Residente en Estados Unidos, pero con entradas y salidas a su Teherán de origen, la escritora Parinoush Saniee dice que empieza a conocerle “el juego” al gobierno de Irán, consistente en asediarla, citarla e interrogarla, y ella se lo sigue, pero sin dejar de luchar por las libertades de las mujeres, sea desde sus novelas o en las mismas calles donde protestan sus conciudadanas.
En entrevista con motivo de su participación en la FIL de Guadalajara 2023, Saniee se resiste a hablar en inglés, aun si se expresa correctamente en los diálogos de presentación y cortesía, y prefiere conversar en persa o farsí con el convencimiento de que es la única lengua que habla, por lo que es imperativa la participación de una intérprete mediante la que confiesa: “Empecé a escribir novelas a escondidas”.
—Cuando usted sale de Irán la primera vez, ¿a dónde llega y cómo encuentra un editor?
—Yo publiqué un artículo en una revista y llamó la atención, lo que motivó que empezara a escribir la novela El libro de mi destino, que después recibió el Premio Boccaccio en Italia, por lo que algunos agentes literarios se comunicaron conmigo para poder publicarlo. El libro fue vetado en Irán, por lo que salí para que en otro país pudiera firmar los contratos de ese primer título.
—Usted escribe en persa y su obra está llegando a muchos mercados traducida de otros idiomas. Por ejemplo, aquí tenemos dos obras editadas por Alianza y una de ellas está tomada del inglés (El libro de mi destino, traducida a 26 lenguas) y la otra del francés (Los que se van y los que se quedan). ¿Qué opina al respecto?
—Lo que pasa es que yo no hablo otro idioma, más que el persa (farsí) y un poco de inglés. He leído El libro… traducido al inglés, pero no tengo idea de las demás lenguas, por lo que no sé si están transmitiendo el mensaje, es decir, eso que yo deseo plasmar.
—Quiero que nos hable un poco de su proceso creativo, cuando ya está escribiendo novela.
—Al principio empecé a escribir novelas. Lo tuve que hacer a escondidas, porque me daba pena que mi esposo supiera que estaba contando una historia amorosa. Después me metí tanto en los personajes, que si de repente a medianoche sentía que alguno quería transmitir algo en el libro, me levantaba y escribía con pluma y después poco a poco empecé a hacerlo en computadora.
—El libro de mi destino ha sido traducido a más de veinte lenguas. ¿Cómo experimentó ese paso de ser autora prohibida en su país a best seller mundial?
—Mi libro fue vetado en Irán, pero sí va a ser publicado ahora finalmente y eso me da mucho gusto. La verdad nunca esperé que fuera tan aceptado, que en otras partes fuera comprendido, y eso me da una gran satisfacción.
—Hay un género muy socorrido ahora, la autoficción, y quiero preguntarle si lo que usted escribe puede entrar ahí.
—Yo prefiero contar cosas reales en los libros. Ese es el tipo de literatura que más me agrada, porque uno puede ver la problemática de una sociedad, analizarla y buscar una solución.
—¿Qué tanto influyeron grandes escritores iraníes como Omar Jayyam y Sadeq Hedayat en su obra?
—Jayyam era muy sabio, muy famoso, gran escritor, tenía tantos conocimientos de muchísimos asuntos, incluso de astronomía. Sin embargo, no escribió ninguna novela, era poeta; Sadeq sí, y considero que sí nos ha dejado influencia con sus obras.
—¿Quiénes son sus escritores favoritos?
—Siempre me han gustado mucho los libros de escritores latinoamericanos, como Gabriel García Márquez, pero también leo mucha literatura persa.
***
Saniee dista de vestir como el estereotipo de una iraní. Alta y delgada, esta psicóloga y socióloga de 74 años lleva un traje verde de dos piezas, saco y pantalón, y una mascada de vivos rosas y azules en el cuello. De sus orejas cuelgan argollas doradas y su cabello es corto y marrón.
—Sé que usted va de vez en cuando a su país, entra y sale, pero entiendo que no es precisamente muy bien recibida...
—Estoy aprendiendo cómo es el juego de este gobierno. Cada vez que voy me intimidan un poco, me llaman a los tribunales, no están muy contentos con mi trabajo, pero hasta ahora no me han expulsado ni metido a la cárcel. Ya voy aprendiendo este juego y se los sigo.
—De Irán salió una sentencia de muerte contra el escritor Salman Rushdie y 30 años después casi la cumplen. ¿Usted ha leído a Rushdie? ¿Qué opina de su novela? ¿Es blasfema?
—Estando en Irán no pude, no tenía acceso a los libros de Rushdie, por lo que no puedo opinar. Pero en un mundo libre no estoy de acuerdo con que alguien reciba una sentencia por haber escrito un libro, sea cual sea.
—Yo le voy a regalar Los versos satánicos —provoca el reportero.
—¿Pero en qué lengua? Si solo leo en persa, ¿dónde lo va a encontrar en esta feria? —dice con mucho sentido del humor y una risa contagiosa. Traductora, autora, reportero y técnicos ríen todos a un tiempo con la puntada.
—A partir de la lectura de algunos de sus personajes quiero saber si se considera una escritora feminista.
—Hay muchos conceptos y contextos de feminismo. Hay algunos que dicen que las mujeres tenemos que empoderarnos y vengarnos de los hombres. Ese no es el tipo de feminismo que yo busco, sino el de igualdad de derechos y oportunidades. Si hay una mujer destacada, merece tener un puesto, una posición destacada en la sociedad, como cualquier hombre; lo que quiero es la liberación de la mujer y la igualdad de derechos, su emancipación.
—Después de la Primavera Árabe hemos visto protestas en Afganistán e Irán en favor de más libertades para las mujeres, pero han sido acalladas. En otros presumen que van avanzando en esos derechos, como Arabia Saudita. ¿Qué opina?
—Es muy prometedor que las mujeres en países árabes estén protestando, pero siento que en Irán sí han logrado un liderazgo en este movimiento hacia la liberación —de hecho, ella ha participado en las manifestaciones.
—¿Había venido antes a México?
—Recibí una beca hace 43 años para estudiar en Estados Unidos. De ahí viajé a México y conocí la capital. Quedé muy entusiasmada. A mí me encanta Estados Unidos, muy limpio, bonito, agradable, todo en orden, pero hay algo en México que me gusta más, porque la cultura es parecida a la nuestra y me atrae esa ciudad. Después viajé a otras partes para conocer, como Cancún.
caov