Con diversas actividades auspiciadas por la fundación que lleva su nombre y con la admiración de sus millones de lectores, este 16 de noviembre el mundo celebra el centenario del nacimiento de José Saramago.
Marisol Schulz Manaut, quien fue su editora y amiga del escritor, relata a MILENIO que José Saramago amaba a México. “Era un hombre extraño, divino, bondadoso, que adoraba todo lo mexicano menos la comida y decía que era una ‘comida del infierno’ y no entendía porque a todo le echaban chile”.
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se le realizará un homenaje “a partir de las emociones, será un momento sentimental y del corazón”, agrega la editora.
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Entre sus recuerdos del escritor, Schulz comparte que lo traducía su esposa, Pilar del Río. “La discusión de cómo se iba a manejar su obra y editar ya era en casa, en pareja. Saramago escribía cuatro páginas y, simultáneamente, Pilar ya las estaba traduciendo. Entonces había un diálogo ahí y, a veces, salían simultáneamente la edición en portugués y en español”.
Algo que solo sucedía con Saramago. “Otro escritor primero tiene que terminar el libro y luego buscar un traductor para que lo pase a otro idioma y luego volver a revisarlo y esto no pasaba con Saramago, pues ya tenía en casa quien lo iba traduciendo”, cuenta la directora de la FIL Guadalajara.
La magia del escritor
En el libro Saramagia: Testimonios y recuerdos sobre José Saramago en su paso por México, que publicará la Editorial Grano de Sal, Marisol Schulz escribió: “Saramago estableció con el México de los de abajo una relación permanente. Ese cariño de la gente a un escritor que, aunque estaba en lo más alto de la literatura universal, nunca perdió su lado humano ni su sencillez, lo atestigüé muchas veces no sólo en los actos académicos y literarios, sino en el día a día. Puedo narrar muchas historias que nada más darían cuenta de su humildad y modestia, de todo lo que definió a un hombre que antes que nada era un gran ser humano, despojado de todo aquello que la investidura de ser premio Nobel le otorgaba. Cada vez que se anunciaba una firma de sus libros, el público lector —conformado mayoritariamente por jóvenes— abarrotaba las filas gritando su nombre. Para un hombre de la edad de Saramago, esas firmas eran extenuantes, pero él no se iba hasta firmar los ejemplares de todos aquellos que habían acudido. Daba lo mismo que fuera en una librería, en una lectura pública o en una feria del libro”.
El libro se publicará en diciembre, pero con autorización de la editorial, en ésta página web, se puede leer el texto completo escrito por Marisol Schulz.
El libro Saramagia está coordinado por Alma Delia Miranda y en el prólogo se lee: “'En México gané mi nombre', dijo alguna vez José Saramago, y no parece que fuera sólo por compromiso con sus anfitriones desde Morelia hasta Monterrey, de Guadalajara a Chiapas, o en los múltiples recintos universitarios que recibieron al novelista”.
Veintidós testigos se reúnen en el libro para recordar el paso de Saramago por el país, que lo quiso mucho antes de que ganara el premio Nobel de Literatura en 1998. En el libro se encuentran escritores como Elena Poniatowska, Hernán Lara Zavala u Horacio Costa, también las editoras que adaptaron y circularon su obra entre el público mexicano.
También hay memorias personales de momentos irrepetibles junto al novelista de Lanzarote: una visita a la Pirámide del Sol en Teotihuacán, charlas junto a fuentes de agua sucia que se tornaron legendarias, comidas con demasiado picante para un estómago lusitano, el impulso que llevó a la creación en la UNAM de una de las primeras carreras de letras portuguesas en Hispanoamérica y, siempre, un magnetismo irresistible que produjo interminables filas para obtener autógrafos en libros como Ensayo sobre la ceguera o El evangelio según Jesucristo. En estos recuerdos, el escritor y su obra se ven a la luz de sus lectores en México, país que se convirtió —por derecho propio— en la capital de la saramagia.
Elena Poniatowska escribe: “Si el hombre conquistó la luna en 1969, Saramago conquistó México en 1998, y no sólo a lectores intranquilos sino también a rebeldes capaces de levantar una guerrilla en la Selva Lacandona”.
“Su figura, amable y humilde, su compromiso con las luchas sociales, la serenidad con que se expresaba en portuñol, pues le interesaba más capitalizar su tiempo en escuchar y discutir sus ideas con la gente, todo eso persiste hasta hoy”, agrega Ana Rita Sousa en el libro.
Un homenaje en Guadalajara
Con motivo del centenario del escritor, la FIL Guadalajara le rendirá un homenaje: “José Saramago murió el 18 de junio de 2010, pero su voz, su figura, sus ideas, sus palabras, su compromiso político y su inmensa obra literaria permanecerán con nosotros”.
Un dato interesante, es que Saramago conoció al actual mandatario cuando fue jefe de gobierno de la ciudad. El escritor llegó a declarar en 2005 que Andrés Manuel López Obrador sería presidente de México, incluso protestó cuando se promovió el desafuero contra este último.
Lectura del centenario
La Fundación José Saramago hizo un programa para evocar el centenario con la publicación de su biografía, producción literaria, encuentros académicos, exposiciones y diferentes actividades. Para la fundación fue una oportunidad privilegiada para consolidar la presencia del escritor en la historia cultural y literaria en Portugal y en el mundo.
El programa comienza hoy a las 10 de la mañana, cuando estudiantes de Portugal, España y otros países leerán fragmentos de novelas de Saramago en un programa titulado Lecturas del Centenario.
En la sede de la FJS, en Lisboa, se continuará con la lectura de As Pequenas Memorias, una autobiografía que relata la infancia del escritor, con visitas guiadas y momentos musicales; el programa se repite en A Casa José Saramago, en Lanzarote.
En la delegación de Azinhaga se plantará el árbol número 100 del proyecto “100 olivos para Saramago”. La fiesta terminará por la noche en el Teatro São Carlos con la presentación de la ópera Blimunda, de Azio Corghi.
“Los lectores de José Saramago de todo el mundo también podrán unirse a las celebraciones a través de las redes sociales compartiendo sus pasajes favoritos de los libros del escritor con el hashtag #Saramago100 “, difundió la fundación.
Saramago en la intimidad
En La intuición de la isla. Los días de José Saramago en Lanzarote, publicado por Alfaguara, Pilar Del Río, su viuda, construye un mosaico de momentos vividos, emociones compartidas y los libros escritos bajo la luz de la isla que el escritor portugués escogió para vivir.
“Una forma de compartir con los lectores momentos singulares vividos en A Casa y cómo era la vida para José Saramago mientras escribía sus obras: los paseos por Lanzarote, las ideas de las que surgieron sus novelas, la convivencia con sus perros, los encuentros en la isla con amigos como Carlos Fuentes, Ernesto Sábato, Susan Sontag o Bertolucci, las experiencias que traía de los viajes y las amistades forjadas”, resume la editorial.
El autor
Nació en una familia de campesinos sin tierra en Azinhaga, un pequeño pueblo ubicado en la provincia de Ribatejo, a unos 100 kilómetros al noreste de Lisboa.
Sus padres se llamaban José de Sousa y Maria da Piedade. José de Sousa también habría sido el nombre del escritor, pero el funcionario del registro civil, decidió agregar el apodo por el que se conocía a la familia de su padre en el pueblo: “Saramago”, el nombre de una planta herbácea espontánea, cuyas hojas, en tiempos de necesidad, servían de alimento en la cocina de los pobres.
Estos fragmentos de algunos textos del escritor:
“Durante 19 años, hasta 1966, cuando publiqué Os Poemas Possíveis, estuve ausente del mundo literario portugués, donde debió de ser muy poca la gente que advirtiera mi ausencia”.
“En 1986 conocí a la periodista española Pilar del Río. Nos casamos en 1988”, escribió”.
“A raíz de la censura ejercida por el Gobierno portugués sobre la novela El
Evangelio según Jesucristo (1991), vetando su presentación al Premio Literario Europeo con el pretexto de que el libro era ofensivo para los católicos, nos trasladamos, mi esposa y yo, en febrero de 1993, nuestra residencia para la isla de Lanzarote, en el archipiélago canario”.
“En 1995 publiqué la novela Ensayo sobre la ceguera y en 1997 Todos os Nomes y O Conto da Ilha Desconocido. En 1995 me concedieron el Premio Camões y en 1998 el Premio Nobel de Literatura”.
En 2007, se creó la Fundación José Saramago, que asume, entre sus principales objetivos, la defensa y difusión de la literatura contemporánea.
Los libros de Saramago están traducidos al albanés, alemán, árabe, azerbaiyán, bengalí, búlgaro, cantonés, castellano, catalán, checo, coreano, croata, tailandés, tamil y turco entre muchos otros.
CLAVE
Homenaje a José Saramago en la FIL Guadalajara
- Martes 29 de noviembre
- 17:00 a 18:20
- Salón 8, Área Nacional, Expo Guadalajara
- Participan; Laura Restrepo, Paulo José Miranda, Pilar del Río, Marisol Schulz Manaut
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