Cartas de Viaje, de América Latina a París Su historia con la música fue mera casualidad, destino asegura él sin embargo, Jorge Viladoms de 33 años encontró en ella su verdadera vocación y pasión, ahora no sólo es uno de los mejores pianistas de la República Mexicana, sino también el maestro más joven del Conservatorio de Lausanne, en Suiza y además creó su propia fundación para dar a los niños más necesitados un acercamiento especial con la música y que puedan vivirla desde otra perspectiva.
Jorge Viladoms inició su camino en la música de manera particular, nadie de su familia se dedica a ella y nunca sintió una atracción real, fue hasta los 14 años tras la muerte de su padre que al heredar un piano de cola, sintió un poco de curiosidad.
“Empezó más o menos cuando tenía 15 años, perdí a mi padre cuando tenía 14 por lo que heredamos un piano de cola muy bonito, después de la perdida de mi padre, nos mudamos 5 veces y siempre venía el piano detrás con los muebles y con todos, y nos dijimos o se vende o empieza Jorge a tocar y decidí empezar a tocar”, dijo el pianista en entrevista.
Como una especie de pasatiempo el joven tomó clases de piano y tocaba un poco a la par de sus demás actividades, en ese entonces escribía muchos cuentos y pensó en ser escritor.
“Al principio fue con una maestra como de 80 años en Puebla y era como un juego, tocaba antes de las clases, tal vez quería ser escritor o ingeniero químico, no sabía qué es lo que quería hacer y como a los dos años me fui un año sabático a Suiza para aprender francés”.
Nunca imaginó que este viaje le cambiaría todo el panorama, en Suiza vendía helados para mantenerse y tras saber que un amigo de su hermano estudiaba para tocar el violonchelo en el Conservatorio de Lausanne fue para conocer el sitio.
“Por un amigo de mi hermano que estudiaba para tocar el cello en Suiza llegué al Conservatorio, por azares del destino el decano del Conservatorio de piano estaba ahí, me presenté y me invitó a tocarle algo, toqué así medio improvisado, nada serio, y él fue el que me invitó a quedarme ahí a estudiar y aprender francés”, detalló.
Tras conocer y estudiar un poco, tomó una decisión. “Fue aquí como a los 18 años decidí que quería ser pianista, porque estudiaba muchísimo, antes tenía como lagunas mentales y pensaba muchísimo en lo que quería hacer de mi vida y en Suiza descubrí que mi vocación era ser músico”.
Ahora puso mucho más empeño en adquirir todos los conocimientos, en materia de piano, pues señala hasta ahora es el único instrumento que le llama la atención.
“Estudiaba de 6 a 8 horas diarias, hice una maestría en Zúrich y a los 26 años tuve el puesto del maestro más joven en el Conservatorio de Lausanne, ese lugar que pisé por primera vez a los 18 años sin saber casi nada de música o del idioma, fue raro, no hay músico en mi familia, mi papá fue cirujano, mi mamá ceramista, tengo un hermano ingeniero, y otro arquitecto, todo fue muy nuevo pero estoy muy feliz de la decisión que tomé”.
El pianista señala que a pesar de su inexperiencia y las trabas que se le fueron presentado dentro de su formación además de su dedicación, tuvo un aliado muy importante que le ayudó a aprender y a superar cualquier inconveniente; “La inconciencia, cuando eres inconsciente no te das cuenta de las decisiones que tomas y te pones a trabajar y eso hice, me puse a trabajar como loco a estudiar como loco y estaba totalmente cegado por la pasión que despertó en mí la música y esa ceguedad me dio la fuerza para estar enfrente y pasar esos obstáculos que muchos pasan antes, todos mis colegas empezaron en la música desde muy chicos”, explicó.
El joven es catalogado como uno de los pianistas mexicanos más reconocidos y talentosos de México, ha tocado en grandes foros por todo el mundo, como en Bellas Artes, el Teatro Degollado, en la ONU en Ginebra y en otros países, logros que asegura nunca imaginó, pues nunca pudo idealizar que la música sería su vida.
Fue así que la música cambió su vida por completo y en su necesidad de que más personas, sobre todos niños de bajo recursos tuvieran la oportunidad de conocer la experiencia que es la música se inspiró en el Sistema de Orquestas Infantiles de Venezuela, fundado por José Antonio Abreu para crear un nuevo proyecto de vida; la fundación Crescendo con la Música.
Desde el 2013 se alió con la escuela Centro Educativo La Barranca, en La Coronilla, una de las colonias más vulnerables de La Barranca de Huentitán, Jalisco, para darles clases de música, iniciación musical y canto a 350 niños de entre seis y 15 años con familias disfuncionales y con ello poderles dar el acercamiento y cambiar sus vidas. Además está a punto de abrir otra sede en Durango para apoyar a 450 niños.
“Damos becas con esta fundación a jóvenes en Suiza y también tenemos un proyecto en Kenia, la música se ha vuelto para mí un medio para compartir de manera social y en México se necesita mucho, la música es una herramienta muy poderosa contra la pobreza, la violencia entre otros problemas sociales, la música rompe barreras sociales.
“No queremos crear músicos, esa no es la misión, el objetivo es que conozcan el impacto que la música trae a sus vidas, ser músico es muy difícil es solo darle a los niños las herramientas para que viajen, conozcan, sepan cuestiones como la disciplina, piensen en su futuro y que vivan la experiencia, si hay mucho talento sí los apoyaremos pero ese no es el objetivo”, detalló.
Ahora, Viladoms llegará a Guadalajara acompañado de su colega Lionel Cottet para dar cátedra de su talento y conocimiento en un concierto único y muy especial denominado Cartas de Viaje, de América Latina a París en el que descubrirán las más bellas melodías francesas para violonchelo y piano, así como obras de compositores latinoamericanos que vivieron en la ciudad luz, este miércoles a las 20:30 horas y repite el viernes 22 de junio en la sala Cámara de Palcco.
GPE