Jane Goodall es considerada por la activista medioambiental Greta Thunberg como “una auténtica heroína” y en estos tiempos ofrecer una guía de supervivencia es un aliciente ante la pandemia global, la crisis climática, los conflictos armados o la desigualdad económica. La etóloga y ambientalista norteamericana Jane Goodall es reconocida por sus estudios sobre el comportamiento de los chimpancés en el parque nacional Gombe de Tanzania y otros sitios de África. Sus investigaciones son fundamentales para entender el equilibrio de los ecosistemas, pauta para su intensa labor sobre los peligros del cambio climático. Es abanderada de la esperanza y lleva décadas viajando por el mundo. Y es a través del método dialéctico como obtiene algunas respuestas brillantes con el escritor Douglas Abrams y la participación de Gail Hudson en El libro de la esperanza. Una guía de supervivencia para tiempos difíciles (editorial Océano).
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La esperanza habita en muchas partes. En la convivencia diaria: “es lo que nos permite seguir adelante a pesar de las adversidades. Es aquello que deseamos que ocurra, pero para lo que tenemos que estar preparados para trabajar muy duro a fin de hacerlo realidad –Jane sonrió–. Es como esperar que éste sea un buen libro. No lo será si no hacemos el trabajo” (pág. 26). Se encuentra en la naturaleza: “–El naturalista –explica Jane– busca la sensación de maravilla en la naturaleza; escucha la voz del mundo natural y aprende de la naturaleza al tiempo que trata de entenderla” (pág. 29). Por supuesto se halla en el intelecto: “Lo que nos ha llevado a usar nuestro intelecto de manera tan desafortunada es una mezcla de codicia, odio, miedo y ansias de poder. Pero la buena noticia es que un intelecto lo suficientemente grande para crear armas nucleares e inteligencias artificiales también debería ser capaz de encontrar formas de sanar las heridas que le hemos causado a este pobre planeta. Y en efecto, ahora que cobramos más y más conciencia sobre las consecuencias de nuestros actos, hemos comenzado a usar nuestra creatividad e inventiva para enmendar el daño. Ya existen algunas soluciones innovadoras, incluyendo energías renovables, la agricultura regenerativa y la permacultura, el impulso hacia una dieta de base vegetal, y muchas otras, que buscan crear una nueva manera de hacer las cosas” (pág. 65). Por supuesto la esperanza está en la gente: “Creo que los animales tienen tanto derecho a vivir en este planeta como nosotros. Pero también que nosotros mismos somos animales, y que el Instituto Jane Goodall (IJG), como muchas otras organizaciones actuales de conservación, también se interesa en la gente. De hecho, cada vez queda más claro que los esfuerzos de conservación no pueden ser exitosos y sostenibles a menos que las comunidades locales se beneficien de algún modo y se involucren. Estas son cosas que tienen que ir de la mano” (pág. 111).
Y abundan los autores que aunque pareciera difícil la esperanza es una estrategia sólida que en realidad puede cambiar todo. Y en este libro, ambos especialistas lo hacen desde distintos ámbitos y de acuerdo a sus experiencias. Señalan que es uno de los elementos más buscados e incomprendidos, y aquí dan las bases de sus posibilidades. Bellas postales ilustran esta obra en la que se utilizó 50% de papel reciclado para su elaboración, o reciclable, o de fibras naturales no derivadas de la madera.
Jane Goodall y Douglas Abrams, con Gail Hudson. El libro de la esperanza. Una guía de supervivencia para tiempos difíciles. 258 págs. Océano, 2021.