Traiciona Louise Glück a sello editorial que la publicaba en español

La poeta estadunidense Louise Glück se quedó este año con el premio grande de la literatura mundial y el dedo mágico de la Academia Sueca puso sus poemas ante la vista de millones.

Su agente se niega a renovar los derechos de autor. (Especial)
Clarín y Patricia Kolesnicov
Madrid /

¿Saben cuándo gana plata un poeta? Yo les digo: nunca. ¿Y si gana el Premio Nobel de Literatura? Ahí puede ser. ¿Y quién gana también en ese caso? Sus editores, claro.

Este es el razonamiento básico, pero puede fallar. Está fallando. La poeta estadunidense Louise Glück se quedó este año con el premio grande de la literatura mundial y el dedo mágico de la Academia Sueca puso sus poemas ante la vista de millones.

Nosotros, en español, los leímos mayormente gracias al trabajo de la editorial Pre-textos, que no se venía llenando de oro con ellos. El 8 de octubre, cuando se conoció la noticia y todo era felicidad, el editor Manuel Borrás, director editorial de Pre-Textos, contaba que hasta ese momento no habían vendido más de 200 ejemplares de la autora: habían publicado siete libros.

Y el día del Nobel, muchos más: en un día les pidieron 700.

Pero las cosas cambian y ahora, cuando fue a renovar derechos, Pre-textos se topó con Andrew Wylie, el más aguerrido agente literario (lo llaman El chacal). Ya no tenían la preferencia para editar, lo pasado pisado, los derechos se vendían al mejor postor y los conminaban a destruir los ejemplares que ya tenían. ¿Había que hacer frente a otras condiciones, pagar más? “Ni nos dieron chance de tanteo”, dice Borrás a Clarín. “Hasta eso se nos negó”.

Borrás no quiere dar muchas más vueltas, pero se lo nota cansado, deprimido con el tema. Habla de “tono intimidante” de la agencia, de asuntos legales. 

¿Sus agentes qué dicen?

La agencia sigue intimidándonos en un lenguaje difícilmente aceptable. Nosotros lo único que queremos es que no se nos obligue a cometer el delito ecológico de destruir unos libros impecablemente editados y con sus contratos.

¿Los nuevos editores tendrían que hacer nuevas traducciones?

Suponemos que hará traducir todo de nuevo y ya veremos cuáles son los resultados habida cuenta que, para ellos, está claro, la literatura es lo de menos.

¿Otras editoriales ya quieren estos libros?

Tratamos con Andrew Wylie, él dice que hay ya un interesado. No sabemos quién, pero se va a cubrir de gloria...