El director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, prometió en Madrid “rehacer los puentes” con España que se perdieron en los últimos años con anteriores administraciones, un organismo que cuando llegó al cargo –dijo– era como un “rey desnudo”.
Ayer, el Instituto Cervantes acogió la mesa redonda 85 aniversario del Fondo de Cultura Económica, que reunió al director de Instituto, Luis García Montero; la ex alcaldesa de Madrid Manuela Carmena; el catedrático Ángel Gabilondo y el escritor mexicano.
Todos coincidieron en que el FCE fue fundamental en la época de exilio y una ventana al mundo para los españoles que se quedaron a vivir bajo el régimen del dictador Francisco Franco, que tenía como práctica quemar los libros en hogueras.
En su intervención Taibo II señaló que tras ser nombrado director del FCE se dio cuenta de varias irregularidades. Por ejemplo, que el 80 por ciento de los libros estaban descatalogados y, sin embargo, “había nueve millones de libros en las bodegas comiendo polvo”. O la compra, agregó, de doce mil lápices “que nadie usó, ni nunca nadie vio”.
Recordó que su antecesor contaba con un comedor y cocinero privado, al igual que un ascensor. Además, añadió, se enteró de que las once filiales internacionales del FCE perdían dinero y que también se habían perdido los derechos de algunas de las principales obras editadas por el organismo por falta de negociación. “El Fondo era como un rey desnudo”, afirmó Taibo II, eso sí “con muchas virtudes”.
Sin embargo, subrayó que con el nuevo Gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador en México se vive una revolución y “curiosamente el libro va por delante”.
Al respecto expresó que “para nosotros es esencial bajar el precio de los libros”. Contó que en varias ferias del libro en México ha sido testigo muchos jóvenes “rascan y rascan su bolsillo, como si fueran a sacar petróleo. Lo que no sacan son los 40 o 50 pesos que les puede costar un libro”, por lo que parte de su trabajo consistirá en acercar precisamente los libros a los jóvenes.
El director del FCE destacó que en años pasados se perdieron los puentes construidos con España, pero “los vamos a rehacer y no nos tomará mucho tiempo”. “Están rotos por los lados”, señaló.
Como ejemplo de esa actual lejanía citó que España apenas edita a autores mexicanos (desde el boom latinoamericano) o que las editoriales españolas sigan vendiendo allí en euros, lo que hace que los libros resulten demasiado caros.
Adelantó que se reunirá con 25 editoriales españoles a las que lo primero que les dirá es que “no insistan en vender libros en euros en América Latina suicídense”. Recordó, además, que “el libro es el único gran instrumento para construir utopías, el generador del pensamiento crítico, o incluso de pensamiento a secas”.
Al tomar la palabra, Manuela Carmena aseguró que el FCE, desde su creación en 1934, ha significado “un gran invento social”.
“Los libros nos forman, son nuestro esqueleto. Nadie es nada si no tiene libros”, indicó la ex alcaldesa de Madrid y subrayó que durante la dictadura franquista “se quemaron 72 toneladas de libros, porque Franco los consideraba hijos del demonio”.
Por eso, resumió, “mi agradecimiento al FCE que significó la salvación para mi generación. Nos permitió incluso leer en la clandestinidad por la enorme persecución que hizo el franquismo hacia los libros”.
En tanto que Luis García Montero explicó que gracias al FCE pudo leer por primera vez a Juan Rulfo, Octavio Paz, Mariano Azuela y Xavier Villaurrutia, entre otros.
“El Fondo se convirtió en una referencia del exilio español en 1939, y para los creadores porque recogió la obra de muchos españoles que tuvieron que salir del país por la dictadura”.
Mientras que Ángel Gabilondo consideró que el FCE ha sido “una especie de Embajada de México en España. Ni México, ni España, seríamos lo que somos sin el FCE. Ha hecho una labor permanente de la cultura”.
Por ello, agregó, “esta mezcla de sangre y tinta editorial nos une y nos compromete a ambos países”.
Antes de finalizar el acto, se dio a conocer que el FCE hará una “importante donación” de libros a las bibliotecas del Instituto Cervantes que permitirá a cientos de personas acceder a dicha literatura a través de la red de centros del Cervantes en todo el mundo.
lar