El escritor y editor italiano Roberto Calasso (Florencia, 1941) falleció en Milán a la edad de 80 años, tras varios años de lucha en contra de una larga enfermedad: considerado de los últimos sabios en el mundo del libro, se convirtió en un referente fundamental no sólo en el ámbito literario, sino incluso editorial.
La importancia de su obra podría contarse desde una temprana aseveración de Leonardo Sciascia, un convencido de que las obras de Calasso “están destinadas a no morir. Calasso es uno de los pocos grandes escritores que tenemos”.
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Nacido en el seno de una familia de la clase alta toscana conectada con grandes intelectuales italianos de la época, de su abuelo materno, Ernesto Codignola, profesor de filosofía en la Universidad de Florencia y fundador de una editorial llamada La Nuova Italia en Florencia, heredó buena parte de su pasión por los libros y por la lectura.
Galardonado con el Premio Formentor de las Letras en 2016, fue autor de títulos como La ruina de Kasch, Las bodas de Cadmo y Harmonía, El rosa Tiepolo, El ardor o La actualidad innombrable, pero también un referente para la creación de editoriales en diversas partes del mundo, sobre todo de habla hispana.
Durante una visita a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, hace ya cinco años, Roberto Calasso hacía una reflexión acerca del mundo editorial contemporáneo, seguro de que, por definición, el mundo editorial es frágil; sin embargo, vive de esa fragilidad, “pero siempre ha sido así, hoy como ayer no hay una gran diferencia, lo que sí es que se ha restringido el área de asuntos que a nosotros nos importan más”.
“Hay una invasión de una gran cantidad de materiales modestos que ocupan espacio en las librerías, pero se prosigue: es un trabajo que tiene una base muy aleatoria, muy frágil”, en palabras del editor italiano, un convencido de que “hacer libros es un arte peligroso”, como señalara en La marca del editor.
Roberto Calasso, el escritor
Como escritor, Calasso solía defender la idea de que sus libros nacían sin estar contemplados; por ejemplo, si pensaba hacer una serie de tres libros de acercamiento al pasado, cuando se daba cuenta ya iba por el octavo, “como que yo mismo hice una cosa opuesta a lo que había imaginado. Lo que sí es que siento que aún tengo cosas que agregar en esta serie y ya trabajo en el noveno de estos libros y como editor nunca he cambiado, siempre he realizado libros con el único criterio que me gusten mucho”.
De su labor se solía decir que Roberto Calasso vivía entre el gran editor, sobre todo como editor de un sello italiano tan prestigioso como Adelphi, una referencia internacional– y “el escritor de enorme cultura y agudeza crítica”.
Apenas en marzo pasado, Anagrama lanzó su más reciente libro en español, El cazador celeste, un viaje por mitos, ritos, constelaciones y poesía, por lo que él mismo llamaba “las formas de comunicación entre lo humano y lo invisible”.
lnb