En las crónicas de la época se menciona que el recorrido fúnebre del escritor español Benito Pérez Galdós fue acompañado por cuando menos 30 mil personas. Incluso, que esa noche los teatros españoles permanecieron cerrados en señal de duelo, aunque agobiado por la censura, la parte oficial apenas si estuvo representada en la despedida a quienes muchos consideran un escritor a la altura de Miguel de Cervantes Saavedra.
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Su vida y su obra podrían ser conocidas solo por especialistas, al producir buena parte de ella en la segunda mitad del siglo XIX, por lo menos la más representativa, porque ya en los años previos a su muerte, el 4 de enero de 1920, la ceguera le había impedido mantener su prolijidad: tenía que dictar sus escritos en los últimos años de su vida.
Sin embargo, buena parte de su trabajo se mantiene vigente y en formas que Pérez Galdós no imaginaría: alcanzó a darse cuenta del impulso que tendría su obra en el cine, pero no de la presencia que habría de tener en la radio o en la televisión, como lo explica el investigador estadunidense John H. Sinnigen, para quien el escritor y dramaturgo español “es mucho más que un escritor español, se ha convertido en un hilo conductor de la cultura no sólo española, sino mexicana y de toda Latinoamérica”.
EL REALISMO COMO LITERATURA
El escritor a quien se definió como el principal representante de la novela realista española del siglo XIX nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843 —en la ciudad española se encuentra la Casa-Museo Pérez Galdós—.
Si bien la vida en su ciudad forjó buena parte de su carácter, su llegada a Madrid para estudiar Derecho terminó por definir su identidad y sus preocupaciones literarias, como él mismo confesó en Memorias de un desmemoriado:
“Entré en la Universidad, donde me distinguí por los frecuentes novillos que hacía, como he referido en otro lugar. Escapándome de las cátedras, ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas, gozando en observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital. Mi vocación literaria se iniciaba con el prurito dramático, y si mis días se me iban en 'flanear' por las calles, invertía parte de las noches en emborronar dramas y comedias”.
Hacia 1873 se publicó la primera serie de los Episodios Nacionales, lo que lo llevó a ganar gran popularidad en España, para después darse a la tarea de reconstruir a la sociedad de su tiempo con novelas como Doña Perfecta, Marianela, La desheredada, Tristana o La loca de la casa, algunas de las cuales encontraron su espacio en el teatro.
“… imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción…”, escribió Pérez Galdós.
El escritor también tuvo presencia en el mundo de la política: a comienzos del siglo XX ingresó en el Partido Republicano y en las legislaturas de 1907 y 1910 es diputado a Cortes por Madrid por la Conjunción Republicano Socialista; en 1914 es elegido diputado por Las Palmas.
Y ADEMÁS
INSTITUTO CERVANTES REGALARÁ LIBROS
Dos mil ejemplares de una edición facsímil del tercer título de la primera serie de los Episodios nacionales, publicada por el Instituto Cervantes y la Comunidad de Madrid, serán regalados hoy en Madrid en la sede del instituto. Otros mil ejemplares se repartirán en la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid. Así se abrirá la celebración del Año Galdós en 2020, que incluirá actividades culturales y académicas en las que colaborarán ambas instituciones, con el fin de recordar al que es considerado el mejor novelista español del siglo XIX y uno de los mejores del mundo en esa centuria.