El lago de los cisnes es, quizá, una de las obras más representadas a lo largo de la historia, desde su concepción hacia 1875, con la música de Chaikovski como uno de los elementos fundamentales del ballet, cuyas recreaciones han sido un tanto sutiles con el paso de los años.
Pero resulta que el coreógrafo Jean-Christophe Maillot tuvo un encuentro casi metafórico contra la visión romántica del cisne: “un día me acerqué al lago y el cisne empezó a atacarme”.
“Mi ballet consiste en cisnes duros, agresivos, menos románticos. Quiero intentar que el ballet sea más real, más verdadero, aunque de manera coreográfica sea muy difícil lograr eso, al final es lo que intento. No sé si lo logro o no”, dijo el director artístico de Les Ballets de Monte-Carlo, encargado de reinterpretar la tradicional obra para convertirla en LAC, con la que se presentan en el Festival Internacional Cervantino.
“Es más difícil sorprender con la creatividad en un campo tan histórico como la danza, sobre todo en un tiempo en el que la danza ya no tiene códigos, ya no tiene reglas, ni técnicas específicas. La modernidad es muy sutil, no es radical”, comentó el artista previo a la presentación en el Auditorio del Estado.
Para ejemplificar el trabajo que desarrolla en la propuesta dancística, Jean-Christophe Maillot explicó que en la obra el cisne blanco —el papel más importante de la pieza— refleja la diferencia entre el cisne y la mujer, mientras que en las versiones tradicionales esa diferencia no se nota, sobre todo porque han “trabajado de manera más importante sobre la narrativa histórica y el origen de la pieza”.
“El espectáculo es más bien un thriller con mucho suspenso, termina muy mal, con muchos muertos”, aunque se mantiene la música original de Chaikovski, cierta parte tradicional, pero con una mirada un tanto maquiavélica, aseguró.
EL ARTE DE LA RENOVACIÓN
Maillot explicó que la danza académica necesita renovarse cada cierto tiempo, en especial para llegar a públicos más jóvenes, a través de propuestas que no rompan con la tradición y sí mantengan una mirada hacia el futuro.
“En mi opinión, se puede ligar la idea de creatividad y originalidad en un espectáculo de este tipo, aunque mucha gente me dice que no es posible ese enfoque. Les suelo decir: ‘vengan a ver’”, enfatizó el artista previo a su presentación en el Auditorio del Estado.
“La danza académica necesita renovarse cada tanto tiempo, sobre todo en momentos en que debemos alcanzar a los más jóvenes, sin destrozar la tradición en la danza. Tengo una compañía de 45 bailarines, de 22 nacionalidades distintas y para mí es muy importante ofrecerles una coreografía diseñada especialmente para ellos”.
Bajo la presidencia de S. A. R. la Princesa de Hanover, Les Ballets de Monte-Carlo se refundó en 1985 y a los pocos años Maillot se convirtió en su coreógrafo y luego en su director, con lo que ha tratado de darle un nuevo enfoque a sus presentaciones, como lo que busca con LAC, basada en El lago de los cisnes.
“Cuando intentamos acercar a los jóvenes, les decimos ‘esto no es El lago de los cisnes, esto es una renovación’ a fin de atraerlos”.
El coreógrafo mencionó que lograron atraer “a ciertos jóvenes que pensaban que era la versión tradicional y descubrieron otra cosa, que les gustó. Los jóvenes esperaban algo más aburrido, anticuado, pero descubrieron otra cosa que les encantó”.
Jean-Christophe Maillot está convencido de que uno de los objetivos que tiene como coreógrafo, no solo como director artístico de la agrupación, es tratar de hablarle al público que no conoce la danza, “porque quiero llegarle a un mayor número de personas”.
Los miedos y pesadillas infantiles de LAC, la propuesta de Les Ballets de Monte-Carlo, además de su presentación la noche de este jueves, tendrá otras funciones, viernes y sábado, en el Auditorio del Estado, como parte de la edición XLVI del Festival Internacional Cervantino.
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