Falleció el escritor madrileño Fernando Sánchez Dragó, a los 86 años de edad

Escritor agudo y un fuerte activo político, también tuvo varias polémicas que marcaron su carrera

Fernando Sánchez Dragó. / EFE
José Antonio López
Madrid /

El escritor y periodista español Fernando Sánchez Dragó falleció a consecuencia de un paro cardíaco, a los 86 años de edad, en su casa de Castilfrío de la Sierra (Soria, Castilla y León) a causa de un infarto.

Madrileño de nacimiento, ganador de varios premios, entre ellos el Planeta en 1992 por su novela La prueba del Laberinto, fue además autor de más de centenar de libros, la mayoría de ellos novelas y ensayos. También fue presentador de televisión en algunos programas culturales.

Entre sus obras destacan El camino del corazón, Muertes Paralelas, Gárgoris y Habidis, El Sendero de la Mano Izquierda, La prueba del Laberinto, Sentado en la Alegre Popa, Historia Mágica del Camino de Santiago o Soseki: Inmortal y Tigres.

En los últimos años fue colaborador en el partido de extrema derecha Vox, y también el que animó al ex comunista Ramón Tamames para que hace unas semanas presentara una moción de censura contra el presidente de España, Pedro Sánchez, misma que fracasó por falta de apoyos en el Congreso. También escribió la biografía del líder de dicho partido, Santiago Abascal.

La noticia de su fallecimiento, dada a conocer esta mañana en España, fue recibida con total sorpresa debido a que Sánchez Drago, aparentemente, no presentaba ningún problema de salud. De hecho, en los próximos días iba a recibir el premio el Premio Castilla y León de las Letras.

La política en la vida de Sánchez Dragó

Su carrera en la política comenzó en 1993 cuando pidió el voto para el conservador Partido Popular en la época del expresidente José María Aznar. Claramente cercano a la derecha, apoyó a los conservadores hasta que apareció el ultraderechista Vox.

En 2018 asumió que estaba de acuerdo con el 90% del programa de la formación ultra y no ocultó se apoyo.


Fernando Sánchez Dragó nació en octubre de 1936 en Madrid. Hijo y nieto de periodistas, su padre murió fusilado al poco del inicio de la Guerra Civil. A medida que crecía, estudió en el Colegio de El Pilar, ubicado en el Barrio de Salamanca de la capital y cursó letras en la universidad.

Como muchos de quienes estudiaron o comenzaron a militar en aquella época, el escritor ingresó durante su etapa universitaria en los movimientos de oposición al franquismo e ingresó en el Partido Comunista (PCE). En la década de los 50 fue detenido precisamente junto a Tamames, Javier Pradera y Enrique Mújica como consecuencia de los altercados estudiantiles del mes de febrero del mismo año y que provocaron una crisis dentro del Gobierno franquista.

En 1964 escapó al exilio mientras se encontraba en arresto domiciliario y no volvió a España hasta 1970. En aquellos años viajó a Italia, Japón, La India o Katmandú.

El escritor incluso presumía de haberse adelantado a los hippies en sus viajes a Nepal, donde habría cambiado su pasado ateo y comunista para dar un viraje y convertirse en un hombre “religioso”, dicho por él mismo. En cuanto a su vida personal, tuvo cuatro hijos con varias mujeres, siendo una de sus descendientes la locutora de radio Ayanata Barili.


Lo más polémico

Una de sus polémicas más recordadas se dio tras la publicación de su novela Dios los crío... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción... (Planeta), una obra en la que el escritor aseguró haber mantenido relaciones sexuales con “lolitas” de 13 años en Tokio (Japón). Según describía en su libro, “visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda...”. “Las delincuentes eran ellas y no yo”, escribió, tras lo que se justificó afirmando que se trataba de una “anécdota trivial convertida en literatura”. Más tarde, aseguró que no fue una situación real, aunque la descripción fue en un tono autobiográfico.

Fernando Sánchez Dragó comenzó este lunes de manera totalmente casual y normal, sin saber que iba a ser su último día. Es más, el último mensaje público que dejó ha sido un epitafio un tanto inesperado.

Nada más conocerse su muerte, los activos, y no tanto, de las redes sociales consultaron la cuenta de Twitter del escritor y se encontraron con una imagen inesperada. Con su gato sobre sus hombros, Sánchez Dragó daba los buenos días a todos.

“El gato Nano me da los buenos días. Él sabe que en la cabeza está el secreto de casi todo”, escribió en la red social dos horas antes de fallecer.


evt


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