“En México gané mi nombre”, dijo alguna vez José Saramago, protagonista de Saramagia (Grano de Sal) con testimonios y recuerdos sobre el paso del escritor por nuestro país.
Alma Delia Miranda, coordinadora, detalla en entrevista con MILENIO: “El libro testimonia el cariño con el que México recibió y acogió a Saramago. Lo que hicimos fue revisar la nómina de los personajes que estuvieron cerca de él, desde el viaje de 1998. Esa fue la guía, pero también el impacto de la presencia de Saramago en México en el ámbito académico, además de dar voz a testimonios de personas que habían estado en contacto con él, pero que quizá no se sabía públicamente”.
Saramagia incluye 21 textos que recuerdan los viajes del escritor por el país que lo quiso incluso antes de que ganara el premio Nobel de Literatura, en 1998. Están reunidos autores como Elena Poniatowska, Hernán Lara Zavala, Marisol Schulz, Tomás Granados Salinas y Ana Rita Sousa, por mencionar algunos.
Su compromiso
La entrevistada se refiere a la militancia social del escritor portugués: “Se involucra muy vivamente con las injusticias o con grandes tragedias. En el caso de Argentina, por ejemplo, él va a apoyar a las Abuelas de la Plaza de Mayo y, en México, la matanza de Acteal fue determinante para que volteara a ver al país, pero también para que la gente volteara a ver a Saramago, un autor que ya era muy reconocido en Europa”.
Miranda sostiene que en México tenía lectores, por supuesto, pero no era la figura pública que tuvo tanto arrastre hasta que su manifestó indignación por lo que había ocurrido en Chiapas, en Acteal.
“El Saramago, digamos, militante de las causas sociales, está ahí. En México fue su relación con los indígenas, su preocupación por los más desfavorecidos, pero en otros países ocurrió lo mismo. Saramago tiene una manera de escribir que, para mi gusto, no es panfletaria, él es muy vertical en sus opiniones y no lo esconde. Es un esteta y él tuvo mucho tiempo para depurar su estilo, pero definitivamente su militancia no la esconde, de la misma manera que su legado”.
La especialista pone como ejemplo la Fundación José Saramago: “Tiene un espíritu de continuar velando, digamos por causas sociales, no es una fundación para la difusión de autores o una cosa así; hay un premio Saramago en el que participa la fundación, pero el espíritu básico es el de no abandonar causas sociales”.
Influencia indiscutible
En su paso por México, Saramago tuvo seguidores y detractores, “probablemente, algunos pensaban que era una literatura demasiado ideologizada pero ahora, una generación más joven, tiene al Saramago autor y muchos van a descubrir todo lo que movió en nuestro país”, dice Delia Miranda.
Sobre el nombre del libro, Miranda comenta que es un término que la periodista Mónica Mateos utilizó. “Una generación más joven no vivió el furor por Saramago en México, eso que Mónica llamó Saramagia, la capacidad del escritor de convocar multitudes, y teníamos que plasmarlo en un libro".
Alma Delia Miranda destaca que el escritor exigió que su cultura y literatura se estudiaran formalmente en México.
“La licenciatura en letras modernas portuguesas de la UNAM es creación indirecta de Saramago, desafortunadamente ya no pudo saber que se inauguraría la licenciatura porque arrancó unos meses después de que él murió, pero si la licenciatura existe es gracias a José Saramago”.
Los testimonios
Saramagia se divide en tres partes, “De intelectuales y periodistas” con testimonios del brasileño Horácio Costa, Carlos Martínez Assad, Mónica Mateos y Pablo Espinosa. Después hay testimonios de sus editoras en textos como “El portugués más mexicano”, de Marisol Schulz Manaut o “Saramago, el corazón a la izquierda”, escrito por Laura Lara.
En Del ámbito académico se publican los artículos “José Saramago y la carrera de Letras Portuguesas en la UNAM”, de Ambrosio Velasco Gómez; “José Saramago en la UNAM: memorias y testimonios”, de Susana González Aktories y Claudia Ruiz García; “José Saramago en la Cátedra Alfonso Reyes noviembre de 2004”, de Roberto Domínguez Cáceres, y “José Saramago en un aula heterodoxa”, de David Barkin, entre otros textos.
En el artículo que escribió Elena Poniatowska se lee:
“Las razones que me llevan a contar una determinada historia tienen que ver con mi visión de la sociedad. Soy pesimista porque el mundo no me da ningún motivo para no serlo y eso lo digo en mis libros. ¿Usted cree en la felicidad? —le pregunté— yo, feliz de ser feliz y poder entrevistarlo. La felicidad es una excepción —sonrió”.
Miranda concluye: “El lector se va dar cuenta de todo lo que fue querido José Saramago en México con historias, fotos y anécdotas muy interesantes alrededor de él”.
La compiladora
Alma Delia Miranda Aguilar es licenciada en Letras Hispánicas (UNAM), maestra en Letras Españolas (UNAM) y doctora en Literatura Hispánica (El Colegio de México). Forma parte del cuerpo docente de Letras Portuguesas desde 2015 y es titular de la Cátedra Extraordinaria José Saramago.
caov