Irene Vallejo comparte emotivo mensaje tras recibir el Premio Nacional de Ensayo 2020 en España: “Pensé en mi madre”

El galardón llegó ayer a manos de la escritora luego de un retraso de dos años debido a la pandemia de covid-19.

La escritora durante la entrega de premios. (Twitter @irenevalmore)
Ciudad de México /

La escritora Irene Vallejo compartió un emotivo mensaje en sus redes sociales tras recibir el Premio Nacional de Ensayo 2020 por el libro El infinito en un junco durante la entrega de los Premios Nacionales de Cultura en España; destaca que el galardón llegó ayer a sus manos luego de un retraso de dos años debido a la pandemia de covid-19.

La ceremonia tuvo lugar en el Museo Nacional del Prado, en Madrid, y estuvieron presentes el rey Felipe VI y la reina Letizia. De esta experiencia, la filóloga comentó en Twitter: “En esos momentos pensé en mi madre, mano firme de algodón”.

En K., que nunca quiere ser mencionado. En la tribu del junco, que ha adoptado este libro contra todo pronóstico y frente a los pesimismos. En Contraseña, mi primera casa”, agregó.

Vallejo también recordó a “Siruela y Casanovas & Lynch, por creer en mí cuando era una desconocida con un ensayo estrafalario bajo el brazo y madre de un niño con graves problemas de salud”.

“En la sanidad pública que salvó a ese pequeño, en la educación pública que hoy le acompaña. En todas mis profesoras y maestros. Y en mi querida María Moliner, porque no olvido las rebeldías y las proezas de quienes abrieron paso a nuestros sueños”, fueron otros pensamientos de la escritora durante la premiación.

Asimismo, Irene rescató un fragmento del discurso que dio durante la ceremonia: “Pienso en mi paisana, María Moliner, jardinera de palabras, que creó a solas un diccionario. Escribió su obra interminable en las horas libres de su empleo de bibliotecaria”.

“Al principio, calculó que la tarea le llevaría unos seis meses, pero pasó quince años ensartando significados como perlas en el hilo de su diccionario. Poco a poco las fichas, los conceptos, las acepciones invadieron la casa". 
"En su hogar, Moliner carecía de despacho propio. Las mujeres que emprendían una tarea intelectual se instalaban en los huecos, inventaban su espacio. Ella se afanaba en un rincón del comedor o en la mesa de la cocina. Quizá alguna vez confundió palabras con patatas, y preparó tortilla de adjetivos, puré de concesivas o esdrújulas fritas”, concluyó.

hc

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