Don Winslow nació en Nueva York (1953), pero desde hace ya bastantes años radica en Julian, en el condado de San Diego, en California. Vive muy cerca de la frontera con nuestro país, conoce los problemas de esa geografía, pero al mismo tiempo la riqueza que se encuentra en ese diálogo no solo lingüístico, sino cultural.
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Así fue como en 2005 empezó a escribir la trama de El poder del perro, que ya desde ese momento vislumbraba como parte de una trilogía; una década después apareció El cártel y, apenas el año pasado, La frontera. Con estos títulos agrupados bajo la denominación de El cártel, consiguió una presencia aún más fuerte entre los lectores de habla hispana, si bien su literatura tiene reconocimiento en buena parte del mundo.
“Vivo cerca de la frontera y no es que solo esté en mi mente, sino está en mi vida todos los días. En general, puedo pensar que es algo bueno, porque disfruto esta mezcla de culturas, esa emoción que da combinar dos culturas; creo que es algo que puede ser divertido: no siempre veo a la frontera como un problema o como algo negativo”, cuenta a M2 el escritor estadunidense, a propósito del lanzamiento de su más reciente libro, Rotos (Harper Collins, 2020), que para muchos debe considerarse como una especie de introducción a su obra, sobre todo porque en el volumen de relatos se aparecen personajes que ya han estado en sus historias.
Winslow reconoce que uno de los principales problemas es que solemos pensar en una frontera como algo que separa a dos pueblos, cuando también puede ser real o verdadero que ofrece la posibilidad de compartir múltiples aspectos, muchos de ellos en común, con lo que se crean posibilidades reales de conocer la realidad de una manera muy diferente.
“Se nos vendieron muchas cosas en los últimos cuatros años, los de Donald Trump en la presidencia, pero me molesta realmente cuando personas que no saben nada de las fronteras o que, simplemente, han pasado por allí hora y media tomando un tour, después hablan como si fueran expertos, cuando en realidad no saben nada de lo que es la vida en la frontera. He vivido aquí durante 30 años y ni una sola vez, en ese tiempo, he visto un conflicto o un acto de violencia desatado por una situación racial o étnica”.
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Sin dejar de reconocer las dificultades de convivencia que pueden generarse por el racismo o la xenofobia, Don Winslow recuerda que, en la vida cotidiana, se acude a las bodas o a los funerales del otro, los hijos van a las mismas escuelas; incluso, “estamos juntos en las directivas de las escuelas.
“El problema de la frontera se crea por la guerra contra las drogas, la prohibición de las drogas es lo que hace que la frontera sea un territorio valioso para los cárteles, por un lado, y para las personas que financian y entregan las armas”, afirmó el autor.
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RIDLEY SCOTT: DEL CINE A LA TELEVISIÓN
El director británico quiso llevar al cine los primeros dos títulos de la trilogía, El poder del perro y El cártel, pero lo ambicioso de la tarea terminó por dejar el proyecto en el baúl. Con la publicación de La frontera, volvió a cobrar vida, aunque ahora para una serie de televisión, producida también por el cineasta.