Recibe Bárbara Jacobs la Medalla Bellas Artes de Literatura

Fue reconocida por su "trayectoria como escritora, profesora e investigadora".

La escritora Bárbara Jacobs es galardonada con la Medalla Bellas Artes de Literatura (Ariana Pérez).
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

En una ceremonia celebrada al mediodía, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la escritora Bárbara Jacobs  recibió la Medalla Bellas Artes en Literatura, por su “trayectoria como escritora, profesora e investigadora”, de manos de Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

“La medalla es la distinción que otorga el INBAL para honrar a aquellas personas que han dedicado su vida a una disciplina artística y, con ello, han contribuido al engrandecimiento de este país que es, sobre todo arte y cultura: a las personas que, por su trayectoria, han logrado colocar a México en el mundo; a las personas que, por su trayectoria y generosidad, han logrado formar a las nuevas generaciones”.

Desde la perspectiva de la funcionaria federal, la obra de Bárbara Jacobs transpira sabiduría no sólo por lo que ha heredado de las culturas de donde procede, sino la absorbe y la transforma del mundo de la literatura universal del cual se ha nutrido de una manera contundente, en especial por ser una obsesiva lectora.

Bárbara Jacobs ha crecido por sus propios méritos. En un mundo literario complejo, a veces veleidoso, crea, escribe, debate… nos interpela en sus textos y, al mismo tiempo, nos dice que un día ella fue capaz de decidir votar y escribir, porque empezó a escribir el día que votaba: desde ahí, su escritura se continuo como un ejercicio libre de pensamiento”.
Bárbara Jacobs recibiendo la Medalla Bellas Artes de Literatura (Ariana Pérez).

¿Me quiere o no me quiere? Es una pregunta que ha acompañado a Bárbara Jacobs a lo largo de su vida, ella misma lo confesó durante la ceremonia en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, lo que después se transformó —o la acompañó de manera paralela— en otra reflexión, igual de seria que la afectiva, pero causante de un todavía mayor desquiciamiento.

“Me refiero al tema de la nacionalidad, en vista de que desciendo de migrantes desterrados, unos y otros igualmente por convicción propia, y de que, como quiera que sea, pero en consecuencia, tengo derecho a ser considerada nacional de tres países –México, Estados Unidos y Líbano-“.

A lo largo de sus 72 años de existencia se ha sentido tan de aquí, como tan de allá; tan no de aquí, como tan no de allá, siempre con dos sensaciones de pertenencia opuesta que, al aplicárselas a cualquiera de los países, sólo puede sintetizar en lo que llama “la fascinante expresión mexicana: me hallo, no me hallo”.

“Estoy aquí y declaro me hallo, no me hallo; estoy allá y declaro me hallo, no me hallo. No se trata de tener seguridad de a cuál de estos países tengo el derecho de llamar propio, sino de sentir cuál me quiere y cuál no me quiere. Y, lo único que pretendo decir con todo esto es que, simplemente, ahora que recibo la Medalla de Bellas Artes de Literatura, siento sin ninguna duda, que México me quiere, lo cual me causa un reconfortante sosiego”.
Bárbara Jacobs es autora de obras como 'Las hojas muertas', Adiós humanidad', 'Florencia y ruiseñor' (Ariana Pérez).


Miradas desde la amistad

Autora de títulos como Las hojas muertas, con el que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 1987, Adiós humanidad, Florencia y ruiseñor, Vida con mi amigo o Vidas en vilo, sus libros se convierten en un oasis de inteligencia, “agudeza y humor en nuestra literatura, con los que siempre conversamos

“Sus libros son inclasificables, pues mucha de su producción consiste en una gozosa y libresca mezcla de géneros; gran parte de sus novelas están formadas a partir de fragmentos, cartas, diarios que van armando sus historias”, enfatizó la escritora Ana García Bergua durante la ceremonia.

Para Alberto Ruy Sánchez, la obra de Bárbara Jacobs muestra una sabiduría que lo lleva a pensar en la mirada retrospectiva que da a sus libros, “en la mirada retrospectiva que yo doy a sus libros, como el desarrollo sistemático e implacable de una manera de estar en el mundo”.

“Esta es una de las metas de cualquier artista y de cualquier gran escritor. Y esta manera de estar en el mundo está definida en algo que ella esboza desde su primer libro de cuentos, Doce cuentos en contra: ¿en contra de qué? Del ruido del mundo”.

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