Olvidadas, desdeñadas, inmersas en una sociedad que pocas veces volteaba a verlas, pero ahí estaba “esa necesidad de transgredir, de cuestionar”. Frente a la idea de que el panorama de la literatura latinoamericana ya era una asignatura revisada, empezaron a surgir una serie de nombres que cuestionan ese pensamiento.
“Hemos dado por hecho que el siglo XX latinoamericano, desde la perspectiva de la literatura es algo cerrado, hay un canon y un canon es algo que nos da la imagen de una puerta cerrada, de un libro sobre el que no se puede añadir nada”; sin embargo, explica Socorro Venegas, directora de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, es indispensable “volver a abrir la puerta hacia el siglo XX”.
- Te recomendamos Mujeres compositoras: el machismo histórico que ha soterrado su música en América Latina Cultura
Es indispensable “volver a abrir la puerta hacia el siglo XX, decir que hay mucho que no habíamos leído, que no habíamos mirado: se trata de la otra mitad del planeta que también escribe, que también crea, que también publicó, aunque con muchos esfuerzos”, destacó la también escritora a propósito del lanzamiento de Vindictas. Cuentistas latinoamericanas, una antología preparada en colaboración con el sello español Páginas de Espuma.
“Las condiciones en las que ellas crearon y escribieron no eran las de una sociedad igualitaria, que le diera el mismo lugar a la obra de los hombres que a la de las mujeres; así, nos encontramos con zonas inexploradas o no suficientemente exploradas, como todo Centroamérica, donde estarán los más grandes hallazgos de esta antología”.
En la antología se encuentran reunidas 20 escritoras, entre ellas María Luisa Puga, María Luisa Elío, Rosario Ferré, Susy Delgado, Hilma Contreras, Mercedes Durand, María Eugenia Estenssoro, Magda Zavala o Mimí Díaz Lozano, por mencionar a algunas.
“No es que fueran inexistentes, que no estuvieran trabajando. Algunas miradas o lecturas suspicaces podrían decir que si no están incluidas en las antologías o si no se las publicó es porque no producían suficiente, su trabajo no tenía calidad; la verdad de las cosas, no se trataba de un problema de creatividad insuficiente, ni de calidad… ahí están los cuentos, se puede confrontar la obra”.
Por eso, la escritora llama a poner en duda la idea de que ya leímos lo mejor del cuento latinoamericano, y hacerlo desde la conciencia de las condiciones sociales, el ámbito cultural en el que trabajaron, “en sociedades profundamente conservadoras, profundamente machistas, siempre bajo la égida del heteropatriarcado: ¿cómo produces desde ahí? ¿Cómo te enfrentas sola ante eso?”, se vuelve a preguntar la también cuentista.
“Esas miradas prejuiciosas alrededor de la obra de estas escritoras tendrían que ver con esto que son las condiciones socioculturales e históricas, quienes no estaban escribiendo en las catacumbas, no estaban manteniendo en secreto su trabajo literario: ellas intentaron publicar, lo que quiere cualquier autor, y no encontraron ecos para su trabajo. Por eso pensamos que ese silenciamiento, esa invisibilización, fueron deliberados, porque no faltaba talento, ahí está la calidad de los textos. Están hablando por sí mismas las obras”.
Cuentistas de México, Cuba, Honduras, Nicaragua, España, República Dominicana, Paraguay, Ecuador, Colombia, Puerto Rico, Venezuela, Guatemala, Panamá, Argentina, Bolivia, El Salvador, Chile y Perú se encuentran compiladas en el volumen; a las ya mencionadas se suman Mercedes Gordillo, María Luisa Luján Campos, Bertalicia Peralta, Marta Brunet, Ivonne Recinos Aquino, Pilar Dughi, Silda Cordoliani, Armonía Somers, Gilda Holst, Marvel Moreno y Susy Delgado.
Juan Casamayor es editor de Páginas de Espuma, una editorial especializada en el género del cuento, para quien resulta complejo ser consciente que, después de un trabajo editorial de más de dos décadas, aún le queden ausencias en el conocimiento del cuento: hay una puerta abierta para seguir leyendo y seguir completando todo un mapa que nos falta, “es increíble que, como lector, haya podido concluir en algún ámbito literario sin haber armado un canon completo”, reconoció.
“Una frase primordial del proyecto es que hay que cuestionar el cuento del siglo XX. El placer del descubrimiento y el hallazgo, de saber que puede empezar a completar, desde una actitud de esfuerzo lector todo lo que es ese mapa; por otro lado, cabe una pregunta: ¿quién hubiera sido el lector Juan de haber conocido a estas escritoras hace 20 o 30 años? Nunca se lee como cuando se hace en la adolescencia o en la primera juventud. Si yo hubiera leído con 15 o 16 años algunos de estos cuentos, mi mirada sería otra y eso es terrible”, a decir del editor español.
Cuentistas latinoamericanas surge del proyecto Vindictas de la UNAM, a través del cual se recuperan propuestas literarias, y de otras disciplinas artísticas, de mujeres que fueron desplazadas del canon.
PCL