Desde 1988, año del fallecimiento de Octavio Paz, han continuado apareciendo libros, epistolarios, entrevistas, antologías y, principalmente, ensayos sobre el poeta mexicano. Es natural que un intelectual como Paz siga suscitando reflexiones; su vida y obra representaron un punto de partida de otras similitudes, discrepancias y hallazgos.
En ese mar de publicaciones sobre Paz sería muy fácil perderse. No obstante, Armando González Torres (Ciudad de México, 1964) ofrece al lector las coordenadas esenciales para saber cuáles son esos títulos sobre el Nobel de Literatura, en qué consiste su aporte y cómo podemos agregarlos a la presencia de Paz en las letras mexicanas. González Torres traza la cartografía necesaria, con el olfato y agudeza que le han dado los años que lleva dedicado a frecuentar el ensayo y, específicamente, alrededor de la figura de Paz.
Los signos vitales. Anacronismo y vigencia de Octavio Paz está dividido en tres partes: en “Padres e Hijos” aborda esas reverberaciones alrededor de la poesía y los ensayos de Paz. Podría decirse que es la herencia literaria, lo que el poeta nos dejó. En este apartado, González realiza un ordenamiento y clasificación temática: Paz biográfico, Paz en otras latitudes como Francia y Japón, como editor de revistas importantes en la cultura mexicana: Plural y Vuelta, entre otras facetas.
Luego toca el turno de “Afinidades y querencias”, una serie de duplas: Paz y Sor Juana, Paz y Gimferrer, Paz y Camus.
El último segmento del libro se titula “El poeta y el pugilista”, es donde se hace referencia a las polémicas de Paz con otros intelectuales. “Si Paz tiene una fuerte presencia polémica en la vida mexicana, también adquiere creciente relevancia en el plano cultural internacional, como defensor de un concepto de cultura no instrumental, de una serie de libertades básicas en los países que sufren dictaduras militares y, sobre todo, en los países socialistas, y como militante en la Guerra Fría de las ideas”, reflexiona González Torres.
Se trata de un valioso aporte para continuar la lectura de la obra paciana, acaso interminable, única.
Lo que Octavio Paz nos dejó
Ciudad de México /
LAS MÁS VISTAS