Octavio Paz domó su enorme ego y rectificó; Neruda y Bergamín, no

Ángel Gilberto Adame aborda en su nuevo libro la trayectoria política e intelectual de estos tres “titanes” de la literatura hispana y cuenta cómo la ideología consumió al chileno y español.

El autor de "El laberinto de la soledad" y premio Nobel 1990. (Notimex)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

En el segundo Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en España en 1937, se encontraron Pablo Neruda, José Bergamín y Octavio Paz: tres poetas, y tres formas diferentes de entender el mundo, su propio lugar en él y hasta su pertenencia ideológica: Paz llegó a rectificar. El chileno y el español “se casaron y se murieron con sus ideas”.

De ello se muestra convencido Ángel Gilberto Adame, autor del libro Pasiones, fracturas y rebeliones. Octavio Paz, Pablo Neruda y José Bergamín (Taurus, 2020), en el que ofrece un recorrido por una época muy especial en la vida de la cultura hispana en aquella época, en la que los tres eran unos enormes intelectuales.

“Voy a copiar la palabra que utilizó Armando González Torres: titanes. Los tres eran titanes, aunque Bergamín, en mi opinión, haya sido injustamente olvidado, porque en esa época era el indiscutible líder del exilio español, no solo de hecho, sino de derecho. El gobierno republicano lo nombra a él presidente de la cultura española en el exilio.

“Las fracturas, las luchas, sí están en el centro de las ideas, pero hay dos cosas más. Una, el poder, que ya en Paz se empieza a manifestar, en Neruda y en Bergamín está más que solidificado, lo que se refleja en el control de los grupos intelectuales. Dos, hay un enorme ego que les impide cambiar, quizá menos a Paz que a Bergamín y a Neruda: se casaron con sus ideas y se murieron con ellas”.

El acercamiento se inicia a partir del interés de Adame por documentar la vida de Octavio Paz, en particular “la época en la que el poeta fue más oscuro, más críptico en la manera en que relató su vida”, los años 30 y 40 del siglo pasado, que podrían considerarse sus años de formación.

Gran parte del libro se construye a partir de lo que publicaba la propia prensa, lo que hizo fascinante esta vocación de rascar en los archivos, a fin de conocer el debate intelectual de la época, lo mismo llevado a una gran altura, pero también a lo que el investigador define como una lucha de ideas de baja factura, “sobre todo el insulto, y eso se daba en la prensa.

“Si uno sabía leer, entender las claves o comprendía quién firmaba las columnas, entonces va hilando la historia y va entendiendo cómo lo que se debatía en aquella gran época de las utopías, cuando el argumento no funcionaba, estaba por abajo la punzada, la sátira, la ironía o, como lo narro en el libro, a veces hasta los golpes, como sucedió en el caso de Paz y Neruda”, como cuenta en Pasiones, fracturas y rebeliones. Octavio Paz, Pablo Neruda y José Bergamín.

Una de las características del volumen es que permite una aproximación distinta a la figura de Paz: un pensador que somete sus convicciones una y otra vez a la crítica, que muta en sus opiniones. En palabras del investigador, “¿eso es válido o no?, creo que más bien lo hace distinto de los otros dos”.

Y ADEMÁS

LA SITUACIÓN DE LOS ARCHIVOS

En tiempos de pandemia, Adame reflexiona sobre el estado de los archivos en México: como apasionado del tema, está convencido de que la contingencia desnudó lo mal que estamos en ese ámbito. “Es increíble que yo pueda consultar archivos estadunidenses o europeos desde aquí, y llevemos más de siete u ocho meses totalmente parados en el país”.