“No ha nacido quien me mande, y almacené mucha furia durante muchos años. Pero me atreví hacer esto, la novela, la terminé, aposté por mí y cambió mi vida”, señaló el escritor Xavier Velasco.
El autor conmemoró los 20 años de Diablo guardián en La Casa Universitaria del Libro de la UNAM (CASUL), donde reconoció que José́ Luis Martínez S., director del suplemento Laberinto, de MILENIO, fue quien creyó en él desde el principio.
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“Él me profesionalizó, de ser un loquito que escribía de rock, me convertí en un tipo que podía hacer una crónica de cualquier cosa y después escribí de antros. Y es el primer culpable de que esto (Diablo Guardián) se hiciera realidad. De hecho, él fue el primero a quien le dije que había ganado el premio”, explicó el autor bajo la mirada de su editor, quien lo miraba con complicidad y orgullo.
El escritor también estuvo acompañado por Guadalupe Alonso, directora de CASUL, un espacio que se vio invadido de sus lectores, viejos y nuevos, que siguen trayendo bajo el brazo Diablo guardián. Solo faltó que Violetta, el personaje protagonista, apareciera en la puerta.
Prostichambas
Pero antes de ser famoso y un gran vendedor de libros, Xavier Velasco confesó que se dedicaba a hacer prostichambas, “campañas de publicidad, guiones corporativos. Cosas terribles, pero soñando que escribiría una novela”.
Así que el día en que le comunicaron que había ganado el Premio Alfaguara, un juez le dijo: “que nunca mi vida volvería a ser la misma y así fue”.
Con su camisa floreada azul y su inseparable sonrisa, Velasco conquistó CASUL, cuyos salones lucieron repletos de sus fans, en su mayoría jóvenes, que escuchaban atentamente a su ídolo literario.
Para José Luis Martínez S., “Diablo guardián es una novela con humor, frases rápidas, música y un ritmo endemoniado”.
Pero, ¿cómo comenzó a escribir una novela tan importante y, sobre todo, muy leída por varias generaciones?
“Llevaba mucho tiempo tratando de escribir Diablo Guardián, la protagonista tuvo varios nombres, escenarios, y un día decidí pedir un préstamo a un amigo en lo que era una estafa, claramente (risas)”, dijo.
El escritor recordó aquella noche en que conoció a una mujer rusa, la inspiración para su personaje: Violetta.
“La chica trabajaba en un centro cultural, el Solid Gold (risas), y a partir de ahí me puse a escribir la novela bajo algunas reglas, como ponerme un sueldo y escribir tres páginas diarias y me dije: ‘no voy a ser prostituto, voy a apostar por mí’ y lo di todo”.
Durante la charla, el escritor recordó a amigos como Carlos Fuentes o Arturo Pérez Reverte a quienes, claro, admira y se los llevó de parranda.
Los secretos de la novela
Xavier Velasco bromeó, contó algunos secretos de su novela, como que algunos acontecimientos tienen que ver con su vida pero, sobre todo, que siempre quiso escribir con ritmo.
“La cosa es que no te bajes de Violetta, de la pasión enfermiza, de la carencia, de la revancha, que no va a parar hasta que estés muerto”.
Lo ha dicho varias veces, la novela casi lo mata, los últimos días se veía muy mal, pero la terminó y ganó el Premio Alfaguara: “Después ya no cabes en el pellejo que eras, la vida te maleó, bien y mal. Cada fracaso es un momento de desafío”.
Hoy, Xavier Velasco dedica su tiempo a escribir una novela negra, un proceso en el que se divierte mucho y pasa tiempo con su esposa y sus cinco perros.
“Aspiro a seguir escribiendo, más rápido y de manera más eficiente”, respondió el escritor al público.
En un momento, el columnista de MILENIO respondió una pregunta que llamó poderosamente su atención: ¿crees que tu Diablo guardián sea tu Pedro Páramo como lo fue para Juan Rulfo?
“No. Uno nunca sabe qué va a ser después. Haré otra que no sé qué va a salir. Lo que siento es que mi libro es como mi Naranja mecánica, un libro de gran suerte. Estoy muy contento con todo lo que ha pasado con Diablo guardián, pero ¡no me des por muerto!".
Finalmente, y a petición de José́ Luis Martínez S., Velasco comenzó a rapear como el diablo que es: tomó el micrófono, azotó las manos en sus libros y se levantó en medio de aplausos para recorrer el salón:
“Sería inútil expulsar este demonio de ti. Soy inmune al exorcismo y no me iré de aquí. Te llevaré a bailar el tango del placer”, y el público le aplaudió, abrazó, se tomó innumerables selfies. Él firmó libros siempre con una sonrisa y envuelto en la locura que siempre lo ha hecho un escritor diferente, alocado y muy talentoso.
hc