree nadie.
La literatura es una señora mucho más recatada, mucho más exigente que la realidad: la realidad no tiene límite. A los periodistas nos queda decir lo que sucedió, pero en el fondo no entendemos, no sabemos; en la literatura entiendes cuáles son las emociones; por ello, sí me parece que la expresión literaria es mucho más rica al final.
¿Hoy día es más difícil ser personaje público?
Sí. Si pudiéramos traducir lo que sucede en la calle de Mazatlán en las redes sociales sería un griterío. Nadie oiría nada. Eso me parece que no es la mejor idea de una conversación pública, que debe tener mesura, tiempos, claridades. En el griterío que estamos, todo vale lo mismo y triunfa el grito más fuerte, y eso me parece que es una potencia destructiva de la conversación pública.
Lo vemos, todos los días, el nivel de polarización que es posible meter en las redes sociales es alarmante: la ausencia de la conversación real, el ir y venir del insulto, de la descalificación, de la tontería… no se puede contra eso. Lo que hay que hacer en medio de este infierno es lo que decía Italo Calvino: “Estamos en el infierno, hay que buscar cada quien un espacio que te dé un poco de vida propia dentro de eso”. La manera de hacer eso es dedicándole mucho tiempo a escuchar lo que quieres escuchar y borrar lo que no quieres oír.
En tiempos de polarización, ¿qué le toca a los creadores, a los artistas, a los escritores?
Tenemos que oír lo que el otro quiere decir. Y si no nos interesa, no nos interesa; si tenemos algo por contestarle, lo hacemos. Pero proceder de buena fe en esto es una buena manera de luchar contra el infierno.
Creo que nuestros periódicos siguen sin ceder a la tentación ni del rumor, ni de la polarización o de la descalificación.
Y ADEMÁS
PRESENTE EN LA FIL GUADALAJARA
Varias serán las actividades que tendrá Héctor Aguilar Camín en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que inicia mañana con la presentación de títulos como Esfuerzos mal recompensados: la elusiva búsqueda de la prosperidad en México o Desafíos a la Libertad en el Siglo XXI, hasta sus Historias conversadas, concebido como el volumen en el que se completa su saga familiar, “y el libro que lo confirma como uno de los mejores narradores mexicanos de nuestro tiempo” —según sus editores—, cuyo lanzamiento se realizará el martes 3 de diciembre a las 17 horas en el Salón 1 de la Expo Guadalajara.