A los 84 años de edad, murió el poeta y escritor Charles Simic (1938-2023), escritor serbio-americano, considerado uno de los mayores poetas contemporáneos en lengua inglesa y un permanente candidato al premio Nobel.
Jeannette L. Clariond, directora de la editorial Vaso Roto, que ha publicado varios libros del autor en español como El mundo no se acaba o El Lunático, dijo a MILENIO.
“De la poesía y de la obra ensayística de Charles Simic me llama la atención algo que él mismo escribió en Una mosca en la sopa, que es una obra autobiográfica. Él dice que ‘sinceramente resulta imposible para mí o para cualquier otro, afirmar que alguien posee un estatus especial en virtud de su condición de víctima’ estas, creo yo, es la visión del mundo de Simic, quien siempre supo reírse de su pasado, de lo que dejó atrás en la Yugoslavia comunista, hasta llegar a París en donde se reuniría después con su padre que había escapado a Estados Unidos. Este es uno de los episodios, en las memorias, donde relata también su infancia en Belgrado, bombardeado por ambos bandos. Charles Simic trabajó mucho tiempo en una revista de fotografía, era amante del cine y amante de la pintura, por lo tanto sus imágenes, como lo relata en su libro La vida de las imágenes, son siempre precisas, no alejadas de la ironía y del sentido del humor… cuanto lamentamos su pérdida.
La poeta y traductora, recordó la última vez convivió con Charles Simic, en La Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
“En 2019, lo llamé a su habitación para ver si quería cenar, me dijo que ya había cenado pero que bajaría gustoso. Se pidió un tequila, llegó el mesero y le preguntó que si quería un helado; Simic le preguntó qué sabores tenía y le respondieron que de fresa, vainilla y chocolate y Charles se terminó las tres bolas gustoso, tomándose el tequila, En aquella ocasión, me comentó que acaba de cumplir 80 años y que era la primera vez que se sentía con la libertad de poder viajar, porque siendo maestro, que es lo que fue desde el 54, cuando llegó a los Estados Unidos; los primeros años fueron un poco de Bohemia, pero después se centró en la escritura y en la enseñanza. Por eso, al ser profesor, no podía dejar la universidad y eso es lo que pasa con muchos de los maestros norteamericanos que son poetas… es muy difícil que puedan dejar el profesorado para irse a encuentros literarios”.
Por su parte, The New York Review posteó en Twitter: "Lamentamos la muerte de Charles Simic (1938–2023), que desde 1999 escribió 175 ensayos y poemas para The New York Review, sobre temas que van desde Saul Steinberg hasta el 4 de julio, pasando por la violencia armada y Buster Keaton".
Charles Simic salió de su natal Belgrado en 1954 con tan solo 16 años de edad, viajó junto con su madre y su hermano para unirse a su padre, quien ya estaba exiliado en Estados Unidos. Posteriormente se movería hacia Nueva York a New Hampshire, donde vivió el resto de sus días.
Autor de luminosos ensayos sobre la literatura y el cine con libros como: El mundo no se acaba y otros poemas (1999), por el que obtuvo el Premio Pulitzer; Desmontando el silencio (2008), antología de la primera parte de su obra; y La voz a las tres de la madrugada (2010), que recopila lo mejor de sus obras más recientes. Mi séquito silencioso (2006) y That Little Something (2008) son otros de sus poemarios publicados.
Además del mencionado Pulitzer, fue galardonado con numerosos premios, entre ellos la “beca al genio” de la Fundación MacArthur, el Griffin International Poetry Prize y el Wallace Stevens Award, señala la editorial Vaso Roto.
Entre octubre de 2007 y mayo de 2008, fue Poeta Laureado de Estados Unidos. Escribió durante muchos años una columna sobre poesía y arte en The New York Review of Books y fue profesor en la Universidad de New Hampshire.
El poeta y ensayista, Hernán Bravo Varela comentó que, con la muerte de Simic, se ha ido “uno de los poetas más personales, extraños y fascinantes de por sí, extraña y fascinante historia de la poesía estadounidense del siglo XX. Autor de luminosísimos ensayos sobre la creación poética, tan perturbadores como sus propios poemas. Simic, desde muy joven, adoptó la voz (las voces) de un sinnúmero de registros coloquiales que van, desde las voces del pasado de su tierra materna, Belgrado en la ex Yugoslavia; como atmósferas de sueño, digna herencia del mejor y más puro espíritu surrealista. Las atmósferas tenebrosas o inquietantes de los poemas de Simic podían pasar de un verso a otro, de una estrofa a otra, a un mundo luminoso que estalla en una carcajada, en una sabrosa ironía o en un atentado contra la razón”.
Por esto, Bravo Varela, señaló que “solo queda recomendar la lectura de Simic, tanto como poeta, como ensayista y memorialista. Creo que hay que leer con fervor El monstruo ama su laberinto, sus cuadernos de apuntes y de aforismos y el libro de memorias Una mosca en la sopa publicados por Vaso Roto. Y no quiero dejar de mencionar los buenos oficios de Rafael Vargas poeta, editor y traductor mexicano a la hora de promover las piezas ensayísticas y poetas de Simic para los lectores de nuestro país. Destaco de su obra de traducción El flautista en el pozo. Ensayos escogidos (1972-2003) que publicó Ediciones Cal y Arena en versión y selección de Vargas, así como Si le ha fallado la suerte, un volumen de poemas recientes de Simic”.
Mientas que, el escritor Mauricio Montiel Figueiras, aseguró: “Con profunda tristeza me entero de la muerte del espléndido Charles Simic, uno de los poetas y ensayistas mayores de la lengua inglesa. En marzo de 2014 pude conocerlo en la Ciudad de México y constatar su gran sensibilidad. Me quedo con esta frase de Simic: "Un poema es un instante de lucidez en el cual participa todo el organismo".
Además, Montiel, explicó que Charles Simic es un autor al admira desde hace muchos años.
“Lo lamento mucho, porque siempre lo consideré muy cercano a mí como lector. Durante la celebraciones por el centenario del nacimiento de Octavio Paz, pude convivir con él un rato, constaté el humor, la ironía y la profunda sensibilidad que muestra no sólo en su poesía, sino también en sus ensayos y en sus prosas”
El escritor recordó la impresión que le causó leer la traducción de Alquimia de Tendajón, dedicado al artista neoyorquino Joseph Cornell y traducido por la UNAM.
“Para mí, fue una verdadera revelación. Es un volumen que aborda el cruce muy proteico entre poesía ensayo y prosa y me hizo ver otras posibilidades de la escritura, no sólo poética, sino también ensayística. Con Simic, se va una de las voces más importantes, me atrevería a decir, de la literatura en lengua inglesa de la segunda mitad del siglo XX. Los libros de ensayos y de prosas también son absolutamente magníficos; insisto, Simic es un autor, en el que, la ironía y el humor se mezclan con una melancolía profunda venida de su condición de inmigrante. Una voz muy singular dentro de la literatura contemporánea, una voz que siempre estuvo experimentando distintos registros, en distintos géneros, en la prosa y en la poesía y que por desgracia… ahora se ha apagado”.
En un artículo publicado en Nexos y escrito por Alejandro García Abreu, el periodista le pregunta al poeta Simic
En una entrevista con Mark Ford publicada en The Paris Review mencionó que escribe para hacer reír a la Muerte. ¿Qué agregaría a esta idea?
“No hay nada más que decir, excepto que espero que a la muerte le gusten mis bromas. Si no, estaré en problemas (ríe)” (Nexos, número 444, diciembre de 2014)
Títulos para leer a Charles Simic
- El sueño del alquimista,
- Una boda en el infierno
- Desarmando el silencio
- El flautista en el pozo
- Alquimia de Tendajón.
- Una mosca en la sopa
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