Desde que anunciaron el cierre, Doris acostumbraba aperturar Otelo entre las 10:00 y 11 horas de la mañana, y ocasionalmente antes de que siquiera su jornada pudiera comenzar con un tranquilo café, el plan se ve opacado comúnmente por una fila de clientes que espera ansiosa zambullirse al interior de la librería con la idea de descubrir que depara la nueva cacería literaria.
El lunes 7 de octubre, la librería anunció vía redes sociales que ya tenían un nuevo local, y pese a que aún continua en Zona Centro de Torreón, Coahuila, generaciones que bucearon entre libros a la suerte de conectar con uno en aquel lugar anterior, no volverán hacerlo tras esas paredes, convirtiéndose en un recuerdo de mejores y nostálgicas épocas literarias.
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Fue con un post en que el 6 de septiembre, la administración de la librería hizo saber a sus "clientes y amigos", que les habían pedido el local, y por tanto el ciclo en esa ubicación tras 12 años estaba por terminar.
"Fue mi esposo, allá por 1989, él, Jaime Martínez Sánchez, quien ya falleció hace 4 años, y su hermano Fernando, fueron lo que comenzaron todo, en ese entonces era otro local por el Teatro Isauro Martínez, ellos cuidaron, atendieron y manejaron la librería con cariño porque al igual que el público sabían lo valioso y el significado del libro usado para un lector", recordó Doris, mientras acomodaba cajas por la clausura.
Pese al desorden por la reubicación, clientes no cedieron
La dependiente contó que el primer reto tras pedirles el local, fue el más estresante, debido a que tenían el tiempo encima y necesitaban conseguir un espacio para poder guardar los miles de libros para posteriormente sacar todos los anaqueles, no obstante pese al desorden por el cambio, resaltó conmovida el aumento en la visita de sus lectores.
"Aun así moviendo todo, y de acá para allá, la gente adentro, algo hermoso, ahí los veías buscando y viendo, aunque estuviera todo desacomodado", contó Doris.
"Diversos e impredecibles", Doris sobre los lectores de su librería Otelo
Pese a las olas de polvo por el empaque de libros, la encargada del lugar relató que para librería Otelo no existe una hora exacta para la afluencia máxima de cliente, todos los días es distinto, pues así como hay filas en la mañana, de pronto en cualquier hora del día pueden tener un lleno total.
"Nombre, y luego en vacaciones, puede que todo el día haya personas, porque nos pasa que vienen personas que son de aquí, pero viven fuera y vienen a platicar, a recordar y claro, a buscar su librito".
Doris contó que en cuanto a clientes, los hay desde platicadores a muy serios, detalló que incluso algunos vienen a desahogarse de sus conflictos, "con todo y que yo estoy queriendo moverme para acomodar, sacudir y acomodar, ellos me platican y pasan horas". También está el otro lado de la moneda, están los clientes que no conversan, se limitan a buscar y simplemente traen el libro.
"Hay de todo, es muy bonito y reconfortante. Cada persona que entra no sabes qué es lo que trae, qué viene pensando. También vienen muchos niños con sus padres".
Tiene clientes que llegan en taxi, debido a su avanzada edad, ya no los dejan manejar
La bibliotecaria dijo que entre las filas de sus clientes, hay unos que llegan en taxi. Ella ha apreciado cómo se estaciona el transporte público afuera de su local, descienden sus clientes y el vehículo los espera mientras seleccionan sus libros.
"Hay otros que vienen en andador, unos en silla de ruedas, y pues la metemos hasta donde más podemos para que escoja sus libros, también hay una niño que es cieguito, de todo llega, es muy curioso, nada detiene a los lectores laguneros", explicó.
David Reyes Vega, su lector más acérrimo
Al cuestionarle sobre un lector incondicional para Otelo, Doris contó de una persona a la que se refiere como David, y destacó que visitaba el lugar desde que era un niño con su abuela cuando la librería inició.
"Él actualmente es maestro de historia, lo conocimos desde pequeño, habrá tenido unos 12 años, venía con su abuela cuando apenas abrimos la librería y hasta la fecha sigue viniendo".
Escritores laguneros reconocidos visitan la librería
Doris contó que entre sus clientes hay algunos que al día de hoy se les ha reconocido por su trayectoria literaria, entre algunos de ellos destacó a Carlos Castañón, Alfredo Rojas, Jaime Muñoz, Daniel Maldonado.
"Ellos también nunca quitan el dedo del renglón, siempre están aquí buscando y explorando entre los anaqueles, y se llevan a veces uno o muchos libros", afirmó.
Amigos se encargaron de la ayuda para dejar el lugar
La trabajadora del lugar explicó que otro de los retos era la movilidad de todos los miles de libros y anaqueles, pero que afortunadamente las amistades facilitaron esa parte.
"Cumplimos con ello porque las amistades de mi hija, nos han extendido la mano para poder sacar adelante el cambio. Al principio no sabíamos a dónde moverlo, pero ellos mismos nos ayudaron con una bodeguita".
"Vamos a asumir nuevos retos": Doris, sobre el legado que su esposo dejó con amor para los laguneros
Asimismo mismo, Doris recordó que alguna vez le comentaron que ir a la librería Otelo es toda una tradición lagunera, algo que le llenó de orgullo escuchar.
"Qué bonito escuchar porque esto no lo hacemos con algún interés ni nada, simplemente me enamoré, porque todo esto lo elaboró, fabricó e inició mi esposo, que ya hace 4 años se nos fue al cielo, y quisiera tenerlo aquí, sé que ya no se puede, pero me queda su librería, y vamos asumir los nuevos retos", finalizó Doris.
La nueva ubicación de la librería
Según informaron vía redes sociales de 'Otelo', el nuevo local se puede encontrar en la calle Treviño entre Morelos y Juárez.
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