A la estadunidense Rebecca Solnit se le considera como la gran pensadora feminista de nuestro tiempo: desde 1985, cuando menos, ha escrito artículos periodísticos, ensayos y libros en los que reflexiona sobre el papel de la mujer en una sociedad patriarcal, hasta que se despertó en ella el deseo de llevar ese pensamiento a algo mucho más íntimo.
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“La mayor parte de lo que había escrito habían sido artículos periodísticos, ensayos, pero lo que quería hacer era escribir qué suponía para mí como una mujer joven, haber vivido en una atmósfera de amenaza constante y que se daba cuenta de que nadie decía nada sobre ello: la gente decía que debía comportarme como los hombres decían, adaptarme al hecho de que los hombres quieren dañar a las mujeres, como si esto fuera una cosa inevitable, inexorable y no algo que debiera cambiarse”.
A través de una videoconferencia, a propósito del lanzamiento del libro Recuerdos de mi inexistencia (Lumen, 2021), reconoció que, si bien ya había escrito mucho sobre el tema, sintió que le hacía falta hacerlo de una manera más personal: mostrar cómo impactan, aunque no seas víctima, las peores cosas que le pueden suceder a una mujer.
“Todas las mujeres viven o vivimos en un océano de violencia masculina, como los peces viven en el mar, y tienen un impacto muy grande en nuestras decisiones, cambian la forma en que pensamos en nosotras mismas; socavan nuestra confianza, la realidad de nuestra propia existencia, nuestra capacidad de participar en la vida social.
“En aquellos años estaba muy traumatizada y quería describir eso que me sucedía, y también quería mostrar que parte de la violencia contra la mujer es una violencia contra tener una voz: tener una voz no es la capacidad de formular sonidos, sino participar en la sociedad, poder decir qué sí o qué no. Si una mujer dice que no, en la actualidad no significa nada. Esto ha pasado: si denuncias algo, la gente te dice que estás delirando”, a decir de Rebecca Solnit.
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Con Recuerdos de mi inexistencia, Lumen comienza la publicación de su obra, que continuará con la aparición de Cenicienta liberada, en junio próximo, y posteriormente con De quién es esta historia. La intención de su más reciente libro es contar cómo se dio el acercamiento a la defensa de las mujeres, en particular a su propia defensa, bajo la certeza de que es fundamental levantar la voz, pero con un sentido.
“Si la gente impide que se te escuche socava tu posibilidad de expresarte, no tienes una voz realmente; empecé a escribir sobre la condición universal de la mujer y vi los factores que rodeaban esta situación; eso fue lo que me llevó a escribir el libro, las mujeres están muy poco representadas en todo el mundo, que se nota desde las calles: los nombres de las calles son de hombres prácticamente”.
En la presentación del libro, Rebecca Solnit destacó los dilemas que aún enfrentan las mujeres en la actualidad, en los que se marca la diferencia entre el pasado y el presente: “La representación tiene muchas facetas, pero debe estar acompañada de un poder político y un poder cultural, no solo es que las mujeres se comporten como aparecen en las películas, sino de una forma más real”, enfatizó la escritora estadunidense.
Y ADEMÁS
“EL TRABAJO TIENE QUE CONTINUAR”
Los desastres revelan lo que es más fuerte y lo que es más débil en una sociedad, asevera Solnit, y a lo largo de estos meses de pandemia se ha visto a gente muy solidaria en todo el mundo; mucha de esa solidaridad impulsada por las mujeres, aun cuando al mismo tiempo ha revelado la desigualdad en casa, ahora que los niños no pueden ir al colegio. “Esto plantea dos capas de preguntas: ¿cómo fomentar la igualdad en el hogar? y ¿cómo crear un mundo después de la pandemia?, a partir del reconocimiento de que la carga, sobre todo cuando hay hijos, es desigual. Esto nos recuerda que, a pesar de que muchas cosas han cambiado para mejor en el feminismo, el trabajo tiene que continuar”.